…con puros ritmos latinos, sabor y algarabía directo desde los Países Bajos, pues la holandesa Maite Hontelé, se presentó el jueves por la noche en dicho recinto, como parte de la cartelera de Mérida, Capital Americana de la Cultura. La delgada y guapa rubia -una virtuosa de la trompeta- se hizo acompañar de 7 músicos latinoamericanos, de países como Colombia y Cuba, que con guitarra, congas, bajo eléctrico, teclado, huiro y percusiones, inundó el máximo escenario de la capital yucateca.
Antes de que se pregunten cómo una holandesa acabó tocando sones, boleros, salsa y cumbia, ella misma se encargó de aclararlo. Desde niña escuchaba la colección de discos con música tropical de su padre, por lo que a temprana edad se aprendió los clásicos del género, profesando un amor irremediable por esos ritmos que nos son tan propios. Eso la llevó a estudiar la trompeta en el conservatorio de Rotterdam y a mudarse a Colombia donde formó su propia banda en 2010. Lo demás, como dicen, es historia.
De hecho, lo más sorprendente no es su propia historia personal ni su trayectoria, que incluye estar de gira con Rubén Blades y Oscar D´León, sino que obrara el prodigio de poner a bailar a la estirada concurrencia meridana, que para variar, vistió sus mejores galas para un concierto de música enteramente popular. Y así, enjoyadas, entaconadas y emperifolladas, giraron con sus respectivos acompañantes, incluso pisando a otros o a punto de rodar por los escalones de madera.
Nada detuvo la fiesta tropical que Maite y su grupo supieron ofrecer al público que, reticente al principio, ante una señal de ella lo mismo se pusieron de pie, aplaudieron y cantaron a coro. Pocas veces se ha visto tal reacción y tal entrega de la audiencia yucateca en el teatro que es la casa de la Orquesta Sinfónica de Yucatán. Y es que a holandesa supo transmitir su candor y empatía hacia la gente, incluso bajando del escenario en un par de ocasiones para tocar entre las hileras de asientos que, sin dar crédito, la miraban anonadados.
Que yo recuerde, la última vez que vi algo semejante ahí fue en el apoteósico concierto de Izaline Calister, el miércoles 26 de octubre de 2005, cuando la cantante antillana (residente en Holanda), convirtió las butacas y el foso en una pista de baile, en un histórico espectáculo que llenó a reventar el edificio. Similares transcurrieron las acciones antier, con la agravante de que había muchos lugares vacíos, siendo que se había anunciado que los boletos estaban agotados. Una situación que ya se ha hecho costumbre en el festival encabezado por Erica Millet Corona.