Cristiano fundamentalista, erudito religioso, recolector de premios, romántico empedernido, psicólogo social… Craig Thompson ha sido todo eso, pero sobre todo, es una de las pocas personas que se pueden considerar como un auteur dentro de los cómics.
La ilusión de la religión
Pocos creadores de cómics pueden ser considerados verdaderos autores, en el sentido de la teoría de autor –corriente originada en el cine, donde se expone que un cineasta debe dirigir sus propios guiones, a fin de tener total control creativo sobre la historia-. Y muchos menos pueden presumir de haber ganado o sido nominados a premios con todas sus obras. Craig Thompson es un caso extraño dentro de la industria gringa del cómic, pues sus obras no sólo deconstruyen la idea que podemos tener del amor, sino que apelan a la diversidad cultural para poder ser entendidas en su totalidad.
Nacido y criado en el centro de los Estados Unidos, Craig Thompson fue educado en el seno de una familia cristiana fundamentalista1, lo que sin duda le ayudó a formarse una visión dogmática del amor. Sin embargo, fue justamente esa opresión intelectual la que lo motivó a buscar otros horizontes, encontrando en el dibujo una vía de escape para sus inquietudes, así como en la narración de historias una catarsis para sus temores.
Su primer trabajo fue una pequeña novela gráfica llamada Good bye, Chunky Rice, una historia bastante emo en donde nos cuenta su experiencia al mudarse de ciudad. Es una obra principiante, donde su estilo como dibujante todavía no se desarrollaba al completo; sin embargo, fue lo suficientemente competente como para ganar el premio Harvey a mejor nuevo talento.
El cómic habla sobre la amistad y la imposibilidad de conservarla cuando se pone tierra de por medio. El dibujo recuerda mucho al Pogo de Walt Kelly y justo la intención es contar una historia melancólica con dibujos lindos a fin de reducir el impacto emocional negativo. La obra lo logra, aunque es imposible no terminarla con un nudo en la garganta. Aun así, no es una obra que prepararía a los lectores para lo que vendría a continuación.
Entre sábanas y páginas
Fue con su segunda novela gráfica, que Thompson se ganó la admiración y reconocimiento tanto de los lectores como de la crítica. Blankets es el título de una novela gráfica donde el autor pudo contar una historia autobiográfica en donde nos narra el encuentro de su primer amor, al mismo tiempo que descubre las dudas sobre su religión. La historia es una serie de ritos de paso del niño al adolescente, del adolescente al adulto, de la virginidad a la primera relación sexual, siempre tratando de exponer la psicología del personaje principal (sí, el mismo Thompson) y dejando claro todo lo que piensa y siente.
La historia puede leerse simplemente como el descubrimiento del amor, pero sería una lectura incompleta. Blankets es un triunfo gracias a que devela lo intrincado de una mente sometida a un adoctrinamiento religioso cuando es confrontada por la realidad, representada por el pecado en forma de mujer, quien no sólo le provoca dudar de sus creencias, lo hace contrastarlas para descubrir que la religión más que liberar, encarcela nuestros sentimientos y pensamientos. Al ser originalmente cristiano, el autor no duda en utilizar analogías propias de su religión, aunque sin su misoginia o misantropía características, de ahí que la originalmente pecaminosa mujer, dentro de la historia se convierta en una especie de guía hacia el descubrimiento y la libertad.
La pasión narrativa expresada en los dibujos –porque ese es uno de los fuertes del autor, sus dibujos no sólo forman un diseño narrativo, también ayudan a remarcar las sensaciones que las situaciones producen- llevan la historia a otro nivel. No en vano esta novela gráfica ganó premios Eisner, Harvey e Ignatz2 debido a la gran calidad que posee, a demás de ser un éxito de ventas en librerías no especializadas en cómics y recibir menciones en la prensa comercial.
Blankets muestra la necesidad de que la novela gráfica exista, pues en una industria dominada por superhéroes oprimidos, una historia sencilla pero a la vez tan profunda demuestra que el cómic no sólo debe ser para lectores hombres. Con un poco de imaginación se pueden contar historias entrañables que apelen a todo público y sirvan para mostrar el poder comunicador de la historieta.
Monoteísmos
Con Blankets, Thompson abandonó sus creencias religiosas, convirtiéndose en un agnóstico ilustrado. La liberación que esto le produjo lo impulsó a estudiar detenidamente otras religiones, encontrando fascinante a la hermana menor del cristianismo: el islam. Durante la investigación para su siguiente novel gráfica, Thompson viajó por el mundo, plasmando sus experiencias en una bitácora gráfica llamada Carnet de Voyage, donde reúne peripecias, experiencias y recuerdos. Podría ser una obra menor, pero la pasión característica del autor reboza en las páginas, lo que le valió ser nominado a un premio Ignatz.
Habibi es el nombre de la obra maestra de Craig Thompson. Una historia donde el tema central vuelve a ser el amor, pero ahora sin romanticismo. Un amor que es deseo, es pasión, es vida, y lo mejor es que la historia viene envuelta en un sesudo análisis de la cultura árabe, donde a través de sus tradiciones, folclor e idioma, Thompson pone de manifiesto el respeto que se debe sentir por expresiones culturales ajenas a las nuestras.
La narración gráfica vuelve a sorprender al otorgar capas y niveles al desenvolvimiento de la historia, además de utilizar la escritura árabe para darle una estructura coherente a la narración. Habibi no es sólo la historia central, es una muestra de erudición e investigación, pero sobre todo de respeto hacia el otro. Es una historia donde la misoginia, la xenofobia y la misantropía propia de las religiones quedan expuestas y se hace patente que es posible eliminarlas. El autor sostiene que sólo conociendo a las otras culturas podemos intentar comprenderlas y aceptarlas, pues no son tan lejanas de nosotros.
Craig Thompson no es sólo un artista del cómic, no es sólo un cuentacuentos. Es un visionario que sabe que el cómic tiene posibilidades aún no exploradas y sabe que cada historia requiere un tiempo de gestación. Mientras haya autores así, el futuro del cómic, sea cual sea su medio de difusión, está asegurado.
1 Por fundamentalista se entiende que creen al pie de la letra todo lo que digan sus sagradas escrituras. Así, puede haber cristianos, judíos o musulmanes fundamentalistas, todos igual de intolerantes e irrespetuosos con el resto del mundo. Incluso existe fundamentalismo entre los comiqueros, situación que denomino fandamentalismo.
2 El premio Eisner –denominado así en honor a Will Eisner- se considera el máximo galardón en la industria comiquera; Los Harvey –nombrados en honor a Harvey Kurtzman- son igual de prestigiados; los Ignatz –bautizados en honor al personaje de la tira Krazy Kat- son otorgados por la escena comiquera independiente.