La Planetaria Liga de Fábulas Extraordinarias

Tenemos una relación extraña con nuestra ficción. A veces tememos que nos esté dominando, otras veces rogamos para que nos domine. En ocasiones queremos ver cómo es por dentro.

Planetary de Warren Ellis

Los narradores siempre se han basado en lo creado por quienes lo precedieron al combinar, apropiarse y reinterpretar personajes, motivos, tropos y referencias que ya estaban ahí, en el cajón de recursos de la cultura. Antes de que Marvel se atreviera en 2012, casi parecía inconcebible que personajes que habían protagonizado diferentes películas pudieran hacer equipo en una nueva, pero Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo ya habían compartido créditos en 1944. Nada nuevo: quizá la primera versión de los Vengadores hayan sido los Argonautas, un súper equipo de héroes griegos (que incluía a Jasón, Pólux, Cástor, Orfeo, Néstor y el mismo Hércules) en una misión para encontrar el Vellocino de oro.

Por supuesto, Star Wars debe gran parte de su éxito a que George Lucas supo identificar los elementos más atractivos de todo relato mítico, mezclándolos con inspiraciones provenientes del pulp, las películas de samuráis y el cine de vaqueros, presentándolo en un envase futurista acorde a las necesidades y deseos de una nueva generación. Décadas antes, J.R.R. Tolkien hizo lo propio con la literatura épica medieval y la mitología. Pero vamos más lejos, hasta Virgilio quien con su comprensión profunda sobre qué era lo que había hecho tan grandiosos a los relatos de Homero, tomó lo mejor de La Iliada y La Odisea y creó algo nuevo, acorde a su tiempo (que ocho siglos de diferencia no son poca cosa).

Algunos autores decidieron tomar no sólo los personajes y sus obras, sino analizarlos a profundidad, evidenciando sus debilidades y contradicciones, poniéndolos a prueba en diferentes circunstancias, identificando el contexto histórico y social del que surgieron, desromantizando el mundo ficticio que había sido creado para ellos confrontándolos con otras realidades.

En Don Quijote de la Mancha, que bien se puede leer como la parodia-homenaje de un fanboy a un género que evidentemente le apasionaba, Cervantes deconstruye muchos de los elementos de las novelas de caballería, desde sus ideales más nobles hasta sus clichés más encantadoramente ridículos y, por supuesto, los somete a prueba colocándolos en la España real de su tiempo. Y como lo haría su contraparte William Shakespeare, Cervantes camina por el fascinante terreno de la metaficcionalidad, atrayendo la atención de sus lectores hacia la obra de ficción misma como un ente sumamente extraño y obligándoles a reflexionar sobre la forma en que se relacionan lo real y lo imaginario.

Entonces, todo esto de armar obras narrativas con elementos del pasado y destazar inmisericordemente aquello que más amamos (porque hacerlo con lo que nos desagrada no tiene mucho mérito) no es nuevo. Lo que es novedoso es el enfoque de esa deconstrucción: la cultura pop desde la cultura pop misma. Obras seminales como Watchmen (1986-87) de Alan Moore y Dave Gibbons lo hicieron en su momento por el género de superhéroes, pero quiero hablar sobre tres cómics que ejemplifican a la perfección cuando la cultura pop se mira a sí misma:
League of Extarodinary GentlemenEn primer lugar -del mismo Alan Moore, ahora haciendo mancuerna con Kevin O’Neill- tenemos The League of Extraordinary Gentlemen (La liga de caballeros extraordinarios), que empezó a publicarse en 1999 y ya cuenta con tres volúmenes, una trilogía spin-off y un tomo especial. La idea original que dio inicio al proyecto era hacer una Liga de la Justicia de la Era Victoriana, en la que en vez de superhéroes los protagonistas fueran personajes de novelas de aventuras y fantasía clásicas de la época. Así, tenemos un equipo formado por Mina Murray (Drácula de Bram Stoker), Allan Quatermain (Las minas del rey Salomón de H. Ridder Haggard), el Capitán Nemo (Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne), el Dr. Jeckyll y su contraparte el Sr. Hyde (El extraño caso del Dr. Jeckyll y el Sr. Hyde de Robert Louis Stevenson) y Howley Griffin (El hombre invisible de H.G. Wells).

