Ahora que La Fundación Mezcalería recién cumplió 4 años de inaugurada, el jueves 21 de julio para ser exactos, me puse a reflexionar en el valor y la importancia de este hecho. En este momento muchos pensarán, ¿qué tiene de relevante el aniversario de un bar? Pues eso, que es un bar y, al mismo tiempo, es mucho más. Desde su apertura, si algo caracterizó a este espacio fue el insertarse en las dinámicas sociales de la ciudad de Mérida, en especial, en lo concerniente a la cultura en todas sus formas. Ya desde su nombre, La Fundación, podía intuirse cuál era la intención de este lugar, que además de ser la primera mezcalería de Yucatán, pronto se convirtió en un foro dedicado a la fiesta de las manifestaciones de artes visuales y musicales de la localidad. Y es que en sus paredes siempre puede encontrarse arte original de los talentos emergentes del estado, así como en su escenario, sitio por el que han pasado los mejores exponentes de la música yucateca contemporánea, departiendo en ocasiones con grupos nacionales e, incluso, artistas internacionales.
Toda esa confluencia artística le ha ganado un nicho bien conocido en la región, ya que al margen de ser un escaparate de talentos, actualmente se ha constituido no sólo como una empresa socialmente responsable, sino como una empresa culturalmente responsable, al gestionar apoyos y patrocinar eventos y organizaciones de diversa índole, que van desde fundaciones, organizaciones no gubernamentales, colectivos y artistas independientes. Tan sólo por enumerar algunos menciono los que tengo en mente: FrontGround, Colectivo CicloTurixes, Fundación BAI A.C, ADAY A.C., Alianza Francesa de Mérida, Libre Cinema Festival y la Red Literaria del Sureste, a través del Coloquio del Cómic en la Cultura y del Encuentro Literario del Sureste, entre muchos otros donde de alguna manera su generoso patrocinio ha contribuido para la realización de eventos sin fines de lucro.
Pero, ¿quién está detrás de la barra, por decirlo de alguna manera? Sus propietarios Eric Samson, Patricia Martín Briceño y Frederic Hatchondo, socios del lugar y, aunque no quieran reconocerlo, empresarios de la industria de bares y restaurantes. Y es que el estigma detrás de la palabra empresario pesa, y mucho, sobre todo en México donde al empresariado se le asocia con la rapiña y corrupción en todos los niveles. Mas no hay motivo para avergonzarse cuando se trata de empresarios responsables para con su entorno, cuyas preocupaciones no son únicamente económicas, sino en compartir esa derrama monetaria y convertirla en una auténtica derrama sociocultural.
Así lo prueban sus múltiples ramificaciones en este rubro: cuestiones ambientales, rescate arquitectónico, protección animal y de poblaciones originarias no les son ajenas, pues sus alcances como mecenas no son exclusivamente artísticos. Máxime cuando indagamos un poco en estos personajes, en su bagaje fundamental y, por ende, en su filosofía de trabajo. ¿Cómo pasar de la cantina y de los bares, de la fiesta y el escándalo, a patrocinar manifestaciones culturales tan eclécticas? Como decía lineas arriba, rasgando un poco el velo del desconocimiento, podemos percatarnos de que estas personas sin duda no son advenedizas en estos asuntos y que la postura que mantienen de ninguna manera es impostada, sino una necesidad vital.
Eric Samson, de origen francés, fue agregado cultural de la embajada de su país, apoyando proyectos radiofónicos, musicales y de cómics, además de ser exportador de productos mexicanos tales como limón y mezcal, entre otros. Lleva suficientes años en nuestro país como para preocuparse de lo que acontece en su nueva patria. Lo mismo ocurre con Frederic Hatchondo Enríquez, francomexicano con experiencia como productor musical y radiofónico para Radio Francia Internacional, que actualmente dirige con Samson el Estudio de Grabación If6was9, con el cual ha producido en conjunto con La Fundación Mezcalería dos discos con lo mejor de la escena local en combinaciones insospechadas con músicos nacionales e internacionales que han estado de visita en la ciudad, cuyo segundo volumen acaba de salir. Lo mismo que otra producción discográfica con la Alianza Francesa de Mérida.
Patricia Martín Briceño es fotógrafa, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y tutora del programa Jóvenes Creadores del FONCA. Además, en 2003 y 2008 fue beneficiaria del programa de residencias artísticas de Conaculta, en medios alternativos y fotografía, respectivamente. Asimismo, fue responsable de la publicación de un manual médico español-maya en conjunto con instituciones locales.
Como vemos, hay mucho que ignoramos detrás de los propietarios responsables de esos bares a los que vamos para bailar y obnubilar nuestros sentidos (Eric y Paty también son dueños de La Negrita Cantina). No obstante, no podemos continuar ignorando sus esfuerzos en pos del bienestar de Mérida, asunto que lamentablemente no ha sido emulado por otros empresarios locales que. imitadores de sus conceptos, han dado como resultado una ebullición de sitios similares, pero sin ninguna retribución hacia la cultura de Yucatán ni para con sus artistas. Sirva la presente semblanza de aniversario como un ejemplo a seguir, que da cuenta de que se puede ser empresario sin eludir las responsabilidades para con la población donde se encuentra su negocio, sin dejar de lado que para todo mal siempre viene bien un mezcal, y para todo bien, también.