3 mitos y realidades de la crítica teatral en México.
Debido a una gran cantidad de comentarios que he leído y recibido a lo largo de varios años como crítico teatral he decidido publicar una serie de reflexiones que, espero, promuevan el diálogo y cambien ciertos paradigmas sobre la profesión que ejerzo con tanto orgullo. Quiero que este sea un primer paso hacia una verdadera comunión entre creadores escénicos y los críticos, un lugar donde entre todos logremos llenar el mayor número posible de butacas. Cambiemos el discurso…
Mito 1: Los críticos van al teatro gratis.
Realidad: Los críticos vamos al teatro a trabajar.
Ocupar una butaca implica una responsabilidad que se asume con absoluta seriedad. Durante la función se toman notas, escritas o mentales. Asimismo, se analizan al mismo tiempo la búsqueda y pretensión de los creadores, la dramaturgia, la propuesta de dirección, las actuaciones, elementos técnicos y las reacciones del público, entre otros muchos elementos.
Claro, también se disfruta de la puesta en escena. Tras la función, me toma un promedio de 3 a 4 horas escribir una crítica como mínimo. En mi caso particular, tengo que revisar fotos, transcribir notas, investigar sobre la obra, analizar, a veces hablar con los creativos, llevar las ideas al teclado, editar, poner todo en la página web y luego publicarlo.
Los críticos no vamos al teatro gratis.
Mito 2: Los críticos son teatreros frustrados que nunca pudieron desarrollar una carrera como actores, directores o dramaturgos.
Realidad: Los críticos elegimos nuestra profesión, no es una alternativa ante una carrera frustrada en otra área.
Como muchos miembros de la comunidad teatral, los críticos pueden y han explorado diferentes caminos dentro del quehacer escénico. La misma Olga Harmony incursionó en la dramaturgia, como muchos otros reconocidos críticos. Otros han tenido buenas carreras como directores y actores. La crítica es un camino más para explorar. Por otro lado, muchos críticos nunca han tenido actividades teatrales siendo que su desarrollo profesional es dentro del ámbito periodístico.
En mi caso, Soy Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con especialización en dramaturgia. He escrito varias obras de teatro, algunas han visto el escenario. Eso no me hace ni mejor ni peor crítico. También he sido productor y actor (hace muchos años). Mi carrera como crítico empezó en 1997. Desde que inicié Entretenia he leído varios libros sobre crítica teatral contemporánea y he tenido la fortuna de tomar algunos cursos al respecto. Mi decisión de ser crítico es eso, una decisión. Es un honor ser crítico, no es con lo que me conformo.
Los críticos no somos teatreros frustrados.
Mito 3: El trabajo de un crítico teatral consiste en ir a ver lo que está mal en una puesta en escena y denunciarlo.
Realidad: El trabajo de un crítico teatral consiste en ir a ver una puesta en escena con una mirada analítica, conocedora y, principalmente, amorosa.
Su principal objetivo es dilucidar si la búsqueda de los creadores se ha cumplido o no sobre el escenario. A partir de eso, ofrece sus conclusiones, reflexiones, cuestionamientos y, sí, incluso su opinión personal con respecto al montaje. El crítico no es un juez que va a decidir si una obra es buena o mala. No emite juicios de valor. No se trata de mover un pulgar hacia arriba o hacia abajo. Eso sería un acto reductivo que desmerece por completo las múltiples capas que conforman una obra de teatro.
Independientemente de si los resultados encontrados son afortunadas o desfavorables, el crítico siempre debe llegar a puntos de discusión y reflexión. A partir de ello escribir desde un lugar constructivo, libre de hipérbole o de ego, sustentado y explicado, uno que apoya y no que se deleita en encontrar el mejor adjetivo para denostar el trabajo de alguien más. En mi caso particular, elijo no malgastar mi energía en escribir una crítica negativa. Prefiero no escribir nada o lo mínimo indispensable.
El trabajo de un crítico teatral NO consiste en ir a ver lo que está mal en una puesta en escena y denunciarlo.
Continuará…