En su primera aventura, esta pandilla de inadaptados es reclutada por Campion Bond (el abuelo de James Bond, creado por Ian Fleming), para cumplir una misión para el MI6. Sin quererlo, se ven atrapados en una guerra criminal entre el profesor James Moriarty (de las historias de Sherlock Holmes, por Arthur Conan Doyle) y el doctor Fu Manchú (El insidioso Dr. Fu Manchú de Sax Rohmer). En el segundo volumen, nuestros héroes tienen que enfrentarse a una invasión extraterrestre (La guerra de los mundos, H.G. Wells).

Conforme el proyecto evolucionó se convirtió en algo mucho más ambicioso. Moore pasó de referenciar sólo la literatura victoriana a llenar cada rincón de su obra con elementos tomados de casi cualquier obra de ficción imaginable (algunas veces, muy poco conocidas). Los cómics incluyen desde menciones a la obra de Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges a los pulps y los penny dreadfuls, de Stephen King hasta Harry Potter, de series clásicas de la TV británica al cine expresionista alemán. Moore crea un mundo en el que prácticamente toda la ficción existe.

Incluso la historia del mundo es vuelta a contar con los símbolos de la ficción: en vez de Isabel, tenemos a la reina Gloriana (del poema épico de Edmund Spenser) y en vez de Hitler está Adenoid Hynkle (El gran dictador de Charles Chaplin), mientras que por unos años después de la Segunda Guerra Mundial Inglaterra fue gobernada por el Gran Hermano (1984 de George Orwell). En cada volumen se expande el reparto, la geografía y la historia de este mundo extraordinario.

Nuestra segunda parada es Planetary de Warren Ellis y John Cassaday. Empezó a publicarse como serie regular en 1999 y culminó diez años más tarde con un total de 27 números. Nuestros protagonistas son cuatro humanos con súper poderes: Elijah Snow, Jakita Wagner, Ambrose Chase y The Drummer, los principales miembros de una organización secreta llamada Planetary, avocada a descubrir la historia secreta del siglo XX. Ellos son los arqueólogos de lo imposible, pues lo que van descubriendo es que, bajo las apariencias, el mundo es un lugar muy extraño. Hoy pueden encontrar el cadáver de Godzilla en una isla japonesa; mañana será descubrir la base secreta de una liga de superhéroes extinta a principios de siglo o el laboratorio del doctor Frankenstein.

Cada caso investigado por Planetary proviene directamente de la cultura pop del siglo XX: los libros pulp de los 30, la ciencia ficción de los 50, la literatura psicodélica de los 70, los cómics alternativos de los 80 y desde luego, los cómics de superhéroes de todas las épocas. Lo que une estas disímiles aventuras es una vasta conspiración orquestada por Los Cuatro, una versión perversa de los Cuatro Fantásticos, cuyo objetivo es mantener ocultas las maravillas del mundo para beneficiarse de ellas. De hecho, cada uno de nuestros héroes es en apariencia y poderes el polo opuesto de uno de los Cuatro Fantásticos.

Planetary OmnibusDado que la mayoría de los personajes a los que hace referencia este cómic son propiedad intelectual de alguien más, aparecen disfrazados bajo otros nombres y con apariencias ligeramente distintas, que sin embargo dejan ver quiénes se supone que son. Algunos otros son amalgamas de dos o más personajes (por ejemplo, John Stone es una fusión de James Bond y Nick Fury). Unos cuantos, como Sherlock Holmes, mantienen su identidad original.

Finalmente tenemos Fables de Bill Willingham y Lan Medina, que se publicó entre 2002 y 2015, alcanzando 150 números. La premisa del cómic es en principio sencilla: los personajes de fábulas, cuentos de hadas, canciones de cuna y relatos folklóricos han tenido que huir de sus tierras para refugiarse en el mundo real, porque un enemigo conocido sólo como el Emperador o el Adversario, las ha ido conquistando una a una.

Estos seres se han refugiado en el mundo real por siglos, vagando de un lugar a otro, hasta asentarse en Nueva York. Los personajes humanos, o que pueden pasar por humanos, viven en un edificio en la Gran Manzana, mientras que los animales, monstruos, enanos, gigantes y demás se ocultan en una Granja en el interior del estado.

Nuestros protagonistas son Blanca Nieves, Rosa Roja, el Lobo Feroz (quien tiene la habilidad de transformarse en humano a voluntad), el Príncipe Azul, Pinocho, el Niño Azul, la Bella, la Bestia, Cenicienta, el Príncipe Sapo y Frau Tottenkinder (la bruja de Hansel y Grettel), pero prácticamente todos los personajes de cuento de hadas aparecen aquí o son mencionados. El cómic no sólo retoma los relatos folklóricos como los recogidos por los hermanos Grimm, sino clásicos de la literatura infantil como Alicia en el País de las Maravillas y El libro de la selva, los cuentos de Las mil y una noches, y mitos y leyendas de todo el mundo, desde el Rey Arturo y Robin Hood hasta la mitología eslava.

Además, conforme las conquistas del Emperador se extienden hacia todo el campo de la ficción, aparecen personajes que son encarnaciones de recursos narrativos (Deus Ex Machina) o de géneros enteros (ciencia ficción). Por si fuera poco, el mundo real es hogar de criaturas como el Conde Drácula y el Monstruo de Frankenstein.

Pero, ¿de qué nos hablan estos tres cómics? En verdad su objetivo no es simplemente poner a todos esos personajes juntos por el puro gusto de verlos interactuar, enfrentarse o hacer equipo (que es la intención cuando dos o más superhéroes de cómic comercial se encuentran). Lo que los autores hacen aquí es un ejercicio de deconstrucción y metaficción, como los que ejemplificábamos al principio.

Lo primero que se nota al aproximarse a estos cómics es que los personajes no son tal cual aparecen en sus respectivas obras, sino que los autores los humanizan, los llenan de las debilidades y defectos más humanos, de neurosis y manías, de obsesiones y temores; exploran sus aspectos pocos conocidos, en particular su sexualidad (en The League of Extraordinary Gentlemen hay muchísima violencia sexual). Las situaciones a las que se enfrentan son fantásticas y grandilocuentes, pero los autores procuran que sus reacciones sean realistas. ¿Cómo respondería un ser humano real a esto? O, por el contrario, los someten a conflictos por los que pasan las personas en el mundo real, ¿cómo afectaría un dilema moral de este tipo a un personaje así?

Alan Moore incluso acentúa lo peor de sus personajes: la misantropía de Nemo o las inseguridades de Quatermain. Uno de los puntos que más trata de resaltar en The League of Extraordinary Gentlemen es que las adaptaciones modernas de los personajes clásicos siempre se maquillan para ajustarlos a los nuevos gustos, pues si se presentaran ahora tal cual eran originalmente no serían tan populares. Él los transporta con todo y los prejuicios de su época, enfatizando rasgos como la misoginia y el racismo decimonónicos. El James Bond de Fleming sería considerado en nuestros tiempos un violador psicópata y Moore lo retrata tal cual, convirtiéndolo en el villano de una de la historias.

De hecho, en los tres cómics nos enfrentamos a versiones más cínicas y oscuras, hasta deprimentes, de los personajes con los que crecimos. Y aunque en todos está claro quiénes son los héroes a los que debemos apoyar (con excepción de eventuales traidores) y los villanos cuya derrota final anhelamos, queda mucho espacio para la ambigüedad moral, y muy a menudo nuestros héroes pueden ser tan crueles o tan fríos como los enemigos a los que combaten.

Uno de los aspectos más chocantes de Fables es precisamente ver a los personajes que poblaron las historias de nuestra infancia retratados a menudo como dementes, sádicos o depravados. Los que eran héroes en los cuentos de hadas pueden ser horrendos villanos aquí, o viceversa, dependiendo de las circunstancias. Son comunes comparaciones expresas entre las auténticas fábulas y sus versiones diluidas y romantizadas, tal como se les conoce en el mundo real.

FablesLas tres obras exploran la relación de la ficción con la sociedad que las produce. En Planetary, la historia de cada década es contada a través de sus productos de cultura pop más representativos. Así, Ellis nos está dando una lección de historia real a través de la historia ficticia. Los 80, por ejemplo, son una época oscura y pesimista, del conservadurismo cuasi fascista de Thatcher y Reagan, todo lo cual se ve reflejado en los sombríos personajes de Vertigo Comics, como la Cosa del Pantano, Sandman o Constantine, que aparecen en un número dedicado a ello.

En el primer número vemos a un grupo de héroes pulp (Doc Savage, Tarzán, La Sombra y Fu Manchú, entre otros) ser masacrados por un remedo de la Liga de la Justicia, representando cómo el género de superhéroes reemplazó a las historias clásicas de aventureros a principios del siglo. De hecho, ése es uno de los temas principales del cómic: la forma en que Los Cuatro han acaparado para ellos mismos todas las extrañas maravillas del mundo es un reflejo de cómo la ficción superheroica fue expandiéndose década tras década hasta suplantar las muy variadas y ricas tradiciones de la cultura pop (lo cual podemos ver hoy en día hasta en el cine y la televisión).

Moore hace lo propio con The League of Extraordinary Gentlemen, cuyos dos primeros volúmenes exploran el imperialismo británico y las contradicciones de la sociedad decimonónica. Uno de los temas recurrentes es que Gran Bretaña siempre ha tenido problemas para distinguir a sus héroes de sus monstruos. No se refiere sólo a monstruos literales como el Hombre Invisible o el Sr. Hyde, a quienes tenemos del lado de los buenos, sino incluso a personajes como Allan Quatermain que, mal que bien, es el arquetipo de gran cazador blanco colonialista. Esto es llevado a sus máximas consecuencias con James Bond en los volúmenes siguientes.

El tercero, por cierto, está dedicado al siglo XX y hace una crítica feroz a lo que, desde el punto de vista de Moore, representa la decadencia de la cultura a finales del milenio, una era de banalidad en la que el pop ya sólo se fagocita a sí mismo, refundiendo una y otra vez los mismos elementos sin profundizar ni aportar nada nuevo (el trato que le da a Harry Potter no es nada halagüeño). Y si creen que los lamentos de Moore son exagerados, sepan que próximamente tendremos una película basada en el videojuego Tetris.

Con Fables, Willingham hace críticas duras a la sociedad contemporánea, sin tener tapujos a la hora de expresar abiertamente su ideología de republicano conservador. Frau Tottenkinder, por ejemplo, en el mundo real ya no necesita matar niños, pues obtiene su poder de las clínicas de abortos. El rechazo a los impuestos y a un gobierno demasiado grande es recurrente a lo largo del cómic, como lo son las comparaciones, veladas o expresas, entre la situación de las fábulas en el exilio y el derecho del Estado de Israel a existir y defenderse de sus enemigos por los medios que sean necesarios.

No supongo que haya sido el objetivo de los creadores, pero me parece interesante dibujar un paralelismo entre las conquistas del Emperador y lo que ha estado haciendo Disney. La compañía de Mickey Mouse no sólo se apropió de los cuentos de hadas hasta lograr que hoy sus versiones sean más conocidas que las originales, sino que se ha expandido hasta adquirir Marvel Comics y Star Wars, además de poseer canales de TV y disqueras. Es como si Disney quisiera ser el Emperador de toda la ficción. De cierta forma hasta se apropió de Fables al producir la serie Once Upon a Time, que tiene una premisa muy similar.

En fin, mucho más se podría decir, como para armar una tesis de cada uno de estos cómics. En el fondo, lo que importa es que The League of Extraordinary Gentlemen, Planetary y Fables tratan sobre cómo nos relacionamos con nuestra ficción, sobre lo importantes que son estas historias que sabemos que no son ciertas y que no podrían serlo, de la forma en que los mitos creados por nosotros mismos nos hacen ver en ellos nuestros propios reflejos. En conjunto nos muestran las inquietudes de esta época, un tiempo en el que hemos vuelto la mirada hacia nuestro bagaje cultural, lo que creamos y consumimos en décadas pasadas, para observar quiénes somos.

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1 Comment

  1. says: Laura gonzález

    Una excelente descripción de nuestro mundo actual y su relación con la fantasía de los comics. Muy bien documentado. Mis felicitaciones a Miguel Angel esperando por sus próximas publicaciones

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