PARTE XI: Ekos, Rodototoed, Cronomad, El Diablo, Humus, Dr. Totem, Loch Ness y Frolic Froth.
El rock psicodélico obtuvo sus bases musicales en el movimiento cultural de la psicodelia de mediados de los años sesenta. Desde aquella época, los grupos de la llamada invasión británica y de folk rock iniciaron la expansión de estos estilos musicales. Poco a poco, estas agrupaciones abandonaron el patrón musical del rock pop y avanzaron hacia la estructura de canciones más fluidas y libres. También tuvo mucha importancia la incorporación de elementos orientales de la música indú. De igual forma, los elementos básicos del jazz free fueron incluidos en el sonido psicodélico, por lo que fue posible elaborar composiciones más desatadas.
Por otra parte, la experimentación de las nuevas tecnologías de estudio, hicieron posible alterar electrónicamente los instrumentos y las voces. Grupos de rock ácido, como The Jimi Hendrix Experience y Cream fueron ejemplos populares muy descriptivos del nuevo sendero psicodélico hacia una expresión musical más agresiva y novedosa, en particular a través de la exhibición de improvisadas presentaciones en vivo. En realidad, la frontera que divide lo experimental y lo progresivo es muy delgada.
El rock progresivo psicodélico puede contener los elementos descritos anteriormente en diversas combinaciones, pero el enfoque artístico del rock progresivo es otro factor preponderante. Cabe destacar que, entre los conjuntos musicales pioneros que ofrecieron importantes aportes al progresivo psicodélico, destacan The Beatles, Jefferson Airplane y Vanilla Fudge. Algunas bandas de rock psicodélico se apegaron al estilo beat de mediados de los años sesenta en forma purista, sin contribuir en el desarrollo experimental del rock psicodélico que otros encabezaron. La evolución del avance psicodélico en un contexto progresivo puede notarse en las grabaciones tempranas de los grupos Arcadium y Baby Grandmothers.
En Alemania, los artistas influenciados por la psicodelia británica definieron su propio movimiento llamado Krautrock. En esta corriente, las bandas pioneras de principios de los setentas representaron el sonido progresivo del rock ácido de Alemania: experimentaron largas improvisaciones instrumentales, enfatizaron el uso de efectos psicodélicos y sonidos electrónicos extraños. Algunos ejemplos son los grupos Amon Düül II, Ash Ra Tempel, Can, Necronomicon y Yatha Sidhra. Vale destacar que el estilo Progresivo Electrónico surgió del mismo Krautrock. Algunos de los artistas más influyentes de este movimiento, como Tangerine Dream y Klaus Schulze, exploraron una forma musical psicodélica, distinta al principio, que fue influyente para el desarrollo del sonido Space Rock.
En la misma escena del rock psicodélico de finales de los sesenta, también surgió el género del rock espacial. Las primeras actuaciones de este género asimilaron los elementos de Krautrock, como los ritmos hipnóticos repetitivos y los paisajes sonoros electrónico-ambientales. El sintetizador, con sus tonos burbujeantes y esquemas espaciales, que provocaban un flujo deslizante, fue el instrumento típico de este género. Las guitarras eran tocadas con la técnica de glissando y los efectos de delay/echo. Además, fueron muy utilizados los elementos musicales originados en el reggae/dub.
Las historias, las imágenes, los títulos de canciones y los nombres de álbumes que se refieren a temas cósmicos son características del género. Una leyenda señala que el álbum en vivo “Space Ritual” de Hawkwind es el último álbum de rock espacial debido a la colaboración con el escritor de ciencia ficción Michael Moorcock. Pink Floyd puede ser considerado como pionero del rock espacial durante su fase inicial, como lo demuestran los temas “The Piper At The Gates Of Dawn” o “Careful With That Axe Eugene”. Otro ejemplo del rock espacial clásico es el álbum “Solar Music”, de Grobschnitt, o los discos innovadores del grupo Gong al comienzo de su carrera, o la extraordinaria obra de la agrupación británica UFO: “Flying – One Hour Space Rock”, en 1971.
En la mayoría de los países se puede encontrar una muestra relevante de rock espacial. Las bandas suecas tenían un intercambio muy rápido de músicos entre sí, lo que les permitió cierta versatilidad en el género. Japón es una reserva inagotable de artistas que exploran tanto el rock progresivo psicodélico como el rock espacial progresivo. Los ejemplos más representativos del género en el mundo son bandas como Oresund Space Collective, con sus largas improvisaciones; Quarkspace y Ozric Tentacles, con su mayor énfasis en elementos electrónicos, y Vespero e Hidria Spacefolk, con la inclusión de componentes musicales étnicos. Otros grupos, como Escapade y The Legendary Pink Dots, representan un enfoque vanguardista del género, mientras que Subarachnoid Space y Kinski establecieron transiciones al post rock.
