Estos cuatros poemas forman parte de Plagio (Calcos y Remedos), el más reciente libro del escritor Mauricio Carrera, publicado por Medusa Editores (2025).
TAL VEZ UNA PALABRA
Tal vez haya alguna palabra por ahí
que describa el mundo tal y como es esta mañana…
“El diccionario”, Charles Simic
Tal vez haya alguna palabra por ahí
que me resulte útil cuando el fuego
se ha cansado de llorar
y finge ser la luna a medianoche
reflejada en el charco
de mi almohada fría.
Una palabra que explique cómo
de pronto tengo arrugas
y una fatiga grande de ambiciones,
y ya no lloro pero estoy triste
como una ventana sucia
que solo contempla ladrillos, paredes deslucidas.

Una palabra que se deleite
en nombrar la belleza de mi amada
antes de la despedida marchita del amor.
Una palabra que diga:
ya es tarde para rezar,
o el signo es borroso
entre los dientes cariados.
Una palabra que encuentre lo perdido:
el tiempo que no dediqué a mi hijo,
el gran vientre de la riqueza que me huyó,
la vital rima del viajero conmovido
que acaso también construí,
el amor que fue siempre de breve uso
antes de la rabia pueril de nuestras soledades.
Una palabra para el yo profundo,
el que habita la piel,
los turbios deseos
y los orgullosos miedos.
Una palabra para maldecir
el escaparate incomprensible de la vida,
y otra que la bendiga no sé por qué.
SOLO LO SEPULCRAL SE REPITE
Nada ocurre dos veces
y nunca ocurrirá.
Nacimos sin experiencia,
moriremos sin rutina.
“Nada dos veces”, Wislawa Szymborska
Sólo lo sepulcral se repite, sólo lo eterno descarnado.
La voz gemela de la poesía se agita en la singular rutina.
Nada es como la flor, nada como la sonrisa infeliz de la tumba.
El pez es pez en la red, los apellidos testimonio de un cosmos insensible.
Vivimos sin saber la verdad y su abatido aliento de cadenas,
sólo intuimos ficciones para desconocer la burda conmoción de lo absurdo.
No aventajamos a la hostil bestia, a la espeluznante araña,
al irreconocible pangolín, a la sumergible piraña, a la imaginativa quimera.
No estamos aquí dos veces.
Venimos a la obviedad irrepetible,
al susurro de la tierra que nos convoca para siempre,
a lo invisible del tiempo sin retrasos, sin repeticiones.
La pompa de jabón y su orgullo efímero,
nuestro desnudo yo hecho de instantes y de nada,
lo que ya ocurrió y lo que ocurre,
ninguna cosa se calca realmente.
No el ruido, no el beso, no el mono en la selva,
no la vida que nos pertenece y abandona.

ESTA NOCHE, ESTOY DESNUDO
…esa noche, después de unos tragos…
“Soy un fracaso”, Charles Bukowski
Es de noche, estoy desnudo,
también borracho y acalorado.
Me deshago de su abrazo, salgo al jardín:
El viento tibio, la alberca quieta.
Me quiero tirar de cabeza. Es divertido,
Brindo por eso.
Con la copa en alto, la noche,
inmensa, me sorprende.
Piedad, digo:
Un amor, una emoción profunda, el temblorcillo en las
sienes
para contemplar, como antes, esta noche hermosa.
Pero, nada.
Y orino en un árbol.

PUES BIEN
Pues bien, yo necesito decirte que te quiero…
“Nocturno a Rosario”, Manuel Acuña
Pues bien,
yo necesito decirte que me lleva,
que estoy harto,
que adiós,
que es mucho lo que sufro,
que es mucho el aguantarte,
que ya no;
que allá tus histerias, tus depresiones,
tus porque voló la mosca,
tus hermanas y tu madre entre tú y yo;
hasta aquí,
pinto mi raya,
abur, a la chingada,
te lo digo
y te lo pongo por escrito
en nombre de mi desamor.
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