Un mano a mano entre subgéneros rockeros.
Muy poco se ha hablado de las diferencias y semejanzas entre el rock psicodélico y el rock espacial, ambos subgéneros del rock progresivo. Tal vez esto ha sido así porque muchas veces no se logra distinguir suficientemente uno del otro. Algunas ocasiones quienes disfrutan de uno y otro subgénero confunden los elementos propios de cada uno. Y otras veces, los escuchas no logran diferenciar cuáles elementos pertenecen a tal o cuál subgénero. ¿Será una confusión subjetiva o una fusión objetiva?
Si bien el rock psicodélico tiene sus raíces en los fenómenos culturales de la psicodelia de mediados de los años sesentas, la invasión británica del rock y el folk rock de la misma época ampliaron la sonoridad del género progresivo. Junto con ello, fue abandonada la escritura de canciones basada en estrofa/estribillo/estrofa, que había sido la estructura básica del rock and roll, a cambio de una forma más fluida, más libre y más acorde con el deslizamiento visual, sonoro y emotivo de la psicodelia. También fue relevante la incorporación de instrumentos y sonidos orientales, como los hindúes, y del free jazz.
Por otra parte, la tecnología de los estudios de grabación y la ingeniería de sonido fueron factores importantes que favorecieron la consolidación del rock psicodélico. Durante las grabaciones fue posible alterar electrónicamente los sonidos musicales y las voces, lo cual contribuyó enormemente con la alteración de las percepciones auditivas. Uno de estos casos está en el uso del pedal wah wah de la guitarra, tal como maravillaron muchos de los acordes de Jimi Hendrix y Eric Clapton en los sesenta.
Asimismo, la división entre la música experimental y el rock progresivo se hizo cada vez más delgada, al grado de que muchas veces ambos géneros eran fundidos y confundidos. La mayoría de los grupos de rock de los sesentas que contribuyeron involuntariamente en la generación del progresivo psicodélico fueron varios y de muy diversos subgéneros, como los casos de Iron Butterfly y Jefferson Airplane o Vanilla Fudge.
Otros grupos, como Pink Floyd, llevaron su carrera musical más allá de su época de formación con una constancia psicodélica cada vez más evidentemente progresiva. Sin embargo, en este desarrollo progresivo, Pink Floyd deambuló de esa embriaguez psicodélica hacia canales exteriores, dimensiones ajenas a la mente, horizontes más orientados al cosmos, tendencia conocida hoy como rock espacial, que nació también a finales de los años sesenta.
La mayoría de las agrupaciones intérpretes del rock espacial habían asimilado algunos elementos sonoros del Krautrock, otro subgénero del rock progresivo aunque de nacionalidad primordialmente alemana. Tales elementos eran los ritmos hipnóticos generados a base de repeticiones y ambientes electrónicos. El sintetizador fue el instrumento principal que proporcionó los tonos efervescentes que necesitaba el paisaje espacial por crear, además de los esquemas sonoros siderales. Todo ello generó un flujo de sonoridades cósmicas que bien podrían representar una oleada del universo mismo.
Por su parte, las guitarras jugaron preferentemente con las técnicas del glissando (sucesión rápida y continua de una nota a otra) y el retardo (nota de un acorde anterior que ocupa el lugar de la nota del acorde posterior). Asimismo, fue utilizado con gran frecuencia el efecto de eco de las guitarras, lo que contribuyó aún más en la generación del ambiente cósmico deseado. Algunos otros efectos fueron retomados del reggae dub (música electrónica derivada del reggae que usa una amplia variedad de efectos sonoros, como el eco, el reverb, el delay y hasta fragmentos de grabaciones).
Otro tipo de factores que participaron en la génesis del rock espacial está en los conciertos en directo con el trippy light show, en el que eran utilizados fractales aleatorios (fragmentos de figuras geométricas que eran proyectados al azar). En resumen, el rock espacial al lado del progresivo psicodélico, tienen la capacidad de generar dos tipos de viajes sonoros, y hasta visuales, a elegir: uno interno, mental, como introspección, y otro externo, sideral, como extrospección; interiorización y exteriorización; ser y universo.
Los álbumes de estos subgéneros del progresivo incluyen narraciones, imágenes poéticas, luces y colores, sonoridades repetibles (que las hace irrepetibles) y otros aspectos que estén relacionados siempre con el microcosmos del individuo o el macrocosmos del universo. Al parecer, el álbum en vivo Space Ritual, de la banda inglesa Hawkwind, es el mejor del subgénero rock espacial.
Cabe destacar que esta obra contó con la colaboración especial del escritor de ciencia ficción Michael Moorcock, quien escribió las letras que fueron interpretadas más por un narrador que por un cantante, y que serían extendidas a través de los efectos de un sintetizador.
Para finalizar, les dejamos un link como muestra de este subgénero…
El mejor álbum de rock espacial: “Space Ritual”, de Hawkwind: