Las mejores series del 2016 (II)

Antes de los Golden Globe, David Moreno reseñó las que a su gusto fueron las mejores series del 2016, entre ellas varias que estuvieron nominadas por la Asoción de Prensa Extranjera. Disfruta la entrega final de este conteo, y no olvides darnos tu opinión y recomendarnos alguna serie que te haya gustado.

The Crown

             La historia de la joven Isabel II, a quien la Corona Inglesa le toma por sorpresa, es contada brillantemente en una de las series más intensas e interesantes del 2016. The Crown es fantástica no solamente por su espectacular producción, sino porque permite al espectador adentrarse en una de las grandes historias de occidente: la de la monarquía británica. La serie es interesante por muchas razones pero particularmente porque sigue los primeros pasos de la transición hacía la modernidad de una institución arraigada en añejas tradiciones.

Claire Foy hace una impresionante representación de una chica de 25 años que con todas las inseguridades propias de la edad, tiene que ceñirse sobre la cabeza el símbolo más importante para toda una comunidad de naciones, al mismo tiempo que lidia con la pena de perder a su padre, con una hermana rebelde y llena de personalidad – Vanessa Kirby cuya princesa Margarita merece todos los premios a actriz de reparto – y un decadente pero aún hábil Winston Churchill – un soberbio John Lithgow – quien le pondrá diversos escollos a la joven reina. Un drama fantástico cuyas lecciones involuntarias de historia quizá puedan coadyuvar a comprender mejor al que fue uno de los grandes poderes imperialistas del siglo pasado, y a quien aún posee la corona británica y hoy sigue siendo una de las figuras referenciales de nuestro tiempo.

 

Mr. Robot

             Mr. Robot logró jugar con la mente del espectador como quizá no lo hizo ninguna otra serie en el 2016. La premisa de las serie es perturbadora:  el control que todos creemos tener sobre nuestras vidas, no es más que una ilusión creada por oscuros intereses que son los que realmente mueven al mundo. Y justo cuando puede surgir un Robin Hood cibernético capaz de desenmascarar a quienes se ocultan tras el velo del poder, nos damos cuenta que incluso esa es ilusoria.

Con un Remi Malek haciendo a un personaje cada vez más enigmático e introspectivo, la serie además hizo gala de un extraordinario uso del lenguaje audiovisual convirtiendo al plano y a los elementos en que en él se encuentran en parte fundamental no solo para crear un estilo visual sino haciendo especial énfasis en que cada pieza, cada objeto, cada personaje retratado dentro del plano es un elemento propio de la narración y por lo tanto parte fundamental de la historia que se está contando. Hay que poner mucha atención a cada encuadre para descubrir que estamos siendo manipulados visual y auditivamente por el narrador de esta apasionante historia. Una grandiosa y alucinante joya televisiva.

 

The People vs Oj Simpson: American Crime Story

             En 1994 aún podían encontrarse noticias importantes en las primeras planas de los periódicos y en los noticieros de televisión. Todo ello cambió cuando una camioneta Bronco fue perseguida por la policía en las autopistas que rodean a Los Ángeles California. En ella iba una de las leyendas más grandes de esa religión deportiva cuyos devotos en los Estados Unidos suman millones: el fútbol americano, en ella iba el legendario O.J. Simpson. Todas las grandes cadenas televisivas norteamericanas transmitieron en vivo aquella carrera protagonizada por el otrora gran corredor de los Bills de Buffalo quien huía de la policía luego de haber sido emitida una orden de arresto en su contra por el asesinato de su ex esposa Nicole Brown y de un hombre que le acompañaba. A partir de entonces hubo una gran transformación en los medios norteamericanos – y por ende de todo el mundo – en el que el sensacionalismo tomó por asalto a las páginas principales y al las noticias del prime time.

Toda esa historia fue recreada con gran maestría en la estupenda The People vs O.J. Simpson: American Crime Story, una serie que nos transportó a aquel circo mediático que se armó en torno al que sigue siendo considerado como el juicio del siglo XX en la Unión Americana. Pero el llevarnos a aquellos días no fue el único gran acierto de la serie, también fue una brutal crítica al sistema judicial norteamericano y a las causas que pueden llevar a un acusado a ser declarado culpable o inocente y que en muchas ocasiones poco o nada tiene que ver con las pruebas presentadas en la querella judicial. Con un reparto espectacular que incluía Cuba Gooding Jr., Nathan Lane, John Travalta y una increíble Sarah Paulson como la fiscal Marcia Clark, The People vs. O.J. Simpson se convirtió en una referencia para entender mejor la decadencia mediática y judicial de un país que presume de ser el paladín de la justicia en el mundo entero.

 

The Americans

             En un mundo en el que se habla de una nueva Guerra Fría entre Rusia y Estados Unidos, una serie como The Americans resulta pertinente para entender mejor lo que fue aquella velada confrontación entre soviéticos y norteamericanos que mantuvo al mundo en vilo por más de tres décadas. The Americans funciona como una brutal remembranza de esos años, pero al mismo tiempo es un poderoso drama cuyas subtramas nos llevan por diversos caminos: uno que nos lleva por una serie de espías, otro que nos cuenta sobre intensos conflictos familiares, uno más que nos adentra en una complicada y suigéneris relación de pareja e incluso uno que nos lleva por la narrativa de la crisis de identidad que sufre una adolescente cuando se entera que sus padres no solo lo que por años han aparentado ser.

Producida de manera impecable y con guiones sólidos, perfectamente equilibrados y que han logrado que durante las cuatro temporadas facturadas hasta el momento ir creciendo en una intensidad oculta tras sutiles y lentos diálogos escritos a la perfección y con personajes con complejos y duros arcos de transformación. A ello hay que agregarle la enorme química que existe entre Keri Russell y Matthew Rhys quienes forman la mejor pareja que la televisión tiene en este momento. Una joya que promete brillar más conforme la historia avanza y el inevitable final se acerca.

 

Black Mirror

             Si bien Black Mirror parece advertirnos sobre los peligros que la tecnología trae consigo, creo que ello es solamente la punta de un iceberg mucho más complejo. Ninguna otra serie ha tratado el tema de las obsesiones humanas como lo ha hecho la producción británica por lo que el énfasis está en mostrar a sociedades futuristas cuya dependencia tecnológica ha creado seres humanos que se van transformando en autómatas depresivos, violentos y que usan a las nuevas herramientas a su alcance para desarrollar aún más a sus enfermas mentalidades. Es una serie sobre víctimas de la tecnología pero también sobre victimarios que hacen uso de la misma para lograr oscuros fines que, en muchas ocasiones, tienen que ver con la humillación y la degradación de sus congéneres.

Otra vez la Ciencia Ficción aparece como ese género que es capaz de generar una serie de reflexiones cuasi filosóficas para advertirnos que el desarrollo tecnológico puede conducirnos a sociedades distópicas en las que habitan individuos peligrosos, psicópatas y egocéntricos que ya no reconocen al bien común como una aspiración del ser humano, sino que han caído víctimas del aislamiento y del individualismo que los gadgets y las aplicaciones pueden traer consigo. Serie oscura, densa, con una complejidad narrativa diferente en cada uno de sus episodios, alcanzó este año un puto altísimo tanto en su producción como en las diversas reflexiones de cada uno de sus episodios.

 

Game of Thrones

             Hemos hablado de series llenas de misterios, romance, grandes aventuras, intriga, degradación, triunfo, decadencia y suspenso, entre otras cosas. Bueno pues todo lo anterior y más convergen en la que sin duda es la serie de la década: Game of Thrones. Pero en este año la serie fue más allá, porque quizá en un futuro tengamos que hablar de un antes y un después en la ficción televisiva de “Battle of the Bastards” un brutal e increíble episodio que ya puede considerarse como un parteaguas televisivo. En él se conjuntaron todos los elementos de una narración audiovisual que raya en los límites de la perfección: una gran historia, un guión que la desarrolló magistralmente, una planificación en la que cada encuadre fue fundamental no solamente para el capítulo sino para ir hilando diversos puntos y personajes de la serie, una violencia gráfica y brutal y un puñado de actores que lograron transmitir cualquier cantidad de sensaciones a aquellos espectadores que sobrevivieron emocionalmente al episodio.

Fue un momento climático sin parangón en la televisión. Y si eso fue en un solo capítulo, qué decir entonces de toda la sexta temporada. Game of Thrones ha logrado elevar a la televisión a una categoría artística inigualable y lo ha hecho con un enorme éxito comercial demostrando que el arte audiovisual vende cuando está bien producido, bien contado y cuando es capaz de tocar al espectador en más de un nivel. Como espectadores somos afortunados de vivir en una época en la que se proyecta una serie como ésta, una serie capaz de vapulearnos con cada uno de sus episodios y hacernos pedir más aún tengamos el corazón hecho trizas. Una serie entre un millón, todo un acontecimiento que difícilmente podrá repetirse pero que marca el camino por el que tiene que transitarse si se quiere alcanzar el éxito.

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