Twin Peaks: ¿What year is this…?

“Through the darkness of future past, the magician longs to see, one chance out between two worlds, fire walk with me!”. David Lynch

Muchos esperábamos con ansias el retorno de Twin Peaks, preguntándonos que habría pasado con Dale Cooper o Annie Blackburn, quienes al final de la segunda temporada fueron los últimos en salir de la llamada “Logia Negra” (Black Lodge). Corrían los años noventa cuando la serie terminó abruptamente, dejando varias dudas sin despejar. Pero qué esperábamos si David Lynch nunca da explicaciones ni cuentas a nadie, desde que empezó a gestar ese oscuro e inquietante mundo en Eraserhead?  En los noventa el director estaba al aire con esta serie al mismo tiempo que Alf y Home Improvement, entre otras series mediocres de la televisión medieval que nos tocó consumir a los treintañeros.

En aquella época todos voltearon a ver a la única serie que era la oveja negra de la familia televisiva CBS. Una serie que planteaba problemáticas muy de moda en la juventud y la cultura norteamericana, y que siguen vigentes. El abuso sexual a manos de familiares, el uso de drogas en los adolescentes y la agitada vida nocturna de aquellos pueblos sólo apacibles en apariencia. De alguna forma, Lynch pudo atenuar todas estas inquietantes realidades a través de lo sobrenatural y lo inexplicable, para tranquilizar más a la audiencia acostumbrada a temas “soft” en la televisión de la última década del siglo XX.

Sheryl Lee, Kyle MacLachlan, James Marshall, Wendy Robie, Everett McGill, Peggy Lipton, Sherilyn Fenn, Dana Ashbrook y Madchen Amick.

Justo después de que muere Leland Palmer, los personajes hacen esta reflexión en la segunda temporada: “¿Qué te tranquiliza más, pensar que un papá estuvo abusando de su hija sin el mayor remordimiento o que él nunca supo lo que hacía porque estaba poseído por un ser sobrenatural?”. Esto le preguntó Dale Cooper a Harry Truman en aquel entonces.

Si bien la serie ya había tendido a lo sobrenatural e inexplicable, situación que fue parodiada por programas como “Los Simpson”, donde vemos a Homero entrar en una versión deformada y exagerada de Twin Peaks o en Saturday Night Live, cuando miramos a Mike Meyers imitando al enano de la “Logia Negra” esto llegó a niveles insostenibles provocando que Lynch perdiera interés por la serie. Fue entonces que vimos un argumento cada vez más flojo orientado a lo policiaco de Frost, con los tintes telenovelescos de los diversos directores de la serie y aderezado con las parafernalias surrealistas al estilo Lynch.  Todo esto fue lo que hizo que CBS llegara a la decisión de poner fin a este híbrido que no llevaba ya a ninguna parte.

Por dar algo de decoro a la situación, David Lynch decidió dar fin a la serie por su propia mano, dirigiendo el último capítulo de la segunda temporada y dejando mil interrogantes – como hace en todas sus películas-. Pero esta vez, como la serie fue un engendro compartido, le permitió a Mark Frost publicar su libro “La historia secreta de Twin Peaks”. Publicación que, de alguna forma, dio un poco de tranquilidad a los fans aunque no resolvió nada y tampoco aportó datos trascendentales más allá de dar capital importancia a un personaje de orden muy menor y fugaz en la serie original.

Entonces, cuando llegó la temporada tres, Twin Peaks: El regreso, seguíamos con la ilusión de que podríamos -por fin- saber qué sucedió con Cooper y el misterio que encerraba la “Logia Negra”. Grave error. Los personajes han evolucionado, justo como se menciona en la segunda temporada: “cuando me vuelvas a ver ya no seré yo”, señalaba El Brazo, quien era un hombre pequeño y que en la tercera temporada aparece como una especie de rama con cerebro. 

Cuando vi los dos primeros episodios de la nueva temporada, enseguida pensé “esto es el colmo y un abuso de poder por parte de David Lynch”, demeritando completamente la serie. Sin embargo, mientras iba avanzando la trama donde el Mayor Briggs tomó una relevancia que ya se veía venir desde la segunda temporada, entendí el punto de Lynch. Es como si nos dijera: Si ya saben cómo soy, para qué me invitan.

Entre las novedades, encontramos varios personajes como la agente Tammy Preston, quien tendrá un papel determinante en “La historia secreta de Twin Peaks” de Mark Frost, pues ella estará realizando, al término de la tercera temporada, una investigación sobre Twin Peaks a petición de su superior, Gordon Cole. Esto según lo que apuntan los expertos en la historia ya que, con la desaparición de Cooper, Cole accede a entregar un extenso dossier a la agente para que investigue más sobre el trabajo de campo del desaparecido agente.

Laura Dern

Una de las grandes revelaciones para los espectadores fue también poder ponerle rostro a Diane, quien en las primeras dos temporadas es la receptora de todos los informes grabados por Dale Cooper. Grande es nuestra sorpresa al ver que este personaje es interpretado por Laura Dern, una de las musas más emblemáticas de Lynch. Y es que este personaje agrega una tensión increíble al desarrollo de los siguientes capítulos desde su aparición y su desenlace justo al final de la serie.

Sin lugar a dudas, el personaje más entrañable de la temporada tres es Dougie Jones, el esposo de la media hermana de Diane, Janey–E (interpretada por Naomi Watts. Sin embargo, Dougie no es otro que Dale Cooper, quien ha terminado en la tierra con los circuitos bien dañados luego de realizar una travesía interdimensional. La candidez de Dougie se gana el corazón de todos los que interactúan con él. Dougie es un agente Cooper en reposo indefinido que a lo largo de la tercera temporada nos hace pensar que nunca más volveremos a ver al agente especial del FBI.

Janey-E y Dougie Jones

La tercera temporada también nos trajo una de las piezas de arte contemporáneo más hermosas de los últimos tiempos, el emblemático episodio 8 -ojo porque este es un número muy importante en el momento en el que Cooper y Philip Jeffries (David Bowie) se vuelven a encontrar luego de no verse desde 1989 cuando éste les revela el nombre de Judy, quien sólo es mencionada en Fire Walk With Me (1992), la precuela de Twin Peaks.

El episodio 8 se presenta como la revelación del origen de “El Holandés” esa vieja estación gasolinera que tiene una tienda de abarrotes y sobre la cual hay un local donde se reúnen los seres que han estado con Bob: la Sra. Tremond, su nieto y el mismo Bob, autor de la muerte de Laura Palmer. The Flying Dutchman es protagonista de una leyenda muy extendida alrededor del mundo. Según la tradición, es un barco que no pudo volver a puerto, condenado a vagar para siempre por los océanos del mundo.

El actor holandés Carel Struycken interpreta al Gigante/Fireman

El nombre de “El Holandés” se nos revela a través de la plática que tienen Ray y el doble malvado del agente Cooper, cuando éste regresa para vengarse de su intento de homicidio justo en el capítulo 8 a manos de Ray. El doble le pregunta en dónde está Philip Jeffries y Ray le dice que en El Holandés. Esta es la estación de gasolina que vemos en el capítulo 8, que es donde se nos revela el origen de todos estos seres que han habitado a lo largo no sólo de Twin Peaks, sino de toda la filmografía del cineasta de Montana, E.U. Justo después de la aparición de Nine Inch Nails en el Road House, vemos la cuenta regresiva de la primera prueba de la bomba de hidrógeno en White Sands, Nuevo México. Es ahí donde parte todo…

La propuesta visual de Lynch nos sugiere que, a raíz de la explosión, las miles de partículas subatómicas provocan el movimiento de frecuencias que no estaban enlazadas con nuestra realidad hasta ese momento. Es hasta que la bomba explota cuando mueve frecuencias que dan como resultado la apertura de una serie de portales en el espacio-tiempo que sirven de entrada a seres que de ahora en adelante estarán habitando la tierra y se mezclarán con otras entidades que ya llevan más tiempo en la tierra, como los seres del bosque en el pequeño puebo de Twin Peaks, Washington.

