Carlos Velázquez: El tortugo del arenal

Una entrevista hacia el norte, o lo que es lo mismo, muy arriba…

No necesita presentaciones, está en todas las librerías, los conciertos, las lecturas, presentaciones en cárceles, tabernas, cantinas y tribunales. Reside en la mentada lengua de todos los intelectuales mexicanos habidos y por haber, músicos, bartenders, drogadictos, fans de Morrissey, Nick Cave, Tom Waits y The Ramones. Hijo de un luchador, amo y dueño de todos los dealers del mundo, en esta conversación con “la bestia de las letras mexicanas”, nos confirma por qué es más violento que Hemingway, más boxeador que Marvin Hagler y mucho más vertiginoso que Alain Bernard.

Carlos Velázquez, nacido en Coahuila en 1978 y autor de hits como Cuco Sánchez Blues (La Fragua, 2004), La Biblia vaquera (Editorial CONACULTA, 2008 /Sexto Piso, 2011 /Restless Books, 2016), La marrana negra de la literatura rosa (Sexto Piso, 2010), y El karma de vivir en el norte (Sexto Piso, 2013) nos contesta una entrevista desarrapada en donde desampara a todo lector a ras de lona, con singular gancho al hígado y uppercut zafio:

 ¿De dónde proviene tu gusto por la música y la literatura?

Cuando era morro, como a los catorce años me juntaba en las canchas a jugar basquetbol toda la madrugada. Y siempre teníamos una grabadora con Pearl Jam o Nirvana. Todo mi dinero lo gastaba en pilas y en anfetaminas para mantenerme despierto. No me interesaba nada más, sólo la música. Casi no asistía a la escuela. A mí la literatura no me gusta.Carlos-Velázquez

No te gusta, pero claro que te influye… En ese sentido, ¿qué representó para ti “La pesca de la trucha en América” de Richard Brautigan?

Mientras escribía La Biblia Vaquera buscaba un modelo narrativo distinto a los que había planteado la cuentística latinoamericana. Tras El perseguidor de Cortázar y El inmortal de Borges siento que la estructura del cuento se estancó. Sólo La velocidad de las cosas de Fresán me parece que proponía nuevas maneras de edificar un relato. Los elementos que yo necesitaba para escribir La Biblia Vaquera los obtuve de Brautigan, del libro Matando enanos a garrotazos de Laiseca y de Inventando que sueño, de José Agustín.

No me queda duda de que, aunque no te guste, eres un lector nato. Según Kiko Amat, las cuatro grandes novelas carcelarias son: “Papillon” de Henri Charrière, “En el patio” de Malcom Braly, “La fábrica de animales” de Edward Bunker y “Pura lluvia que cae” de Don Carpenter. Para ti, ¿cuáles son las mejores?

No conozco todas esas novelas. Sólo la de Carpenter. Pero podría agregar las que para mí son dos grandes novelas carcelarias: La canción del verdugo de Norman Mailer. Que si bien no es la narración en primera persona de un preso, retrata como nadie la miseria humana producto de la experiencia carcelaria. Mailer alcanza niveles dostoievskianos. Creo que si existe un escritor de la segunda mitad del siglo XX que pueda ser comparado con Dostoievski es Mailer. Y la otra, es Memorias del subsuelo, del mismo Dostoievski.

Ya que hablamos de tus lecturas e influencias, ¿qué cronistas te inspiraron al momento de escribir “El Karma de vivir al Norte”?

Huesos en el desierto de Sergio González Rodríguez. Su lectura tuvo la culpa de que yo escribiera ese libro. Por supuesto que el mío no le llega ni a los talones, pero me parecía que podía ayudar a confeccionar ese gran retrato del norte que inició Sergio. Y por supuesto la lectura de Hunter S. Thompson y Tom Wolfe. En la actualidad ya no hace falta estudiar periodismo, con leer a esos basta.El-karma-de-vivir-al-norte

Otra de tus aficiones fuera de lo literario es el deporte e, incluso, has declarado que entrenaste boxeando: ¿a qué escritor mexicano no tendrías empacho de romperle la cara?

No entrené box para pelearme. De hecho, al contrario, buscaba desahogarme. Pero resultó contraproducente: me ponía más agresivo. Ya lo dejé, ahora nado. Me gustaría pegarle a mucha gente: Jorge Volpi, Julián Herbert, Mauricio Montiel, Chairicio Mejía Madrid, Sergio Téllez-Pons… La lista es larga. Aclaro, me gustaría. No dije que los voy a madrear. En general me gusta pegarle a la gente. Sean escritores o no.

No sólo te gusta pegarle a la gente, también tienes punch en el mundo editorial. ¿Cómo llegó hasta ti Restless Books para proponerte la traducción de “La Biblia vaquera” (The cowboy bible)?

Ese fue un enjuague de mi editor Diego Rabasa. Ese cabrón es mi Pepe Grillo emocional. Es una luz infinita que siempre me va a guiar.