En la escena nacional, hay una diversidad de grupos de rock psicodélico progresivo y rock espacial. De entre todos ellos, la banda Ekos ha sido hasta hoy la agrupación más representativa del género en el ambiente internacional. Ekos fue fundada en México en 2005 como una banda que realizaba versiones de Pink Floyd. Desde 2009, el grupo ha creado sus propias composiciones para lanzar su paisaje sonoro original. Su formación está integrada por Ana Camelo (teclados y voces), Jesús Torres (guitarra y voces), Víctor Juárez (bajo) y Ricardo Castro (batería). La banda alcanzó su solidez musical en 2010 y grabó su obra debut “Luz interna”, que fue lanzada en 2012. En el año 2015, fue incorporado Carlos Clériga en la batería y la percusión y, con la nueva formación, la banda inició la composición y grabación del nuevo álbum: “Otra dimensión”, publicado en 2017.
Oscuridad, del álbum “Luz Interna”, de Ekos
Otra banda, una de las más longevas en el género, es Humus, que se formó desde 1987 con un solo hombre: Jorge Beltrán. A fines de los años ochenta y principios de los noventa, Beltrán lanzó cinco cassettes que generaron gran interés en los barrios subterráneos de la Ciudad de México. Posteriormente, en 1992, Humus grabó “Tus oídos mienten”, álbum que generó críticas internacionales. Pero desde el segundo disco titulado simplemente “Humus”, lanzado en 1994, el concepto original de la banda cambió por el de una agrupación en vivo, que incluyó al bajista Víctor Basurto, un viejo amigo de Beltrán.
El tercer álbum titulado “Malleus Crease” fue lanzado en 1995 junto con el álbum “Ouroboros”, de un proyecto hermano: Frolic Froth, en el que participan, además de Jorge Beltrán y Víctor Basurto, el baterista Arturo López. Después del álbum 4º, Humus ha grabado alrededor de una decena de discos desde 1998. La banda continúa activa, a pesar de que sus miembros viven en diferentes países: Beltrán en México y Basurto en los Países Bajos. Aún en esta circunstancia, han logrado seguir tocando juntos a través de las nuevas tecnologías de comunicación. El disco 16 de la agrupación ya fue publicado este año bajo el nombre de “Kush”.
Malleus Crease, del álbum “Malleus Crease”, Humus
Respecto del otro proyecto de Beltrán y Basurto, junto con Arturo López, Frolic Froth es una de las diversas encarnaciones de bandas psicodélicas de México. Anteriormente habían tocado juntos en diversas agrupaciones junto con otros músicos, por nombrar a Humus y Loch Ness. Su sonido es pesado en el antiguo sentido psicodélico, con el cual rinden homenaje a las bandas de Krautrock alemanas, Jimi Hendrix y grupos de vanguardia como Henry Cow y Etron Fou Lelublan. Frolic Froth ha grabado cuatro álbumes, dos de ellos en 1996 y 1997, y ha sido designado como una de los proyectos psicodélicos más influyentes de México.
Moonmole, del álbum “Eponymouse”, Frolic Froth
Loch Ness se integró en 1986 por Édgar Anaya (guitarra), Víctor Basurto (bajo) y Pepe Centurión (batería), el cual fue el grupo raíz de la explosión psicodélica de la década de los noventa en México. Su disco debut, de título homónimo, publicado en 1988, representaría la escena del rock espacial mexicano en los siguientes años. Este grupo integró algunos elementos del Krautrock iniciales, como los de Gürü Gürü y Gila, también mezcló guitarras de alto octanaje con ligeros tonos de jazz en los ritmos.
Su segundo álbum “Öx”, lanzado en 1990, presentó al nuevo baterista Arturo López y aumentó el nivel de composición. El último esfuerzo musical lo representa su tercera obra: “Drumnadrochit”, que fue editado en Musea Records, en 1994, esta vez con más referencias de King Crimson. Posteriormente, Víctor Basurto se fue a colaborar con Jorge Beltrán en el proyecto Humus.
Felix, del álbum “Öx”, Loch Ness
Entre las bandas que han hecho aportes relevantes al género destaca Rodototoed, trío mexicano integrado por Rodolfo Gutiérrez (batería), Toto Merino (bajo) y Edwin Monney (guitarra), de ahí su nombre. La banda ha complacido a los fanáticos del Krautrock clásico. Por su parte, Dr. Totem es otro de los grupos de rock espacial, originarios de Xalapa, Veracruz, que comenzó en 2010 a explorar nuevos sonidos de diversas influencias: psicodélico/espacial progresivo de los años setenta con elementos de stoner, blues y post rock.
La revuelta de Lombardo, Dr. Totem
El Diablo es una banda mexicana que comenzó a tocar hardcore, y luego rock psicodélico, que se inspiró en agrupaciones como Pink Floyd, Gürü Gürü y Tangerine Dream, y comenzaron a hacer improvisaciones. Cabe señalar que la mayoría de sus primeras canciones son instrumentales, con una evidente influencia de Gong y un sonido psicodélico. El grupo ha grabado dos álbumes por sí mismos, luego de su disco debut, de nombre homónimo. En este disco es posible escuchar algo de rock psicodélico y algunos pasajes sinfónicos con algunos efectos espaciales.
“El Diablo”, álbum de El Diablo
Finalmente, habrá que referir a la banda Cronomad, que comenzó su aventura musical desde 2010 como quinteto de rock experimental e improvisaciones espaciales: Érik Huicochea (bajo), Miguel Romero (batería), Moisés Márquez (sintetizadores), Alfredo De la Cruz (flauta y saxofón) y Diego Ortega (imágenes ilusorias).
Arábiga rabiosa, de Cronomad