“Perfect days” se puede ver en la plataforma Mubi y el sountrack lo puedes escuchar en Spotify.
Hirayama trabaja limpiando baños públicos en Tokio. Sus días transcurren de la misma manera: levantarse, arreglarse, subirse a su camioneta para recorrer la ciudad y lavar los sanitarios, volver a casa, leer y dormir. Para algunos sería la imagen de la infelicidad, pero no para Hirayama.
Días perfectos es la más reciente cinta del renombrado director alemán Wim Wenders (Wings of Desire, Faraway So Close, Paris, Texas), quien está de vuelta y que en esta ocasión nos lleva a Japón para contarnos la historia de un hombre como cualquiera y que a la vez no lo es. Hirayama es de carácter taciturno y de pocas, muy pocas palabras, aunque siempre muestra un semblante amable y, a ratos, esboza una sonrisa cuando se trata de sus escasas interacciones con otras personas, al mismo tiempo que se deleita en placeres tales como la música, los libros y la fotografía.
Raramente sale de su rutina y, si lo hace, es por razones verdaderamente extraordinarias. Vive de forma modesta en un pequeño apartamento el cual ha convertido en un remanso donde le hace espacio a unas plantas que son regadas con el mismo cuidado y esmero con el que Hirayama lava las tazas y los mingitorios. Y por extraño que suene, todo ello le es suficiente para vivir en paz. ¿Cómo es eso posible?
Al avanzar la cinta será inevitable el hacernos las siguientes preguntas: ¿cuándo fue la última vez que volteamos a ver el cielo?, ¿cuándo fue que dejamos de cerrar los ojos al sentir el viento en nuestra cara?, ¿por qué ya no nos asombramos con la salida del sol por las mañanas?, ¿por qué no prestamos más atención al mundo que nos rodea? En resumen, no vivimos el presente y eso es justo lo que hace nuestro protagonista, quien ha aprendido a disfrutar de su alrededor y nos lo muestra de varias maneras, ya que es capaz de admirar las sombras de los árboles y fotografiarlas o escuchar con detenimiento la música que pone cada que sube a su camioneta.
Aunque pudiese pensarse que Hirayama está en su mundo, él está más consciente de lo que parece, puesto que es muy observador de su entorno y esto incluye las personas que le rodean. Podemos ver la paciencia que le tiene a su compañero de trabajo o la ternura con la que cuida a su sobrina que le cae de improviso o su agradecimiento para con el mesero que lo atiende en el restaurante al que suele ir o el intercambio de miradas con una mujer en un parque.
Es también un hombre con predilección por lo análogo; esto es, que gusta de leer libros de autores tales como William Faulkner o Patricia Highsmith (¿será acaso un guiño a El amigo americano, una adaptación de uno de sus libros hecha por el mismo Wim Wenders?) en físico, que en sus ratos libres toma fotografías con una cámara que usa rollos que va a revelar cada fin de semana y escucha música en cassettes que pone en el estéreo de su camioneta, casi como si viviera en el pasado o que quisiera aferrarse a una época que se fue y ya no volverá.
El intérprete de dicho personaje, el actor japonés Koji Yakusho, hace un trabajo preciso y contenido al tiempo que nos va mostrando una gama completa de emociones en su rostro, del que tiene que echar mano ya que no cuenta con muchos diálogos a lo largo de las 2 horas que dura este largometraje. Pudiera pensarse que Hirayama es un hombre sin matices en su personalidad, si bien no es el caso, ya que se nos hace saber que tiene cierto pasado y cuando ello se manifiesta, podemos apreciar sus reacciones.
Al estar presente en cada escena sobre decir que carga con todo el peso de la cinta, manteniendo el tono actoral adecuado gracias al cual es capaz de transmitir esa calma y esa serenidad que sólo posee alguien que está contento con lo que es y con lo que tiene, además de que posee la cantidad exacta de carisma para que el espectador empatice con él y se involucre con su historia, sin contar que uno se sentirá admirado por la dignidad con la que hace su trabajo, porque en verdad lo disfruta y le enorgullece servir. El resto del elenco –Tokio Emoto como Takashi, su compañero de trabajo, Aoi Yamada como Aya, la novia de Takashi y Arisa Nakano como Niko, su sobrina- aporta lo necesario para ilustrar la forma en la que Hirayama se comporta con las demás personas.
La fotografía a cargo de Franz Lustig tiene un papel muy importante en la trama, ya que nos muestra esta ciudad, que es Tokio, con todo su movimiento y su planeación urbana tan característica, cuyo ejemplo son estos baños tan singulares que podrían parecer instalaciones de arte.
Asimismo, recurre a la luz natural, lo cual le da un toque más real puesto que gran parte de la cinta está filmada en exteriores y otro ejemplo claro son las tomas de las copas de los árboles, bañados por el sol, que se mueven al ritmo del viento, un momento que suele ser captado por los ojos y la cámara de Hirayama quien, al dormir, sueña una serie de imágenes en blanco y negro las cuales son una especie de secuencias de sombras y siluetas, casi en un tono impresionista y que son muy similares a las que imprime cada fin de semana; lo anterior es una contribución de Donata, la esposa de Wim Wenders. Todo ello con una sensibilidad que le da un toque por demás conmovedor a este filme.
La música también forma una parte importante de la trama, ya que suele revelar el estado de ánimo del protagonista. Una compilación de rock de los 60´s y 70´s con cantantes y grupos tales como The Velvet Underground, The Rolling Stones, Otis Redding, Patti Smith, Nina Simone y Lou Reed (cuya canción Perfect Day es posiblemente la inspiración para el título de este filme), por mencionar algunos intérpretes, es la que acompaña a Hirayama diariamente y hasta nos da una pista del rango de edad en el que probablemente se encuentre.
Días perfectos ha ganado varios reconocimientos tales como la Palma de Oro al Mejor Actor para Yoji Kakusho en el Festival de Cannes en 2023 y, el más llamativo de todos, una nominación como Mejor Película Extranjera en los premios Oscar de este año. La crítica la ha aclamado porque, aunque se sienta como una película de ritmo lento y de estilo contemplativo, no tiene una trama formal, sino que a ratos se siente como un documental, lo que la hace bella desde una perspectiva visual rayando en lo poético, conformándose como un tratado sobre la aceptación de la vida y los momentos como son y no como quisiéramos que fueran.
La forma de vida de Hirayama es una invitación a vivir el presente y a concentrarnos en lo hermoso de esta existencia, porque sí lo es, con todo y sus bemoles, y a la vez nos enseña a callar todo ese ruido mental que no nos permite concentrarnos en lo verdaderamente esencial. La filosofía zen se hace presente para enseñarnos que el aquí y el ahora es todo lo que existe, que es un regalo que debemos agradecer y apreciar como lo más valioso que pueda haber, porque la paz y la serenidad que dicho conocimiento nos trae no se compran ni se comparan con nada.
Días perfectos. Wim Wenders. 2023. Japón/Alemania. Master Mind/Spoon/Wenders Images.