Presentan balance de “La Noche Blanca” 2017

40 mil personas disfrutaron espectáculos en 70 sedes, en 166 eventos con más de 640 artistas

Con la luna llena como testigo, la novena edición de La Noche Blanca confirmó el poder que tienen el arte y la cultura de convocar a meridanos y visitantes para disfrutar el centro histórico de Mérida y la oferta de las 79 sedes que abrieron sus puertas durante seis horas continuas la noche del sábado 2 de diciembre. La oferta cultural logró conjuntar a 40 mil personas de todas las edades, de acuerdo con las cifras oficiales y el apoyo de la Policía Municipal, que obtuvieron de una a varias experiencias culturales en las sedes donde se pudo disfrutar todo tipo de manifestaciones artísticas y gastronómicas.

Fueron 79 sedes, incluyendo las 8 Lunas “Por la paz” las que funcionaron, donde se realizaron 166 eventos con la participación de más de 640 artistas En las calles fue común encontrar a personas con programas en mano buscando el mejor espectáculo o consultando los mapas que se instalaron en los principales parques.  “Hay que aprovechar los espectáculos que tiene la ciudad”, “hoy sí me voy a desvelar”,”qué bonita es La Noche Blanca”, “sólo vine por tarea”, “me encanta que Mérida tenga mucha cultura”. y “ojalá que La Noche Blanca siga cada año”, fueron algunas de las expresiones que se escuchaban en la voz de jóvenes que iban de un lado para otro a pie para alcanzar a disfrutar los espectáculos.

Poco antes de las 8 de la noche, jóvenes y adultos ya estaban caminando por el centro histórico y la calle 60 en busca del mejor lugar. La inauguración de La Noche Blanca estuvo a cargo del alcalde Mauricio Vila Dosal quien hizo el corto simbólico en el parque de Santa Lucía, de donde se trasladó al parque de San Juan para la premiación de la final del concurso “Mérida Ciudad Blanca con Talento”. El Teatro Fantasio abrió sus puertas con el percusionista Bryan Flores quien demostró con la pieza “Hematofonía” de Héctor Infanzón, que para crear colores y ritmos solo se necesita el cuerpo humano. Para el resto de su programa se apoyó con el vibráfono, una marimba, un piano, un par de congas y bongoes para interpretar obras de Piazzolla, Kitasume (con sonidos de la naturaleza), Glenwoth (con una pieza sentimental al ritmo de blues) Koopel y Sejoume.

La Noche Blanca también sirvió de escenario para la develación de la placa por las 50 representaciones de la obra infantil de teatro y títeres “Érase una vez un pato”, que dirige Gilberto Palma, en el Teatro Felipe Carrillo Puerto, que lució repleto de familias. La Plaza Grande reunió a cientos de seguidores, primero del cantautor cubano Francisco Céspedes, y cerca de la medianoche de jóvenes que coreaba la presentación de Mario Bautista. Ambos invitados mantuvieron un diálogo constante con el público y elogios para la ciudad durante sus conciertos.

María Teresa Gómez, en su primera participación en La Noche Blanca, reunió a más de 200 personas en el Parque de Santiago, abriendo la velada con un homenaje a México con el tema “Que bonita es mi tierra” de Rubén Fuentes, seguido de un repertorio de temas de compositores latinoamericanos con mensajes de amor y paz. El Ing. Luis Flores acompañado de Geny Suárez y Carmita Araujo esperaban pacientes el concierto de María Teresa Gómez, que comenzó poco después de 10 de la noche en el parque de Santiago. “Este es el concierto que elegimos, La Noche Blanca es preciosa y muy completa, en todas partes hay información de los eventos, ojalá que continúe así”, manifestaron.

Las 31 galerías que extendieron sus horarios reportaron también llenos totales de un ir y venir de personas de todas las edades, incluyendo mucho turismo y jóvenes que al visitarlas solicitaban la pulsera con la cual podían adquirir descuentos en los restaurantes participantes en la velada de arte a tope. El Centro Cultural Olimpo fue otra de las sedes que mantuvo llenos todos sus eventos, desde las funciones del Planetario “Arcadio Poveda Ricalde”, las observaciones con telescopio, las dos funciones de “El rey enano” de la compañía Titeradas y el concierto del violinista mexicano Roberto Jurado.

Las jóvenes Jésica González. Yoali Vázquez y Monse González, quienes cada año salen a disfrutar La Noche Blanca, compartieron su satisfacción por el concierto del violinista mexicano Roberto Jurado en la sala 3 del Olimpo. “Es un artista muy completo, se siente que le apasiona la música y así lo transmite”, expuso Jésica. “Nos enteramos del programa de La Noche Blanca por las redes sociales, nos gusta mucho la música y ahora vamos a disfrutar a Maite Hontelé”.

En breve entrevista, Roberto Jurado, de Ciudad Juárez, expuso su fascinación por el festival aunque admitió que no conocía Mérida. “Me encantó la hospitalidad de la ciudad y La Noche Blanca es un festival que debería hacerse en todo el país”. Con su violín conquistó con un repertorio de música barroca y alemana con seis de las 12 Fantasías para violínn solo de Telemann, y La Chacona, de Bach. Las ocho Lunas “Por la paz” capturaron la atención en particular de los jóvenes por la variedad de arte que se pudo disfrutar en varias funciones, desde arte clow y circense, danzas polinesias y música de tríos. Cerca del edificio central de la UADY, el grupo Arts Collage elaboró un mural en blanco y negro con mensajes de paz en el que también colaboraron las personas que querían darle interpretación a la obra.

La luna de “La escarpa del arte, ubicada cerca del parque de Santa Ana, resultó una experiencia “padre e ingeniosa”, compartió la joven Ana Valdez, quien a través de las redes sociales se enteró de La Noche Blanca. Cerca de la media noche, la arpista Verónica Valerio mantuvo cautivos con su arpa, voz y sonidos de soul, mientas la trompetista holandesa María Hontelé ponía a bailar a ritmo de cumbias en el Parque de Santa Ana.

El servicio de transporte gratuito de Sprinters y Guaguas se mantuvo hasta pasada la medianoche ante las filas de personas que buscaban ir de un punto a otro para obtener más experiencias culturales. Así, La Noche Blanca logró conjuntar un programa de actividades culturales, haciendo sinergia con museos, galerías, centros culturales emergentes, grupos de danza y música, y todo tipo de manifestaciones artísticas  y la oferta gastronómica que se pudo disfrutar en Comida Sin fronteras, Bares con Arte, Cocinas Auténticas y los Foodtrucks.

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