“Emilia Pérez”, un fallido pastiche cinematográfico

A pesar de sus recientes triunfos y premios, para Anahí García Jáquez el filme del francés Jacques Audiard es una deficiente realización que fracasa al emular o o representar el contexto mexicano en el cual se desarrolla esta historia sobre un narcotraficante transgénero... ¡No dejes de leer su crítica!

La abogada Rita Mora Castro se especializa en casos de alto perfil. Justo en el momento en que atraviesa por una crisis existencial, es contactada por un posible cliente quien tiene una petición muy particular…

Emilia Pérez es un trabajo del realizador francés Jacques Audiard, quien tiene bajo su brazo títulos reconocidos tales como Rust and Bone, que fue aclamado por la crítica mundial, y Un profeta, que fue nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera. Ahora adapta para la pantalla grande una ópera creada por él mismo, que a su vez está basada en el libro Écoute, de Boris Razón.

En esta ocasión nos cuenta la historia de Rita, interpretada por Zoe Saldaña, quien, después de una audiencia, recibe una misteriosa llamada que resulta ser de Juan “Manitas” del Monte (Karla Sofía Gascón), uno de los narcotraficantes más temidos de México. Al reunirse, Manitas le hace saber que requiere de sus servicios, pues planea hacerse una cirugía de reasignación de género, no solo para cambiar de identidad y escapar, sino porque en verdad desea ser una mujer ya que nació en el cuerpo equivocado.

Es así como Rita le ayuda con todo el proceso de transición, además de reubicar en Suiza a Jessi (Selena Gomez), la esposa de Manitas junto a sus hijos. Tiempo después, Rita se reencuentra con su cliente, quien ahora se llama Emilia Pérez (también interpretada por Gascón), y es una mujer con mucho dinero que, no sólo desea recuperar a su familia, sino que quiere hacer el bien y enmendar algunos de sus muchos errores del pasado. Todo ello contado a través de números musicales que aparecen en momentos claves de la trama, que es básicamente un melodrama.

Las ideas que el guión, cortesía de Audiard, busca plantear, es que en un ambiente controlado por hombres -como lo es el crimen organizado-, alguien tenga que mantener oculta su esencia y tenga que escapar de todo ello para conseguir su sueño de ser una mujer y cómo es que una vez que sale de ahí, tiene la posibilidad de redimirse utilizando los medios económicos producto de sus actividades criminales. Sí, así como suena de absurda e increíble, esa es la premisa. Y aunque ver cine a veces requiera desconectar el chip de la lógica para absorber lo que se está viendo y dejarse llevar por la experiencia, al no tener una idea con sustento, lo inverosímil no puede tomarse como posible. Y si a esto le agregamos los elementos que a continuación enumeraré, toda posibilidad de tomar este filme en serio sale por la ventana.

El director sitúa gran parte de la historia en México pero, ojo, no es el México que quienes vivimos aquí conocemos, sino una visión muy europea donde nuestro país se parece a muchos y a ninguno, pero que en definitiva no es éste. Nos presenta a una abogada que se queja de la ambigüedad moral de su profesión pero que incurre en ello en cuanto se le presenta la oportunidad de ganar mucho dinero. Nos muestra al líder de un cártel que, en cuanto cambia de género, se vuelve una buena persona que, con sólo tronar los dedos, es capaz de encontrar cuerpos enterrados con una facilidad tremenda, lo cual le lleva a crear una ONG para colaborar en la búsqueda de gente desaparecida. Y para rematar, hace todo esto con un tremendo desconocimiento de la cultura y la realidad mostrando una ignorancia brutal que raya en la insensibilidad.

