Paco Marín cumple 50 años de carrera en el teatro Peón Contreras.
Fotos: Asunción Cabrera
¿Por qué hablarle? ¿Por qué mirarla? ¡Ay, va a suceder una desgracia!
–Oscar Wilde
Medio siglo en el teatro cumplió Paco Marín en el Peón Contreras, y vaya manera de celebrarlo: dirigiendo el montaje de “Salomé”, de Oscar Wilde, en el máximo recinto cultural de Yucatán en tres funciones los días 11, 14 y el 16 de mayo. La breve temporada finalizó el pasado jueves 16 ante un público que inundó de aplausos el viejo teatro estilo italiano al finalizar la representación. La obra es toda una rareza ya que no es tan popular como la ópera de Richard Strauss, derivada del texto original de Wilde publicado en 1891, quien siendo irlandés la escribió en francés y no en inglés como uno podría pensar.
Como dato curioso, se la dedicó a su amigo Pierre Loüys; en el estreno en París fue asistido por Marcel Schwob y el programa de mano fue diseñado por Toulouse-Lautrec . Tantos escritores y artistas que coincidieron en su tiempo tan sólo para reelaborar este mito propio del Nuevo Testamento y del evangelio apócrifo de Flavio Josefo (eso sin mencionar a muchísimos pintores que retomaron la historia de Salomé como tema).
Por cierto, en México existe una popular traducción de Tomás Segovia que ha sido utilizada para numerosos montajes. En esta ocasión, Paco Marín funge también como traductor, lo cual se nota en la sensibilidad poética y en la enunciación de los diálogos. Pero comencemos por el principio…
La penumbra de la sala se resquebrajó con la luz de las antorchas portadas por los soldados que, acompañados de Narraboth, joven príncipe sirio y el paje de Herodías, vaticinan la tragedia bíblica por todos conocida. Asumiendo posiciones con tintes homoeróticos y cercanas a la danza contemporánea, estos dieron paso a la joven princesa de Judea: la sensual Salomé. El drama, más cercano a la poesía lírica que a la dramaturgia teatral, nos cuenta esta historia donde el deseo, la pasión y los caprichos del poder enmarcan el desenlace del profeta Iokanaan (Juan el Bautista).
La escenografía, compuesta por cortinas y cubos de madera que conformaron una especie de terraza escalonada, fue más que suficiente para que el drama aconteciera. Salomé, prendada del profeta mantenido en cautiverio por el tetrarca Herodes Antipas, le pide un beso pero ésta es rechazada. Para él, sólo existe la castidad y el amor por aquel que habrá de venir, el hijo de Dios, el hijo del hombre. Este humillante desaire precipita el desenlace, en el cual ella pierde su dignidad y donde el otro perderá la cabeza, todo a cambio de una danza de los siete velos pletórica de lujuria y ansias de venganza, tanto por su honor como el de su madre, Herodías.
Este drama en un solo acto resultó en una puesta sobria y elegante. La disposición espacial y el trazo escénico se notaron cuidadosamente desplegados. Es de resaltar la iluminación y el diseño sonoro, así como el vestuario, ya que en su conjunto nos remitió a una búsqueda estética cercana a los claroscuros de Caravaggio, pues incluso el personaje de Herodes con su corona de flores me recordó al cuadro El joven Baco. Lo anterior no es casualidad, ya que este magnífico pintor también tiene su propia versión de Salomé que pende en el museo del Palacio Real de Madrid.
El ensamble actoral fue muestra de equilibrio entre actores experimentados como Miguel Ángel Canto y Laura Zubieta, y talentos emergentes como el de Bertha Alicia Gutiérrez y Erik Manzo, quienes sobre las tablas nos entregaron en bandeja de plata un teatro de singular belleza pictórica. A pesar de su breve temporada, el montaje de la compañía “Caballo azul” tiene calidad y aspiraciones de altos vuelos. Ojalá que con el apoyo de alguna institución cultural se vuelva a representar pronto. ¡Albricias…!
*Una versión acotada de este texto apareció en Novedades Yucatán el sábado 18 de mayo de 2019.
Elenco:
Salomé – Bertha Alicia Gutiérrez
Narraboth – Erik Manzo
Paje – Alfonso Espinosa
Soldados/Judíos – Jancarlo Areu, Bruno García
Herodes Antipas – Miguel Ángel Canto
Herodías – Laura Zubieta
Naaman el verdugo – Adrián Galvara
Iokanaán – Fabián Sosa
Equipo Creativo y técnico:
Coreografía – Ligia Aguilar
Música – Erik Baqueiro
Efectos especiales – Rafael Salazar
Vestuario – Nixma Eljure
Dirección y traducción – Paco Marín
Autor – Oscar Wilde