Usualmente se asocia a los cómics con los superhéroes, olvidando que, desde sus inicios, los encapotados no han sido más que uno de los muchos géneros que la historieta ha abarcado. Previo a la televisión y a la masificación del cine, los cómics fueron el entretenimiento más popular entre gente de todos los estratos sociales y etarios, lo que permitió que una gran diversidad de temas y tópicos se mostraran en sus páginas. Gracias a los designios de las autoridades (aquí pueden leer mi artículo sobre el Comic Code Authority), una versión pauperizada de los superhéroes fue lo que pervivió en la historieta estadounidense, creando la falsa idea de que los cómics no son más que fantasías adolescentes de venganza y justicia.
Sin embargo, el cómic es un medio tan o más diverso que el cine, pudiéndose encontrar obras maestras en prácticamente todos los géneros existentes. También hay que recordar que los Estados Unidos no son el único país que produce cómic, por lo que voltear a otras latitudes puede sorprender por el grado de madurez que han alcanzado sus industrias historietísticas, la mayoría de las veces mucho más grandes y exitosas que la muy influyente industria norteamericana en nuestro país. A continuación hay una pequeñísima muestra de cómics que deberían formar parte de la cultura general, ya sea por la historia y la manera en que es narrada o por la calidad de los dibujos, calidad que muchas veces no tiene que ver con un virtuosismo estético sino con uno narrativo. Se procuró elegir obras que pueden ser conseguidas en México, ya sea porque han sido editadas aquí o porque las librerías las distribuyen como importación; en caso contrario, siempre queda como opción la compra en línea.
Daytripper de Gabriel Bá y Fabio Moon
Aunque fue publicada originalmente en Estados Unidos, lo cierto es que sus autores son brasileños, lo que indudablemente le otorga otra sensibilidad a una historia que, aunque habla sobre la muerte, irónicamente está concebida para celebrar la vida. A través de historias sueltas, el narrador emprende un viaje por la valoración de esas cosas que muchas veces dejamos pasar o damos por sentadas, diciéndonos que no hay manera de recuperarlas por lo que hay que estar siempre atentos para poder disfrutarlas en su momento.
Sin caer nunca en la chabacanería de la autoayuda, este cómic nos ayuda a reflexionar sobre nuestro espacio y tiempo, nos invita a ser más observadores y nos motiva a buscar ese detalle que el trajín diario se empeña en arrebatarnos. Day tripper es, sin duda, un cómic para compartir con los seres queridos.
Arrugas de Paco Roca
Lo que Paco Roca logró con este cómic es algo pocas veces visto en el mundo de la historieta. Valiéndose de entrevistas y anécdotas de enfermos de Alzheimer y sus parientes, el autor fabricó una historia que no sólo nos abre los ojos ante la realidad de una enfermedad tan mitificada como desconocida, también puede servir como documento para dar a conocer los cambios con los que el círculo cercano al enfermo debe lidiar. Al mismo tiempo es una obra entrañable sobre la tercera edad, en donde podemos ver reflejadas todas las actitudes que se tienen al respecto y algunas de sus consecuencias.
Arrugas se ha ganado a pulso todos los premios que ha recibido y ha permitido que la obra de Paco Roca sea conocida fuera de su natal España. Incluso cuenta con una adaptación animada al cine, no tan buena como el cómic original. Indispensable si quiere conocerse el potencial del cómic como proveedor de historias.
Uzumaki de Junji Ito
Para los amantes del terror, Junji Ito debería ser una referencia obligada. Es uno de los mangakas que mejor han sabido combinar la repulsión que el horror provoca con el terror psicológico, creando obras cuyo nivel terrorífico rebasa el momento de lectura. Uzumaki tal vez sea su obra más conocida, pero no por eso es comercial. Trata sobre un pueblo que es maldecido por unas espirales, apareciéndose en los lugares más insospechados. El surrealismo que rodea a la historia es simplemente el punto de partida para que el miedo se vaya apoderando del lector, miedo que el intrincado trazo del autor no hace más que acrecentar, llegando al punto de ser más que grotesco.
Uzumaki cuenta con una adaptación al cine que, al haber sido realizada antes de que finalizara la publicación del manga original, lleva la historia hacia otros derroteros igual de tenebrosos. Ambas obras valen la pena conocerse para para atisbar el horror oriental, que es mucho más que fantasmas vengativos.
Blankets de Craig Thompson
Blankets es una historia de amor, un rito de iniciación y una biografía convertidos en cómic. Es la historia del primer amor del autor, la cual hace coincidir con el inicio de su escepticismo hacia la religión, creando una historia donde el amor no sólo es una vía de escape, es también un ancla cimentada en la realidad, sobre todo cuando no termina bien.
Criado como fundamentalista cristiano, Craig Thompson plasmó en dibujos todas y cada una de las sensaciones que la duda genera en el adolescente promedio cuando se enfrenta a las incertidumbres típicas de esa edad, sin dar concesiones aunque se tratase de su propia vida. El resultado es un viaje con el que muchos se sentirán identificados y con el cual quizás puedan poner en perspectiva sus propias experiencias, lo que sin duda hace que este cómic sea una obra indispensable.
Bone de Jeff Smith
Aunque se ha descrito como la fusión entre Disney y la fantasía de Tolkien, lo cierto es que Bone va más allá al no ser tan timorato como la primera y más dinámico que la segunda. Bone es un cómic de aventura que lo mismo entretiene a niños que a adultos, logrando algo que actualmente es muy raro en la industria estadunidense: es un cómic para todas las edades.