Es aquí cuando lanzo interrogantes que parecen no tener respuesta, pero a la vez son muy obvias: ¿por qué Jacques Audiard no se tomó la molestia de venir a México (donde se supone que está la acción) y filmar aquí su película? ¿o mínimo grabar algo de material para después intentar recrearlo de la forma más fidedigna posible en algún estudio europeo? No se trata de un falso nacionalismo ni mucho menos el cerrarnos a la idea de que un extranjero quiera hablar de México,  pues ejemplos hay y muy buenos, como Sicario de Denis Villeneuve o hasta la misma Los olvidados, de Luis Buñuel; sólo se trata de que lo haga con respeto y, sobre todo, con todo conocimiento de la realidad que vivimos diariamente. Con esto voy al tratamiento que hace en su guión al tema del narcotráfico: ¿cuál era el propósito de incluir el tema de las desapariciones de personas, siendo un asunto tan delicado como para abordarse tan a la ligera hasta en números musicales? ¿Cuál es el afán de trivializar una herida abierta que involucra a tantas personas?

En cuanto a las actuaciones surgen otras preguntas: ¿por qué no se incluyeron a actores mexicanos en el reparto más que Adriana Paz, cuyo papel no es tan importante? Y no, tampoco es una cuestión xenofóbica, sino que resulta por demás incómoda la cuestión de los acentos, ya que cada quién habla como se le da la gana, pero nunca como mexicanos, aunque estén interpretando a uno. Aun cuando dentro de la trama intentan justificar que Rita es dominicana, pero vive en México o que Jessi es mexicoamericana, es evidente la ignorancia tanto de los actores como del director en cuestión de palabras que forman parte de nuestro léxico que, al no saber el significado o contexto, se emplean mal.

Y ya no hablemos de la controversia creada alrededor de Selena Gomez, que estriba en su desconocimiento del español y que es más que evidente, puesto que no le da intención a sus diálogos, ya que tiene idea de lo que está diciendo; vaya, como si se los hubiese memorizado fonéticamente. En términos de desempeño, quien sobresale es, definitivamente, Zoe Saldana, pues pone sus habilidades vocales y dancísticas al servicio de la historia a la vez que prácticamente tiene más peso que quien se supone debería ser la protagonista, en este caso, Karla Sofía Gascón, quien no da el ancho. Tanto el nivel actoral del conjunto como el asunto de los acentos se asemeja a esas telenovelas producidas por Univisión o Telemundo que se graban en Miami y cuyos elencos hablan todos español, pero con sus respectivos acentos.

La fotografía, a cargo de Paul Gillhaume, es en esencia una saturación de colores para darle ese toque exótico por aquello de que México es todo color, pero a la vez recurre al famoso tono sepia, lo cual se convierte en uno de tantos clichés que forman este conjunto llamado filme. La música fue creada por el compositor Clement Ducol y la cantante Camille, quienes también ponen de manifiesto su falta de conocimiento del idioma, pues hay letras que carecen de sentido y parecieran haber sido traducidas del francés al español vía Google Translate de una manera tan literal que resultan incomprensibles. El vestuario es cortesía de la casa de moda Yves Saint Laurent, pues su director creativo Anthony Vacarello funge como productor de la película.

Es pues, Emilia Pérez, un fallido ejercicio cinematográfico en muchos sentidos: fracasa como musical por lo innecesario y forzado de sus números, falla como melodrama de un tema serio, pues su guión está plagado de diálogos absurdos y situaciones increíbles, además de que rebosa de apropiación cultural valiéndose de estereotipos que perpetúan la imagen que se tiene de nuestro país allende las fronteras.

No es de extrañarse que esté siendo un éxito en Europa y Estados Unidos, donde la crítica la ha aclamado y ha comenzado su cosecha de nominaciones y premios desde que se estrenó en Cannes, donde Saldaña, Gomez, Gascón y Paz ganaron en conjunto el premio a Mejor Actriz, un hecho atípico en la historia del festival, y a ello hay que sumarle que está sonando muy fuerte para contender por un Oscar como Mejor Película y Mejor Película Extranjera. Tampoco suena raro que México sea el último país donde se estrenará, quizá porque el director y los productores saben lo que se les viene en términos de crítica tanto de expertos como del público en redes sociales. El tiempo nos dirá si este producto será relevante y tiene algo que aportar o decir.

Emilia Pérez. Jacques Audiard. 2024. Francia. Why Not Productions/Page 114/Pathé/France Cinema/Saint Laurent Productions/Pimienta Films.

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