Cuando me pidieron escribir una reseña de “Camino A Casa” (2016), la tercera producción de In Vitro Music Lab -cuarteto al que sigo desde su concepción-, acepté -mas no sin cierta reticencia-, porque: ¿cómo se puede describir el trabajo de una banda que define y redefine su estilo, ya no digamos en cada disco, sino en cada canción? Y sin embargo, pese a la diversidad de géneros, matices y estados de ánimo, en esta nueva entrega hay continuidad con lo ofrecido en sus dos trabajos previos, pues no podemos soslayar que 14 años de trayectoria dejan su impronta en el sonido característico de la banda formada por Rodrigo Tovar, Germán Muñoz, Gabriel Moreno y Jorge Cervera Ramírez.
La primera pieza, composición instrumental que da título al disco, sugiere viaje, cambio, mutación: inicia con un heroico “riff” de guitarra -debidamente respaldado por un sólido bajo y una batería tartamudeante-, para finalizar con una tensa aunque calmada coda de piano, sentando las bases para lo que escucharemos posteriormente. “Luces Rojas” es un buen ejemplo de la manera en que el cuarteto juega con varios géneros en una misma canción: blues y rock con cierto sabor a reggae y ritmos afroantillanos, que sirven de trasfondo para que Gabriel Moreno -guitarrista, cantante y multi-instrumentista- cante y expulse, con una voz potente y afinada, una historia urbana cuyas letras se encuentran llenas de añoranza en lo que el tema se desarrolla hacia su trágico final.
Luego, en “La Cumbia Del Vampiro”, la banda muestra una faceta prácticamente inédita en su discografía previa: la del humor. Sólo dos cosas puedo agregar con respecto a esta canción: que debe ser escuchada para sacar conclusiones propias y que, en mi opinión, es una muestra de que el humor y la inteligencia no necesariamente están peleados.
El siguiente track, “El Abismo”, es una hermosa paradoja musical ya que por un lado, la letra es obscura y melancólica; pero al mismo tiempo, la música es luminosa y llena de esperanza. Definitivamente es una maravilla que no debe ser ignorada, al igual que “Persecución”, otra composición instrumental llena de contrastes, gracias a su inquietante “riff” principal y una batería llena de “groove”, donde se mezcla eficazmente el Hard Rock de los setenta con el rock progresivo. En esta pista Jorge Cervera -baterista de la banda- hace una gran labor en los tambores.
“Barquito” rompe con todo lo escuchado hasta ahora: una mezcla de pop con bossa nova y rock. María Moctezuma -invitada para cantar este rola- lleva la voz principal, y su interpretación resalta aún más debido a la letra sencilla y francamente bella de esta canción. Le sigue Rodrigo Tovar -voz, teclado y percusiones varias-, quien interpreta “Descapotable” y transmite de manera más que aceptable, la energía y la actitud despreocupada del corte más festivo del disco. “Perros Del Hambre” se acerca al subgénero del rock conocido como Nü-Metal, pero con guitarras procesadas cercanas a la música electrónica. Germán Muñoz, bajista de la banda -y en ocasiones vocalista-, rapea con soltura una letra inconformista y llena de rabia, dándole una energía muy especial a esta pieza.
Desde la primera vez que escuché “Sueño De Muerte” -hace tres años ya-, me atrapó: se trata de un bajeo hipnótico y sencillo que establece su base en una guitarra “slide”, sirviendo de banda sonora perfecta para hacer introspección, para buscar respuestas y hallar más preguntas. Sin embago, tras “Sueño De Muerte” llega a manera de contrapunto “Vivir”, una composición guitarrera, la cual derrocha energía positiva y vitalismo existencial. Sin duda es una de las canciones más dinámicas del disco, y a mi parecer, de las más gratas sorpresas de toda la producción. Ya quiero oírla en vivo.
A continuación, se escucha la que ciertamente es una de mis preferidas, la instrumental “Desierto En Llamas”: guitarras afiladas, percusiones tribales, cánticos arábigos y una sección rítmica enérgica y salvaje, constituyen los ingredientes de esta joya de breve duración. Particularmente, me parece que logran atmósferas cercanas a Jane’s Addiction, lo cual me hace sentir especial predilección por ella. “Sálvenos” es una de las piezas más parecidas a lo ofrecido en los dos discos anteriores: consiste en un texto recitado por Rodrigo Tovar, con guitarras procesadas, “riffs” cercanos al Heavy Metal y voces guturales cortesía de Germán, que nos golpean en la cara como un descarnado y crudo cuestionamiento a la religión.
“Cuando el semen tocó su piel”, es una composición cuya letra -evidentemente erótica-, crea atmósferas entre hipnóticas y enfermizas, en parte gracias a las guitarras saturadas de efectos. Sus matices la llenan de una riqueza sonora, con lo cual va ganando encanto en el escucha. Con “Desiertos” llegamos al final de este viaje auditivo: una guitarra llena de sentimiento bluesero sirve como única instrumentación para una voz hipnótica que cierra de manera más que brillante un disco que, más que ser reseñado, merece ser escuchado -en directo si es posible- para disfrutarlo en plenitud.
El 1 y 22 de octubre se presentará en vivo, para más información del evento da click en la imagen: