Nacido el 4 de enero de 1960, este argelino que no conoció a su padre (muerto en la batalla del Marne), fue levantado por su madre que se deslomó haciendo oficio en las casas ajenas. Pudo estudiar –con beca- la carrera de filosofía, pero una tuberculosis que le perdonó la vida lo obligó a dejar los estudios. Trabajaba de lo que fuera pero pronto se dedicó al teatro, con tantos matices sociales que acabó por sumarse al partido comunista, que abandonó años después por el tufillo a dictadura que despedía.
Hizo sus pinitos como periodista y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial se metió en la Resistencia dirigiendo Combat, un periódico de armas tomar. En plena guerra publicó “El Extranjero”, una novela existencialista que lo llevó a la fama, donde muestra a un sujeto incapaz de participar en las pasiones de los hombres y que vive su desgracia desde la más absoluta indiferencia; la misma, según Camus, que marca la naturaleza y el mundo. Vinieron después sus ácidas polémicas con Jean Paul Sartre y su premio Nobel en 1957, hasta que a los 46 años agarró mal una curva y se mató (junto a Michel Gallimard, sobrino del mitico editor francés) en un accidente automovilístico alrededor de las montañas de Francia.
¡Au revoir, Monsieur Camus!