Logrando capturar la atención del lector desde las primeras páginas, Bone agrada a los niños por lo sencillo de sus dibujos -muy al estilo de caricaturas clásicas de Disney- y por presentar valores fácilmente identificables. A los adultos los engancha por tener una trama intrincada y un humor picaresco, donde cada personaje tiene un peso específico dentro de la historia y no se dejan cabos sueltos. En muchos aspectos recuerda a los cómcis que los mayores de 35 años leían de niños, que los mismo podían despertar la imaginación de los pequeños y atrapar a los mayores.
Preacher de Garth Ennis y Steve Dillon
Tomando al western como inspiración principal y aderezándolo con esa violencia sin sentido popularizada por Quentin Tarantino, Ennis y Dillon crearon un cómic inmortal donde todo exceso abunda excepto el de la moralidad, concepto que se cuestiona fundamentalmente a nivel religioso, específicamente la religión judeocristiana.
Preacher es quizás el último gran cómic estadounidense del siglo XX, cuya influencia todavía puede sentirse en la industria de varios países. Con una crudeza propia del observador externo, el irlandés Ennis fabrica un retrato poco halagüeño de la sociedad rural de Estados Unidos, donde da un repaso de todas y cada una de las perversiones existentes simbolizando elementos podridos de dicha sociedad. El dibujo de Dillon simplemente plasma a la perfección la podredumbre de un país que ahora tiene a un miembro del Ku Klux Klan como presidente, dotando al cómic de un hiperrealismo nada lejano de la supuesta realidad.
I kill giants de Joe Kelly y J. M. Ken Niimura
En la escuela nos enseñan cómo hacer las cuentas, a escribir y hablar correctamente, sobre el mundo, su historia y devenir, pero nunca nos dicen cómo comportarnos cuando la tragedia acecha. Un cómic como I kill giants tampoco lo hace, pero es una historia que habla sobre esa lucha que hay que tener contra esos gigantes que nos atemorizan para poder destrozarlos, porque sólo así podremos ser libres.
Con un dibujo caótico y salpicado, I kill giants es una historia sobre esa responsabilidad que nos corresponde aunque todavía no tengamos la edad para ser responsables. Es una historia de infancia destrozada, de autoconocimiento y de reencuentro con la esperanza, cuyo mayor mérito es tener a una mujer que termina siendo fuerte como protagonista, algo raro en el cómic escrito por varones.
Cristóbal el brujo de Ensamble Cómics
Ensamble es un colectivo de antropólogos, sociólogos y dibujantes que se dieron a la tarea de recopilar leyendas de México, para plasmarlas en un cómic que visualmente recupera mucho del estilo de grabadores como José Guadalupe Posada, creando una obra irónicamente innovadora en la escena del cómic mexicano. Cristóbal es un brujo que va recorriendo el país deshaciendo entuertos y apoyándose en la idiosincrasia de las diferentes regiones de México para llegar siempre a buen puerto.
En sus páginas lo mismo vemos leyendas prehispánicas y coloniales, que leyendas urbanas actuales, todo narrado de forma amena y humorística sin caer en el chiste bobalicón. Al final de cada episodio se incluyen datos sobre las leyendas, la geografía y la cultura de las zonas mencionadas en cada historia, dotando al cómic de un valor cultural mayúsculo. Sin duda alguna, Cristóbal el brujo es una obra que habla no sólo a los mexicanos, sino a todo aquel interesado en la cultura popular de Latinoamérica.
Ghost World de Dan Clowes
La sociedad estadounidense está tan embobada con entretenimiento y mal periodismo, que su juventud ya no tiene ganas de ser nada en la vida. Ese es el mensaje central de Ghost world, un cómic donde el autor logra capturar el aburrimiento y hastío en el que los adolescentes de ese país viven día a día, donde lo que menos importa es hacer algo.
Con un nihilismo a flor de piel, Clowes logra fabricar un mundo donde no existe el deseo, al menos no de forma apasionada, que no es más un reflejo del mundo actual, en el que los adolescentes tienen tan pocas oportunidades que prefieren perderse en la comodidad de un subempleo mal pagado que en la búsqueda de oportunidades efímeras. Ghost world tiene una versión en cine que cobra vida propia al no ser una adaptación directa del cómic y estar escrita por el mismo autor, por lo que es en realidad una extensión de ese universo cuyas diferencias con “real” es mínima.
Palestina de Joe Sacco
Quizás el mayor representante del periodismo hecho cómic, Sacco nos muestra la vida en una Palestina ocupada y vejada por la invasión israelí intentando mantener la objetividad. El resultado es una crónica de desesperación y pobreza, donde los palestinos, mas que víctimas, son el blanco de la exterminación paulatina.
El estilo de Sacco ha creado escuela, ganando premios por su forma de abordar el periodismo en cómics. También tiene obras dedicadas a la guerra de los Balcanes y a la Primera Guerra Mundial. Queda claro que su periodismo es bélico y no tiene tapujos en mostrar la crudeza de lo que observa, entregando obras con una muy marcada influencia del expresionismo alemán, en particular del pintor Otto Dix. La obra de Sacco es la muestra de que el cómic hace mucho que dejó de ser un producto enfocado al público infantil y que es un medio de comunicación más para poder trasmitir información válida.