Las mejores series del 2016 (1ra parte)

El 2016 nos ha dejado una ficción televisiva extraordinaria. Las diferentes plataformas de distribución de contenidos televisivos parecen no agotar las vetas creativas y el aprovechamiento de grandes historias. Hacer la lista de este año de las series que, desde mi particular punto de vista, son las mejores que han pasado por las pantallas en estos 365 días que están por terminar, ha sido realmente complicado.

He tenido que dejar fuera algunos títulos que quizá deberían aparecer en el listado como Homeland,  House of Cards o Daredevil; lo he hecho no por razones en detrimento de su producción, sino porque me parece que tenía que incluir algunos títulos que seguramente marcarán el camino a seguir en 2017. Así que aquí está la lista de las mejores series del 2016. Como siempre, todo es debatible, así que no duden en opinar al respecto.

 

Stranger Thingsstranger

  Empecemos por el gran fenómeno del año. Pocas series en los últimos tiempos han levantado el revuelo de Stranger Things. Matt y Ross Duffer acertaron prácticamente en todo con esta entrega de Netflix: un guión espectacular, un grupo de personajes entrañables y un regreso a una época en la que quizá todo era más simple. La industria de la nostalgia ochentera se activó al máximo con el grupo de chicos que busca resolver la desaparición de uno de sus mejores amigos y que en el camino para solucionar el misterio se encuentran a una niña con poderes sobre naturales y que terminó por convertirse en uno de los personajes más queridos por la audiencia. Todos sufrimos con la tragedia de Eleven y con una Winona Ryder que logró volver a los primeros planos con una de sus mejores actuaciones. La serie estuvo tan bien producida, escrita y ambientada que muchos hubiéramos deseado que solamente se produjera una temporada, pues se corre el riesgo de que la magia termine por desvanecerse en una segunda entrega. Ya veremos.

 

Westworldwest

              Jonathan Nolan y Lisa Joy, tomaron la idea del filme homónimo de Michael Crichton de 1973 y crearon un programa que cuestiona la esencia misma del ser humano a partir de la confrontación con su propia creación. Para ello recurrieron a los dos géneros cinematográficos que mejor funcionan cuando se trata de plantear cuestiones de carácter filosófico y moral: la ciencia ficción y el western. Y Westworld es tanto un programa de ciencia ficción como un alucinante western. Las diferencias con el producto original son enormes porque evidentemente nuestra concepción de lo que puede ser la Inteligencia Artificial es muy diferente a la que se tenía a principios de los años setenta. Esa concepción es mucho más compleja y lleva a preguntarnos, ¿qué es la conciencia? Si el adquirirla es lo que nos hace seres humanos y, sobre todo, ¿qué es lo que hacemos una vez que somos plenamente conscientes de nuestra existencia y de sus posibilidades?

Los robots del parque en el que los visitantes no solamente van a vivir aventuras del oeste, sino que también a dar rienda suelta a sus instintos más bajos, toman caminos diferentes una vez que se dan cuenta de quiénes son y de los propósitos para los que han sido creados. La rebelión de las máquinas parece ser inevitable conforme se van pareciendo más a sus creadores, y ésta se gesta mientras se van develando los secretos que guardan quienes concibieron y crearon tal sitio.  Un programa oscuro, complejo y con una desgarradora violencia emocional.

 

Roadiesroadies

             Cameron Crowe y su original forma de contarnos la historia del rock en una serie que probablemente deba llevar el título de la más bonita del año. Crowe nos llevó a conocer la intimidad del grupo de técnicos, gerentes, camioneros y músicos que hacen posible la gira de una banda de rock. Lo hizo con una historia sencilla, humana, que retrataba a una familia formada por el azar y que, como toda familia, es disfuncional y diversa, pero encuentran un punto de comunión en la pasión por la música. Llena de grandes y emotivos momentos, de personajes a los que uno termina adorando y de mucha y estupenda música, Roadies se convirtió en un delicioso concierto audiovisual que con cada capítulo emocionaba y estremecía al corazón.

 

Veep veep

           En un año en el que la política norteamericana nos recetó personajes y momentos de auténtica caricatura, Veep permitió a los espectadores reírse aún más de lo ridículos que pueden ser los políticos, sus motivaciones y sus acciones. Julia Louis-Dreyfuss llevó a su Selina Meyer a la presidencia de la nación más poderosa del mundo a pesar de su incapacidad, su falta de tacto, ausencia de humanidad y sobrado egocentrismo. Con capítulos escritos impecablemente, nos sacó un interminable alud de carcajadas al ridiculizar a la institución más importante de nuestra vecina nación del norte, como si de esa forma allanara el camino a los días que están por venir.

 

Vis a Visvis-a-vis

             La historia de una mujer que llega a la cárcel víctima de un engaño. El televidente avezado inmediatamente pensaría en Orange is The New Black pero no, es Vis a Vis, una estupenda serie española que llegó este año a Netflix en Latinoamérica. La única similitud que tiene con la producción norteamericana es precisamente el punto de partida, porque a partir de entonces Vis a Vis se va a convertir en un sórdido y duro drama con tintes de cine negro y thriller policiaco, en el que personas ordinarias serán sometidas a situaciones extraordinarias que no solamente van a cambiarles la vida, sino que los llevarán en una caída libre hacía territorios en los que tendrán que hacer a un lado su humanidad tan sólo para convertirse en auténticos lobos salvajes que luchan por mera supervivencia.

Escrita sin tapujos ni miramientos, con una producción de altísimo nivel, la serie –original de Antena 3– cuenta con las actuaciones de Maggie Civantos, Carlos Hipólito, Roberto Martínez, Berta Vázquez y una soberbia Nawja Nimri, cuyo personaje Zulema tiene que ir a la vitrina de las mejores villanas de la televisión de nuestros días.

 

Designated Survivordesignated

             Un brutal ataque terrorista destruye todo el sistema político norteamericano al eliminar a sus poderes ejecutivo y legislativo. Solo un miembro del gobierno se salva: el sobreviviente designado, una figura que realmente está contemplada en la legislación norteamericana y que se refiere a un miembro del gabinete presidencial a quien se le resguarda mientras se lleva a cabo el discurso del Estado de la Unión; si una catástrofe ocurriera, ésta persona juraría como presidente para que el gobierno aún pueda mantener su capacidad de operación.

Esa es la premisa de la serie, donde el sobreviviente es Tom Kirkman, el Secretario de Vivienda y Desarrollo. Un hombre impulsado no por la ambición política sino por utilizar el cargo para el bien común. A partir de su llegada a la presidencia comienza lo que yo llamo la primera ficción “Anti Donald Trump”, pues la figura presidencial dibujada en la serie representa todos los valores opuestos a los que encarna el Presidente Electo de los Estados Unidos. Kirkman es pacifista, honesto, respetuoso de las minorías, de los derechos humanos y un hombre entregado a su familia.

Designated Survivor es un alegato a favor de la utopía política en la que esta actividad es vista como un acto de servicio público y no al servicio de intereses particulares;  al mismo tiempo, es una serie de intriga policiaca e internacional en la que Kirkman –un fantástico Kiefer Sutherland-  parece ser el chivo expiatorio de la ultraderecha norteamericana sedienta por hacerse del poder.

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