Compartirá del 7 al 12 de enero técnicas corporales aprendidas en Argentina.
Con el objeto de contribuir con un humilde grano de arena a la riqueza cultural de su tierra natal, e impulsado por el estímulo recibido por el PECDA 2018 para Formación Artística en el Extranjero, el bailarín y actor Eduardo Góngora impartirá en Mérida un taller de seis encuentros consecutivos que persiguen el abordaje de una aproximación intensiva a la Escuela Corporal Danza, vertiente artística en la que se ha formado en Buenos Aires, Argentina. El taller tendrá lugar en Tapanco Centro Cultural, ubicado en las calles 68 con 47 Centro.
El taller “Abismos y miradas” se dictará los días comprendidos del 7 al 12 de enero del 2019, en horario de 17 a 20 hs, y tendrá una cuota de recuperación de $30. La inscripción se realiza directamente al número 9999-690389. Los encuentros se dividirán en dos segmentos, donde la primera parte consistirá en un recorrido teórico de los conceptos principales que dan sostén a la disciplina, y la segunda se abocará especialmente al recorrido práctico de la exploración física.
El propósito principal consiste en que los participantes logren apropiarse de herramientas pertenecientes a la Escuela Corporal Danza para incorporarlas en su quehacer escénico, con las que logren tener autonomía en el diseño de partituras corporales nacidas de su inventiva. El taller está dirigido a artistas escénicos profesionales o en formación que provengan de la Danza o el Teatro, y a público general, mayores de 17 años, que tengan deseos de incursionar en este proyecto de experimentación
Formado en la Universidad Nacional de las Artes de Buenos Aires, Eduardo Góngora ha profundizado su labor escénica en la composición coreográfica que defiende los fundamentos de la ECD. En Sudamérica, esta búsqueda halló una resonancia significativa en el trabajo de Patricia Stokoe. Después de instruirse en Europa con distintos exponentes de renombre como Rudolf von Laban y Gerda Alexander, Stokoe regresó a la Argentina para poner en marcha su propuesta de una “danza para todos”.
La Expresión Corporal Danza (ECD), tal como ella la planteó y como fue desarrollada posteriormente por sus seguidores, nació con el propósito de introducir al ámbito de la escena toda la riqueza de la diversa pluralidad de cuerpos existentes. Esta iniciativa abogó, desde el inicio, en recuperar la oportunidad de que todas las anatomías y todas las edades pudieran danzar con entera libertad sin estar sujetos a códigos preestablecidos ni sistemas preexistentes.
Al hacer hincapié sobre todo en la improvisación, la ECD se esfuerza en tender puentes de reconciliación hacia la espontaneidad y la apertura estética que el rigor formal de otras vertientes técnicas habían disminuido en los intérpretes. Su objetivo fundamental siempre fue, y lo sigue siendo, el descubrimiento de la danza personal, la consolidación de un despliegue poético inimitable, el despertar de un impulso único e individual en el baile que consiga manifestar su propia naturaleza.
