Los enredos anticlimáticos de “Dark”, temporada final

La serie alemana producida por Netflix finaliza en su 3ra temporada.

Voy a comenzar esta reseña con una confesión: nunca me emocionó Dark. Entiendo lo bien estructurado de sus guiones, su muy cuidado formalismo y la obsesión por ir creando una mitología propia. Pero a pesar de ello, ese exceso en los cuidados en las formas provocaba que –desde mi punto de vista– la serie careciera de emoción. Era tanto el deseo de apartarse de los tradicionales vericuetos emocionales propios de muchas de las series más exitosas que existen actualmente (particularmente las norteamericanas), que lo que provocaba era una total ausencia de los mismos.

Sin embargo, asumo que eso puede ser sumamente atractivo para muchas personas; es decir, que el intento por marcar diferencia de ese modo generaba la idea de que se estaba ante algo especial, algo diferente. Admito que la idea de los viajes en el tiempo a través de los llamados agujeros de gusano, resultaba sumamente atractiva. Sin ser ningún experto en física, me parece que las hipótesis de la serie sobre la forma de desplazarse entre el pasado y el futuro tienen un buen sustento en muchas de las conjeturas que la ciencia se ha planteado para intentar explicar tal posibilidad.

Son pocos los productos audiovisuales que relacionan su ficción con elementos científicos discutidos por quienes realizan investigación, por quienes tratan de desentrañar los secretos más oscuros del universo. Ese precisamente era un buen punto de partida para Dark: encontrar la luz en la oscuridad a través de una explicación científica. Los personajes se embarcaban en ello a partir, insisto, de guiones muy bien escritos en los cuales lo que importaba no era lo que los protagonistas sintieran, sino lo que era trascendente es el objetivo final: evitar el fin del mundo, de un solo mundo.

¿Qué pasó después? Ese objetivo primordial fue haciéndose a un lado para dar paso a tramas que debieron quedarse en el subtexto y no adquirir el protagonismo que al final obtuvieron. Para los guionistas fue mucho más importante tejer una serie de extraordinarias y rebuscadas relaciones genealógicas, cuya raíz estaba en los saltos temporales, que en la persecución del objetivo planteado en un principio: el viaje en el tiempo para prevenir al apocalipsis.

Lo anterior se fue haciendo más importante durante la segunda temporada, manipulando así a toda la audiencia, una audiencia que prefirió “confundirse” con los vericuetos familiares y que olvidó al génesis mitológico planteado con mucho éxito en la temporada anterior. Dark comenzaba su tránsito para traicionarse a sí misma y terminar siendo una serie más con un final sumamente común.

Si no han visto la tercera temporada, a continuación, hago una advertencia:

Aquí vienen algunos spoilers…

            Centrar la resolución en la pareja de Jonas y Martha hizo que lo anterior fuera aún más evidente. Si bien es cierto que tomaron al mito de Adán y Eva como punto de partida para la narración de esta historia, ésta se distorsionó porque en realidad lo importante comenzó a ser las ligas sentimentales que ambos personajes desarrollaron entre sí, para que al final lo importante no sólo fuera que salvaron al mundo, sino que lo hicieran no a través de un hecho relacionado con la ciencia necesaria para viajar en el tiempo o la que impediría el accidente nuclear que provocó el Apocalipsis, sino que tenían que hacerlo con base en el amor que ambos se manifestaban y que no podía romperse porque algo parecido al destino había marcado que así sería.

Tanto rollo, tanto enredo, para que a la postre fuera una resolución sumamente convencional la que terminara por definir el futuro de un mundo que apareció mágicamente para ser salvado, con algo tan sencillo como impedir un accidente automovilístico. Ello provocó que las resoluciones del resto de los personajes fueran completamente intrascendentes. Muchos terminaron con prisas en un atrabancado y poco detallista penúltimo capítulo, en finales demasiado abruptos para arcos de transformación que se habían trabajado con cierta paciencia, con algún lujo de detalle.

Creo que Dark es una de esas series que prefieren ir por el camino seguro con el objetivo de que su epílogo no moleste a nadie. Los creadores prefirieron un final obvio y fácil a uno en el que se corriera el riesgo de no contentar a la mayoría de los fanáticos, siendo lo más predecible que dos amantes acabaran sacrificándose a sí mismos por un bien mayor, incluso por salvar a un mundo que no tenía nada que ver con ellos, un mundo al que nunca pertenecieron. Una pena.

 

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