A veces hay que recordarle a la gente que va a morir para que aprenda a vivir más…
Albert Camus, El Mito de Sísifo.
Pocas novelas, películas y mucho menos series de TV tratan los temas de la vida y la muerte como lo hizo Six Feet Under, serie creada por Alan Ball, guionista de la afamada American Beauty (Sam Mendes, 1999), para la cadena HBO de 2001 a 2005. A través de la vida cotidiana de la familia Fisher, quienes tienen como negocio familiar una casa funeraria en un suburbio californiano, la historia nos plantea los dilemas existenciales de la muerte como representación de nuestra propia finitud, tanto en la percepción individual como social (religiones, filosofías y demás); la muerte es el más poderoso motivador. La obertura de cada episodio es la muerte de alguien, ya sea que esta esté relacionada con la trama o no.
Contrario a lo que podría pensarse, Six Feet Under no es una historia que trate sobre la muerte en sí, sino sobre la consciencia sobre la vida, como un regalo que no debe ser desperdiciado y sobre el cómo hacemos uso de ese regalo; esto es retratado mediante diálogos exquisitos que van desde el mas fino humor negro hasta el drama más profundo, dichos diálogos contienen un abismo filosófico que nos recuerda la novelística de Jean-Paul Sartre o la obra cinematográfica de Ingmar Bergman. Los detalles visuales y los símbolos que dan soporte a estos diálogos son tan complejos y vastos que uno desea regresar una y otra vez a ellos.
La imagen es tratada de una manera sumamente elegante y cuidada al punto de que la mayoría de las escenas podrían ser fotografías artísticas por sí solas, dignas de una exposición. Lo mismo sucede con el desarrollo psicológico de los personajes y la propia historia, sobra decir que las actuaciones son sublimes. Una de las razones por la que la serie tiene un impacto emocional tan fuerte en el espectador es que la lógica dentro de su ficción es impactante: se trata de la vida real, un verdadero retrato universal.
Se trata de una serie pensada y escrita desde el principio hasta el final antes de que el piloto siquiera fuera transmitido, lo cual hace que, pese a su estética surrealista, todo se perciba de una manera real. La búsqueda de uno mismo a lo largo de nuestra corta existencia, una vez que nos hacemos conscientes de esta y saber que en algún momento va a llegar a su fin; la lucha con los absurdos kafkianos de la sociedad y con aquello que nos atrevemos a llamar mundo se exponen de un modo que cualquier persona queda atrapada en la pantalla; todo es parte de Six Feet Under.
A fin de cuentas, como se plantea en esta serie de TV y en cualquier texto existencialista: somos arrojados a este mundo sin guión alguno y aún así se espera de nosotros una gran actuación…