Lo cómico existencial
“¡El payaso tiene novia! ¡El payaso enamorado! ¿Qué podemos esperar? El mal gusto, la ordinariez más chabacana, la mezcla de infantilismo degenerado y sexo de clase media, el rufianismo.” César Aira.
¿Qué es el circo si no un espacio que permite al espectador, por un breve tiempo, alejarse de la realidad y del tedio cotidiano para entrar en una atmósfera de esparcimiento a partir de elementos mágicos, inesperados y cómicos? Quien va al circo busca encontrarse con lo extraordinario y sorpresivo, representado en actos y situaciones que poco o nada tengan que ver con su realidad; esta intención es subvertida de un modo peculiar en el texto del escritor argentino César Aira, Los dos payasos, siendo esta transgresión una oportunidad para abordar conceptos políticos y filosóficos.
Los dos payasos (1995) es un relato en el que se proyecta desde una aparente fantasía circense, un grotesco encuentro con la realidad. Con una narración muy sencilla, César Aira crea un ambiente que viaja de lo predecible de la repetición de las escenas, hasta inesperados planteamientos que de ciertos patrones se desprenden y que cuestionan los motivos de lo cómico, así como de la sociedad, la vida y la muerte, a partir de argumentos estéticos, políticos y existenciales.
Toda la narración transcurre durante el acto de dos payasos (Balón y Balín), los cuales protagonizan una situación caótica que gira en torno a tres acciones: el comer, el beber y el escribir, haciendo partícipe al espectador-lector, de un complejo y prosaico proceso de escritura caracterizado por los dos payasos (el que dicta y ordena, y el que copia y obedece).
Balón y Balín representan el discurso de fondo del relato partiendo de la clara relación de poder entre ellos, que a su vez se encuentra supeditada a un esquema más grande y relevante (el acto del domador y el león) del que ambos son partícipes y que los iguala en su condición de inferioridad. En este texto, el circo puede entenderse como la espacialización simbólica de una sociedad que se regula con la dicotomía del oprimido y el opresor. Este esquema se reproduce en cada una de las esferas, desde la más amplia hasta la más inferior, mientras que en la narración los dos payasos son la personificación del último de los peldaños de poder en la estructura del circo.
De este modo, es claro que en Los dos payasos, se confronta al lector con sus temores y éste no puede sustraerse de las secuencias que se encuentran repartidas entre lo grotesco y lo patético de los dos personajes. Esto, sin duda, resulta agresivo pues se percibe el reflejo propio en el amplio espejo de la posibilidad, o bien, de la memoria. Así, desde la brevedad y sencillez características de César Aira y en el margen de un relato que podría pronosticarse insustancial y absurdo, se encarnan los engranajes más tangibles pero menos asumidos de cualquier sociedad: las relaciones de poder.
César Aira, Los dos payasos, Era, México, 2001, 53 pp.