***

Carlos está lo mismo en las faldas y pantaletas de niñas acomodadas que en las de rebeldes chicas banda. Un punk desquiciado, añejado por el buen vino y las malas compañías, curtido por las circunstancias más inverosímiles, las vías del tren, los estadios de fútbol, los campales festivales de música, bastiones y fuegos cruzados, así como en la noche y en la literatura que nunca termina de convencerlo. Pronto se va haciendo evidente que es un punk consumado de los que ya no existen, de los que nos confirman que el punk está vivo, vivito y coleando, me cago en Dios si no es cierto.

Chema Arreola tenía la intención (junto con Los Dorados) de realizar el score de “La Biblia vaquera”, pero al parecer, no llegó a concretarse. ¿Sabes por qué?

No.

Algunos de los títulos de tus libros y crónicas llevan nombres de canciones, ¿de dónde proviene esto, de José Agustín?

Mi querido Pepetín fue una gran influencia en mis años de formación. Y es el responsable en gran medida de que mi literatura sea pop. Cuando abrí por primera vez Se está haciendo tarde (final en la laguna) y vi que el epígrafe era una rola de los Beatles sentí lo mismo que la primera vez que me metí LSD.biblia-vaquera

(Risas) Y hablando de viajes, ¿cuál es el mejor concierto al que has asistido?

Sonic Youth en el 2004 en el Circo Volador. No exagero, la gente azotaba con el noise. Los sacaban desmayados. Era cuando la banda era quinteto. Cuando Jim O’Rourke tocaba con ellos. Fue la gira del Sonic Nurse, uno de mis discos favoritos. En un momento en el escenario colocaron cuatro guitarras superpuestas, dos sobre dos, en el piso más las de Lee Renaldo, Jim y Moore, en total siete liras haciendo noise. Y Kim Gordon sin el bajo bailando sobre el escenario. Moore con una máscara de luchador acercó el ampli hasta la orilla del escenario para que la gente lo tocara.

Tú mismo has dicho que, ante todo, eres un gran consumidor de música y admirador de The Smiths, pero la figura de Morrissey tiene muchos detractores, ¿de dónde proviene tu afición por Moz?

No entiendo cómo puede existir gente a la que no le gusten The Smiths. Que se destapen los oídos. Mi gusto por la música de Morrissey ocurre porque en sus canciones habla de mí. Me identifico con lo que canta. Es uno de mis héroes.

Continuando con la música, tu afición al punk no es cualquier cosa, te la tomas muy en serio. De lo contrario, ¿por qué tatuarse una frase de Los Ramones en el antebrazo?

Porque los Ramones han hecho más por el pensamiento occidental que Zizek y Chomsky juntos.hqdefault

Cuentas que un día un fan te reconoció en un concierto y que era tanto su entusiasmo por conocerte que corrió hacia ti, empujándote. Terminaste al final en un charco de lodo. Probablemente eres el narrador mexicano más célebre en la actualidad. ¿Cómo sobrellevar eso?

Soy (tristemente) célebre por payaso. No sobrellevo nada. En el norte a la gente le vale madre la literatura. A la raza lo único que le importa es la narcocultura y el futbol. Aquí soy un desconocido, pero el anonimato ayuda a vivir y a escribir.

¿Cuál es tu cantina favorita en toda la República Mexicana?

El Territorio Santos Modelo.

¿Cuáles son los lugares más extraños en donde te ha localizado tu dealer (o a la inversa)?

No sé si sea extraño. Pero tengo un díler en DF con el que me cito en la Dirección General de Publicaciones, en Reforma. A veces veo los libros en Educal mientras lo aguanto.

Después de The Sopranos, The Wire, Breaking Bad y True Detective, parece que el boom de las series televisivas ha terminado. ¿Estás viendo alguna serie ahora?

Ya todo está dicho. La televisión es idiota per se. Y si en un punto su naturaleza cambió fue porque le inyectaron a Shakespeare. Las series van a ser mejores técnicamente, pero en cuanto a contenido son una basura. Ya sólo veo dos series: Better Call Saul y Shameless.c-velazquez

En “La historia de mis dientes” de Valeria Luiselli, aparecen varios personajes de la literatura mexicana, como Antonio Ortuño, Luigi Amara, Guillermo Fadanelli y Álvaro Enrigue, hasta un muy despistado Juan Cirerol (Juan Sideral). Sin embargo, hay un personaje que sólo se denomina como “la marrana”, ¿se trata de ti?

No, se trata de Emiliano Monge.

De acuerdo. Y ahora, qué sigue para la “Carla Morrison de la literatura mexicana”, ¿cuál será tu siguiente libro?

Un libro de crónicas sobre un escritor. Se llama Un morro con una camiseta de los Beastie Boys (The hard times & high life, de Wenceslao Bruciaga).

Como se ha visto, Carlos Velázquez es un atleta de la entrevista pues hace que este género sea plausible, lo corroe de una simpatía y un humor negro innegables. Sin duda las conversaciones con Velázquez deberían antologarse en un compendio lleno de furia y humor, de violencia y sarcasmo, de literatura pura al fin y al cabo. Para prueba de ello, esta charla que el mismo Julián Garza (El viejo Paulino) tituló desde el más allá como “El tortugo del arenal”:

Salió tortugo del arenal / se lo comieron por animal

Compartir artículo:
Written By
More from Mixar López
In memoriam, Ignacio Padilla
El día que la literatura hizo Crack  A Constanza Padilla  De sonrisa...
Read More
Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *