Ignoro cómo se llame el #3. Cuando llegué a Guadalajara me lo presentaron solamente así, como un número natural, el dígito perfecto en la cultura medieval cristiana o el cuarto término de la sucesión de Fibonacci, esa numeración infinita de cifras originales, ahí, dentro de ese espiral, se pierde el #3. Llegó hasta a mí a través del cigarrillo, el humo espeso de la marihuana montado en una patineta, y un léxico interminable; esas ganas de enumerar y descifrar la existencia: la historia del arte, su semejanza con los cetáceos y la destrucción del capitalismo tardío, filtrado todo por el tamiz del pop, el pop que nos lo da todo.
Esa obcecación en el #3 me recuerda a la misma fascinación enfermiza de Felipe Jesús Consalvos en el “Art Brut” o el arte marginal, a Madge Gill por su inocencia, a Adolf Wölfli por las habituales obsesiones esquizoides: los ojos, las caras y su abigarrado barroquismo; pero sobre todo a Paul Gosch, por su pasión por decorar profusamente objetos, entre ellos, una colección de billetes antiguos. Conversar con el #3 es meter baza en el desequilibrio, en el pasado y los conductos de la diversas tuberías en la patraña del arte. De su boca emergen artistas como Beüys, Warhol, Basquiat, Martha Pacheco, Rammellzee, Kandinsky, Matthew Barney y Piranesi.
Charlé con el #3 una noche de sábado, una de tantas en que “los tontos se mordían los dientes”, en una plaza que ya no rememoro, pues de esa ciudad no me llega ni el recuerdo. Nos sentamos en una banca —hogar de algún homelees repolludo— sobre un vómito rancio, ciclópeo, pestilente. Hasta nuestros oídos llegaban riffs y gritos de un Punk enérgico que salían de no sé qué bar, y ambos, vertidos en una bocanada espesa, conversamos durante varios minutos, mismos que nos parecieron una eternidad en el hombro de Orión. Al terminar, la tierra aún ocupaba su tercer lugar en el Sistema Solar.
¿Por qué el número tres?
El #3 hace referencia al planeta Tierra, ya que respecto al Sol su posición es el número 3. Es un proyecto que sucede en la tierra y, por ende, lleva la coordenada del mismo. Después empecé a seguir al número en mi vida, como un patrón que me gusta observar en las cosas. Me gustan las cosas que tienen ese dígito, y de alguna manera, me hace sentir que voy por la ruta correcta.
¿Cómo defines tu trabajo?
De alguna manera podría llegar a ser multidisciplinario, pero tampoco se sale de los tres conceptos gráficos del arte: el dibujo, la escultura y la pintura. En esos medios, ya sea en sus formas combinadas, son en los que me desenvuelvo. Realmente multidisciplinario, en un sentido muy cabrón, es decir, que yo haga teatro, no. Yo diría que un artista multidisciplinario sería un artista visual, de ahí pueden venir un montón de representaciones, técnicas o matéricas.
¿Cuáles son los materiales que utilizas?
Los bolígrafos. Los bolígrafos de oficina que todo mundo conoce, hay varias marcas. Puntas de tungsteno. Me gusta un chingo el trazo de esas madres, son baratos, son accesibles, fáciles de transportar. Siento que resolvieron los problemas del escritor, del poeta, del dibujante bien en corto. Dieron un instrumento que es efectivo. Ese es el material con el que me gusta trabajar. Rayas sobre un montón de cosas, ¿no? Puedes rayar sobre billetes, cartas de naipes, papel en general. Casi toda la obra que hago con bolígrafo es en papel, aunque el metal también me llama la atención. Mi material predilecto sería la pluma y el papel, lo más básico, lo que no cuesta, lo que está disponible para todos, se me hace muy potente eso.
El material más extraño con el que has trabajado.
Tickets. Es lo más extraño en que yo he intentado dibujar, porque se supone que no es un soporte para dibujarse. He intervenido otras cosas, pero es más por curiosidad, como por ejemplo, los billetes; en tickets siento yo que quizá sea lo más raro. Ya de materiales de escultura he intentado trabajar con basura, que mucha gente lo ha hecho y realmente es muy anómalo, son formas ya determinadas y es una onda como de ensamblaje, más aún así, lo que yo trato es de tomar materiales que no sean tan anormales y hacer cosas no tan convencionales.
La intervención de imágenes o lo que sería en la literatura un palimpsesto, grabar nuevamente. ¿cuál sería la imagen que más te gustaría transgredir?
Los billetes. Yo siento que rayar un billete, aparte de ser un acto destructivo, crea un concepto de que realmente no tiene valor alguno, es lo más subversivo sobre lo que yo podría dibujar, porque es aquella única cosa que el humano trata de mantener intacta, ya que le permite su supervivencia; entonces, cuando te dan un billete, en lo menos que piensas es en destruirlo, sino cambiarlo por bienes. A la hora de hacer eso, he tenido choques de percepción, de decir esto no es nada ¿no? Me he interesado mucho en eso últimamente. Me gustaría intervenir por otra parte el Guernica, pero a lo mejor estaría chido planear una intervención, decirle a alguien como Martha Pacheco que lo intervenga y a lo mejor ser yo el que comanda esa acción. Me gustaría más que el hecho de directamente intervenir; porque hay personas de las que también me emocionan sus imágenes. He trabajado el collage y creo que funcionaría mejor para mí eso, poder escoger un artista que intervenga la obra de alguien, y sería una combinación, a lo mejor.
¿Cuáles son tus influencias?
El pop nos da todo, es un género muy potente; tú hablabas de Jean-Michel, su ideología de llegar a menos personas impacta en menos personas, en ese caso, influenciado por Basquiat, por sus raíces como la portada de Rammellzee, ese hip-hop básico, como de concepto, por decirlo así, como el que maneja Rammellzee, de estar en personaje, me influencia mucho. También yo agarraba un pseudónimo en mis visuales, considerar al arte como un arma, pues también me influencia. Aunque también artistas que no tendrían nada que ver con lo moderno y lo contemporáneo, como por ejemplo Piranesi, a mí me ha influenciado sabrosísimo, güey, en la manera en que él trabaja la línea y el espacio imaginario ¿no? Cómo él puede, a través de líneas, idear espacios que no existen. También Kandinsky en su libro ‘Punto y Línea sobre el Plano’, explica muchas cosas con las que yo estoy de acuerdo con el dibujo. Artistas como punks y que tú muy bien conoces, portadas de punk que ni siquiera sé el autor, esa estética me ha llegado un chingo, todo lo que es relativo a la música; también la imagen de la música Trap me llega como un recurso visual para hablar de lo que no me gusta del capitalismo tardío. Influenciado por toda la historia del arte. También Matthew Barney tiene cosas que me han influenciado, la ideología de Beuys de que el arte debe ser docencia, también eso lo tengo siempre en mente. A veces yo podría hasta combinar dos cosas que no se llevan, a lo mejor una ideología medio warholiana con una pieza que contradiga el mismo pop, porque se puede trabajar con eso a la hora de hacer intertextos, collages. Yo más bien estoy influenciado por toda persona que haya creado y que ese trabajo ha sido registrado en la humanidad, y ya más fuertemente, digamos, espiritualmente, el Arte Arcaico, todos los productos colectivos, cuando el arte no tiene autores, cuando eran los estilos más aborígenes, eso me influenció en el aspecto visual.
Color.
Tengo un chingo de colores favoritos, pero sí hay uno principalmente que me ondea usar que es el turquesa. El turquesa tiene una vibración muy particular, que me hace sentir bien, aunque suena un poco raro, cuando una pieza de pintura no me gusta tanto cómo está quedando, comienzo a utilizar el turquesa y como que le da un equilibrio, eso me gusta.
¿Cuál quitarías del Pantone?
El rojo. Demasiado agresivo para mí.
Los Oxxos serían estéticos.
(Risas) A lo mejor la realidad si no tuviera rojo, sería como la Atlántida, como submarino.
Epitafio.
Humano. Es lo más honesto qué decir a la hora que mueres, es el motivo de tu muerte, por eso se murió, y segundo, pues no te deja ver como un héroe o como un bato culero. Todos somos esas dos cosas, todos somos un güey que de repente se está medio pasando de lanza, y luego a veces ayudamos a gente que no lo necesita y chingamos a gente que sí, los humanos estamos en constante contradicción. Un epitafio se me hace como bien raro, porque es muy definitivo. Si mi tumba estuviera grafiteada, eso me haría sentir muy bien, porque fue devorada por la sociedad, aunque fuera por niños de primaria.
Visitas guiadas a la tumba del #3.
Un rollo neta de apropiación, de que la gente se sintiera en necesidad de darle a ese soporte. Hubo un tiempo en que coleccionaba imágenes de Google sobre tumbas de famosos, y de cómo habían sido intervenidas por los mismos fans a través del tiempo, es bien loco cómo se apropian del monumento fúnebre de una manera total. Que te intervengan tu tumba dice mucho, ese sería el mejor epitafio.
¿Qué escuchas en el #3?
Tengo un trip con los cetáceos, sonaría como un cetáceo, o al menos así suenan mis dibujos. Hubo un tiempo en que tenía un sonido como de insecto, pero ahora es una cosa como de acuático, es algo muy instintivo de las experiencias del DMT o algo así, ese sería el sonido.
¿Cuál es la recomendación para los emergentes?
Que les valiera madres. Ese es el problema esencial del artista social en el capitalismo tardío, que es muy maleable a las opiniones de lo que su obra significa monetariamente para una élite. Entonces yo les recomendaría, si existe un emergente que no se haya traicionado, no dejar de hacer lo que tú piensas, porque muchas veces tú estás trabajando y dices “voy a hacer esto y quizá me vaya mejor”, yo creo que no, te va a ir bien, solamente te va a ir bien haciendo lo que piensas ¿no? De cualquier otra manera, te va a ir mal en otro sentido. Si hay un artista emergente que está pensando en pedir algún apoyo institucional y está corrigiendo su documento para que quede ad hoc a lo que quieren los directivos, pues a él le recomendaría que no lo haga (risas).
¿En dónde podemos encontrar tu obra?
Principalmente en Facebook, por ahí me pueden encontrar y pueden adquirir lo que vayan viendo. También tengo un Instagram donde subo exclusivamente lo de los billetes intervenidos, lo que quiero lograr con este medio es un punto en que la gente se de cuenta de lo que significa esa red social, un rollo muy, muy elitista, y yo lo que quiero tratar es de meter un símbolo ahí que contradiga ese elitismo. Tratar de mantener un diálogo con esos seguidores. Pero si lo que quieren es adquirir obra mía, lo mejor es buscarme en Facebook, directamente. Mi Facebook es un poco raro a veces, la verdad, tiene imágenes de cosas que encuentro, que me van gustando y lo trato de manejar un poco como un archivo. Ahí me pueden encontrar como #3.