Es el nacimiento -en nuestra dimensión- de “The Zone”, ese vórtex al que tuvo acceso Bill Hastings y en donde tuvo la oportunidad de comunicarse con el Mayor Garland Briggs. En esa dimensión está aquel ser que echa a andar la maquinaria que da forma a la realidad de Eraserhead, ahí están Bob y los personajes del Holandés. Pero también el Fireman, a quien también se le conoce como aquel gigante o ser alto de la segunda temporada que ayuda a Cooper a resolver el homicidio de Laura Palmer.

Desde ese momento nos queda claro el papel importante que juega la electricidad en la filmografía de Lynch, como conductora de energía y también como una especie de llave de portales dimensionales; es por ello que la luz parpadea en todas sus películas o hay existencia de rayos. De ella dependen muchas cosas, soluciones o verdaderos problemas. “Now is dark” dice Frank Booth, el personaje que interpreta magistralmente Dennis Hopper, en Blue Velvet, quien está en una de esas casas de seguridad donde Lynch siempre sitúa a personajes enigmáticos, que podemos adivinar provienen de esos vórtices interdimensionales, justo como en el primer capítulo de la tercera temporada de Twin Peaks, cuando el doble malvado de Cooper va en busca de Ray y Darya.

Es la electricidad la que permite el regreso del agente Cooper a la tierra, después de estar atrapado en la “Logia Negra” por espacio de 25 años. Es esa energía la que le regresa su memoria a Cooper después de provocarse un coma de manera involuntaria. Esto casi al final de la serie, donde claramente vemos que todo esto ha sido un sueño, ya que por arte de magia, Cooper regresa con todas sus facultades además de que todos los personajes con una luz angelical y con un aire de serie feliz de los noventa se ponen a su disposición para llegar a resolver todas las dificultades que ya nos tienen en tensión en el pueblo de Twin Peaks.

Si se fijan, la música cuando Cooper está hablando con Bushnell Mullins en el hospital y hasta el término de ese capítulo, es el tema típico del Twin Peaks del café y las donas, aquel leit motiv de Angelo Badalamenti que tanto nos gusta. Allí nos ponemos contentos y decimos “qué bien, ¡Cooper regresó! ¡Qué felicidad!”. Por si fuera poco, incluso hay un tipo de superhéroe en la comisaría esperándolo para combatir al Cooper malo y a Bob.

Mike, el hombre de un sólo brazo

Pero todo esto es una ilusión, en realidad Cooper no logró escapar de aquella dimensión gris y oscura: sigue en Judy, que no es una persona, sino una dimensión paralela y gris, como el pueblo de Deer Meadow, el lugar donde asesinaron a Teresa Banks y en donde desapareció el agente especial Chet Desmond. De alguna manera, nuestra nostalgia por las décadas pasadas nos hizo pensar -ingenuos como éramos en esas épocas- que tendríamos un final donde Cooper y Diane triunfarían.

Showtime y Netflix pensaron que con tanta serie extravagante que hay en la actualidad el trabajo de este cineasta sería algo normal y cien por ciento consumible por la audiencia. Pero no. Lynch nos volvió a sacar de esa zona de confort del mundo de la televisión donde todo sucede muy rápido y es hasta previsible. Por ello, Mike, el hombre de un sólo brazo, le dice a Cooper “¿es este el futuro o el pasado?”. Al final, la serie nos confronta y nos cuestiona, “¿qué año es este?”, sugiriendo que no habrá un final feliz y concluyente. Como bien dice Frank Booth: “Now is dark”, ahora está oscuro…

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