Malos augurios para la cultura en el Estado de Yucatán

La propuesta de Mauricio Vila es un recorte del 20% para Sedeculta en 2021.

Hace cincuenta años, la cultura no contaba con dependencia alguna que tuviera el fin específico de impulsarla en nuestra sociedad, era iniciativa del ciudadano común y corriente iniciar, con sus propios esfuerzos y recursos cualquier proyecto musical, teatral o de cualquier otro género del arte. El Centro Histórico, por las noches, era lo más desolado de la ciudad, no había actividad alguna en los teatros ni ningún espacio dedicado a la cultura y el arte. Los pocos espectáculos, festivales o conciertos que se llevaban a cabo, eran organizados y promovidos por la sociedad civil organizada. Antiguas, entrañables y ejemplares agrupaciones, como la Asociación Artística “Gustavo Río” o la Sociedad Artística “José Rubio Milán”, llevaban a cabo alguna actividad que rompía esta inactividad cotidiana que tenía sumida a nuestra ciudad en una ausencia de vida cultural que ponía a la sociedad yucateca de ese entonces en un nivel nada envidiable en materia de cultura.

La lucha persistente de la sociedad civil organizada, lentamente, fue dando frutos. En noviembre de 1983, la Sociedad Artística Rubio Milán lleva a cabo, en el Teatro del Seguro Social, el primer “Otoño Cultural”. Este importante evento coincide con la reciente creación del Instituto de Cultura de Yucatán, proyecto realizado durante el gobierno interino de Víctor Cervera Pacheco. Al llevar a cabo la clausura del Otoño Cultural, el director del ICY, Mtro. Jorge Esma Bazán, solicitó a la directiva de la Sociedad Rubio Milán su consentimiento para tomar el proyecto del Otoño Cultural, en manos del instituto que dirigía, y hacer de él un evento cultural público y oficial. Este fue el momento coyuntural que marcó el despegue de una actividad cultural de empuje, con apoyo del gobierno, que llevó a Yucatán a los primeros planos de la cultura a nivel nacional. Luego vinieron, la Primavera Cultural, el Festival de Teatro “Wilberto Cantón”, y la vida cultural de nuestra ciudad se volvió dinámica, de gran fuerza, y presencia permanente cada día en las calles de la misma.

El gobernador Vila propone recortar 20% al presupuesto para la cultura de Yucatán.

Durante el gobierno de Patricio Patrón Laviada, el Arq. Domingo Rodríguez Semerena, recupera el proyecto de tener en el estado una orquesta sinfónica y ésta se integra siguiendo el patrón que se había seguido en Veracruz, durante el mandato del Lic. Rafael Hernández Ochoa, para fundar la Orquesta Sinfónica de Xalapa, trayendo músicos extranjeros que, tocaran y enseñaran a nuevas generaciones las técnicas de los diferentes instrumentos, con el objeto de que, en un futuro, tengamos localmente, músicos suficientes para tener todas las orquestas que se pueda. Con este fin, se crea al mismo tiempo, la Escuela Superior de las Artes de Yucatán, institución que se encargaría de formar a estos músicos y a otros artistas en los diferentes campos del arte y la cultura. Estas importantes acciones vinieron a consolidar el panorama cultural del estado, y a elevar aún más nuestro nivel del arte y la cultura locales. La cultura de Yucatán ya había llegado al nivel que muchos de los que habíamos luchado por ese fin, durante muchos años, habíamos soñado y por lo que habíamos luchado tanto tiempo.

En diciembre de 1971, organicé una fiesta sorpresa por el cumpleaños de Doña Lupita Peraza de Núñez; a esta reunión concurrieron muchos músicos, cantantes y gente de cultura, el entusiasmo prendió y se tomó el acuerdo de reunirnos cada mes para llevar a cabo conciertos de música, canto y poesía; esto sería un domingo de cada mes en casa de Doña Lupita Peraza. Muy pronto, se une al grupo el inolvidable y dinámico Anselmo Castillo Ojeda, “Chelmi” como firmaba periodísticamente; de Chelmi parte el proyecto de integrar una sociedad para fomentar las artes y la cultura, idealmente sin fines de lucro.

El Consejo Consultivo del Presupuesto y Ejercicio del Gasto en sesión del 20 de noviembre de 2020.

Para tal fin nos convoca al Panteón Florido de esta ciudad y nos hace poner de rodillas ante la tumba de Gustavo Río Escalante y ahí jurar que nos comprometíamos a impulsar el arte y la cultura toda nuestra vida; y así lo hemos hecho a lo largo de muchos años. Primero en la Gustavo Río, luego en la Rubio Milán, y siempre en todo proyecto que significara el impulso a la cultura en nuestro estado. Por eso puedo decir que he participado activamente en el movimiento de impulso cultural de nuestro estado de Yucatán, y tengo la autoridad moral para defender con dientes y uñas este proyecto cultural que tanta lucha y esfuerzo ha costado a lo largo de tantos años.

Es entonces que, el avance cultural y el nivel tan alto que ha alcanzado la cultura en nuestro estado, es la lucha de la sociedad civil a lo largo de un período de muchos, muchos años, y a la administración pública actual le toca el papel de velar por este bien común, de preservarlo, de impulsarlo, de superarlo aún más. Por ello, es totalmente inconcebible que una autoridad, unilateralmente, en este caso el ejecutivo del estado, esté pensando, al ver disminuidos sus ingresos, que la solución es cortar los presupuestos correspondientes a las principales instituciones culturales de nuestro estado, y de un plumazo, despojarnos de estos logros que no son de la administración pública, sino una lucha incansable y sostenida de la sociedad civil.

El Consejo aprobó por unanimidad la propuesta de egresos e ingresos para 2021

Se confunde el ejecutivo del estado al disponer de algo que no está sujeto a su voluntad, pues ha sido un largo camino andado y luchado por la sociedad toda, para poner al estado en nivel que hay que preservar, y de ninguna manera disminuir, y mucho menos desechar, al retirar su apoyo y menos cancelarle el presupuesto que le es indispensable para seguir adelante con sus labores de arte y cultura. Instituciones torales, como lo son la Orquesta Sinfónica de Yucatán, el Museo Arte Contemporáneo de Yucatán, el Museo de las Artesanías, el Museo de la Canción Yucateca, están en peligro de desaparecer por el recorte presupuestal que está determinando el ejecutivo del estado.

¿Por qué enfilar este recorte hacia estas instituciones tan importantes y que tanto aportan a la vida cultural diaria del estado? ¿No sería preferible entregar a la administración federal el Gran Museo del Mundo Maya, que se consume más de la mitad del presupuesto de cultura de Yucatán, y que no aporta a la cultura ni una mínima parte de lo que estas otras instituciones aportan, cada una por separado? ¡Ahí puede hallarse una solución viable! O bien, encontrar otra u otras soluciones sin despojarnos de estos bienes culturales tan trascendentes para nuestra sociedad. Aires de holocausto soplan sobre la cultura de Yucatán, este es el momento de que la comunidad artística y cultural levante la voz al unísono, que le haga saber a la autoridad su desacuerdo con estas decisiones y que lo que el pueblo ha conquistado no está dispuesto a dejarlo ir. ¡La gente de arte y cultura tiene la palabra!

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