Una entrevista con la directora escénica Cinthia Arrebola.
“Salas de urgencia”, un proyecto encabezado por la directora teatral Cinthia Arrebola y el dramaturgo Alfonso Cárcamo, tiene como objetivo que las audiencias presentes en espacios cotidianos (salas, oficinas, restaurantes, terrazas) participen mediante la crítica, en la construcción y el mejoramiento de sus obras teatrales. La finalidad -destaca Cinthia en entrevista- es la creación de público y hacerle entender al espectador que nos importa su opinión. El cierre de la primera emisión será el 24 de junio en la Casa de la Cultura a las 7 pm.
En los sesenta, el dramaturgo mexicano Rodolfo Usigli escribió que “un pueblo sin teatro es un pueblo sin verdad”. Cuarenta años después, bajo un escenario cultural plagado de películas creadas con afanes mercantiles, la verdad del teatro como un elemento para nutrir a la sociedad se difumina por el desinterés de las audiencias o por las tendencias plásticas que propicia el mercantilismo. Por ello, Cinthia Arrebola, directora de escena yucateca y Alfonso Cárcamo, coordinador general del proyecto “Salas de Urgencias” (proyecto beneficiado por el Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales FONCA), buscan gestar un público en Mérida ensayando sus obras en espacios imprevistos, donde fomentan la participación crítica de la audiencia.
MP: ¿Cómo inicia el proyecto Sala de Urgencias?
CA: De manera formal surge en el 2008, porque al comienzo fue sólo entre amigos. Una vez, ensayando en una sala, nos pusimos a reflexionar sobre el papel del espectador en relación al teatro. ¿Qué pasa con el espectador? Uno llega y le muestra el producto terminado, ya como un hecho escénico, sin saber si es lo que quiere el público, si es lo que le gusta. Con esa base nos propusimos romper el proscenio, hacer un círculo crítico previo al montaje final. Así surgió el proyecto: una chica invitó a sus vecinos a la sala donde ensayábamos, estos a sus amigos mientras les dice: “Habrá una lectura de una obra de teatro”. Entonces se hace la lectura de la obra frente a esa gente y se les exhorta a opinar. Luego ese mismo público, esa misma audiencia invitada, nos dice: ¿Podemos llevar la obra a mi casa? Y lo empezamos a hacer como un proceso constructivo, hasta que alguien dijo: “Oigan, esto puede funcionar como un proyecto”. Desde entonces se ha desarrollado en diferentes estados de la república, incluso en Buenos Aires, Argentina. Ahora nos tocó aquí en Mérida.
MP: En cuanto a la dirección de las obras, ¿siempre son los mismos?
CA: No, los textos cambian y los directores también. Depende de cada emisión. Incluso hemos tenidos grupos de danza que funcionan bajo el mismo formato. Nosotros, sea teatro o danza, nos exponemos a la opinión de la audiencia. Igual el público va variando. Por ejemplo: la gente que fue a la primera intervención en una casa en el sur de la ciudad de Mérida, eran principalmente mayores de sesenta años. Solamente había una chica de veinte años, que estudia derecho y acompañaba a su abuela. Eso hizo super rico el asunto porque cuando dimos una primera lectura del texto, una primera vuelta, les preguntamos qué opinaban sobre esto (en este caso una obra destinada a jóvenes audiencias titulada “Escúchame”) y una maestra empezó a opinar sobre las brechas generacionales y otras cuestiones que nosotros no habíamos considerado. Nos dijimos “Sí, sí, esto puede funcionar, esto puede ir por acá”. A su vez, la chica que acompañaba a su abuela nos hizo recomendaciones para el argumento en términos jurídicos y fue nutritivo, muy interesante.
MP: ¿Ya tuvieron una segunda intervención?
CA: Sí, la segunda fue en Casa Mexilio, un hotel boutique que está sobre la 68. Ahí sólo había una chica y el resto de la audiencia eran hombres. Así va variando el punto de vista y cómo nos vamos ajustando al criterio de los espectadores. Al final, invitamos a todos a que asistan al cierre el 24 de junio en la Casa de la Cultura a las 7 pm.
MP: ¿Qué se presentará el 24 de junio?
CA: Únicamente es el cierre de la primera emisión (son dos emisiones en Mérida) con un acercamiento a todos los comentarios que recibiremos en las intervenciones que haremos del 5 al 19 de junio. Vamos a estar en más casas, cafés, bares y otros espacios que surjan. En sí, tenemos del 20 al 23 para hacer acuerdos, incorporar los comentarios (todos para la obra “Escúchame”, de Alfonso Cárcamo). En esta primera emisión en Yucatán no vamos a montar la obra completa. Va a ser un primer acercamiento. Ya en la segunda vuelta, que será de septiembre a octubre, haremos un proceso de montaje y se presentará la obra en su totalidad.
MP: ¿Quiénes más integran el proyecto?
CA: Alfonso Cárcamo es el director artístico y general y el dramaturgo en esta ocasión. Yo en la dirección escénica. Los actores con los que estamos trabajando para esta emisión son Jahir Zapata y Marysol Ochoa, y las chicas que están encargadas de redes y gestión son Rosa Marquez y Selene Medina. Un equipo de seis. Todos damos en un coche.
MP: Para terminar, ¿cómo se dio el vínculo entre el proyecto de Alfonso y la Ciudad de Mérida?
CA: Alfonso invitó al “Círculo Teatro” (que es mi compañía, creada desde el 2008) a participar con la suya “Seres comunes” para crear una audiencia en conjunto. Conozco a Alfonso de manera personal en el 2015, en ese entonces yo recibí la beca del PECDA por un proyecto teatral. La obra que propuse fue una obra suya llamada “Sara y el silencio”, cuyo texto conocí en 2008 gracias a Antonio Rojas; en ese momento yo estaba en la Ciudad de México y trabajaba con el maestro José Solé y Antonio era uno de los actores. Leí el texto y pensé: “esta obra la tengo que montar algún día”. En mis primeros años después de la carrera me dediqué a dirigir teatro para niños: “Sara y el silencio” fue mi primera obra para otro tipo de público. Alfonso Cárcamo vino al estreno y desde entonces somos amigos y colaboradores. Hemos trabajado varios proyectos a la distancia.