Mauricio Vila atenta contra la cultura en Yucatán: el MACAY y la OSY podrían cerrar

El pasado viernes 20 de noviembre, el Gobierno del Estado de Yucatán hizo público su presupuesto de egresos e ingresos para el 2021, a través del Consejo Consultivo del Presupuesto y Ejercicio del Gasto, el cual aprobó por unanimidad la propuesta, a pesar de ser una de las más austeras de las últimas décadas. El Poder Ejecutivo presentó este proyecto económico al Congreso Estatal el pasado miércoles 25 del presente, el cual deberá ser aprobado en los próximos días.

En caso de ser ratificado, esto significaría un recorte del 20% para la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán (SEDECULTA), y aunque en papel esto no parece ser mucho, esos 89 millones de pesos menos afectarían directamente la permanencia de recintos culturales como el Museo de Arte Contemporáneo MACAY, el Museo de Arte Popular de Yucatán (MAPY) y el Museo de la Canción Yucateca, entre otros espacios cuya continuidad aún está por verse.

El Museo Fernando García Ponce-Macay.

En el caso de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, fuentes cercanas a la Secretaría de Administración y Finanzas (SAF), informaron que recortarían alrededor del 85% del subsidio anual que se le brinda por parte del estado, por lo que para el 2021 se contempla un presupuesto de 5 millones, por lo que su continuidad se vería seriamente amenazada, ya que el monto es insuficiente si tomamos en cuenta que en el 2019 recibió del gobierno 30 millones (ingreso propio de 12 millones aproximadamente), el cual en el 2020 se redujo a 28 millones (aportación propia rondando los 13 millones).

Asimismo, el recorte también alcanzaría a la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior (SIIES), con 42 millones (24%) menos de presupuesto, lo cual es preocupante ya que de esta secretaría depende la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), cuyo presupuesto para el 2021 aún está por definirse. Hasta el momento, ninguno de los titulares de la ESAY, OSY y SEDECULTA se han pronunciado al respecto del recorte anunciado, pues este no será oficial hasta que el congreso del estado apruebe la propuesta de Mauricio Vila y su consejo consultivo.

Monto del recorte presupuestal avalado por el gobernador.

Retomando el caso de SEDECULTA, si consideramos que en el 2020 tuvo un presupuesto de 480 millones, de los cuales 260 fueron destinados para pagar el adeudo de el Gran Museo del Mundo Maya, y ese esquema se repitiera este 2021, menos los 89 millones que se recortarían este año, eso dejaría a la secretaría con aproximadamente 130 millones de pesos para operar el próximo año. Sin embargo, el 40% del presupuesto anual de la institución está destinado a gastos de operación y pagos de nómina, por lo que la secretaría no tendría presupuesto para darle continuidad a programas como Cultura para Todos (en el cual están contemplados los municipios del interior del estado), y tampoco tendría manera de continuar apoyando los festivales anuales (Wilberto Cantón, Primavera Cultural, Otoño Cultural, etc).

Cabe destacar que el proyecto general de presupuesto para el próximo año asciende a 38,067 millones de pesos y no contempla nuevos impuestos. Por parte de la federación, Yucatán recibiría 1,848 millones de pesos menos que en el 2020. El ajuste económico propuesto por el gobernador Mauricio Vila, forzosamente significa no sólo la reducción del apoyo que la SEDECULTA brinda al MACAY, sino que en definitiva su aportación desaparecería (en el 2020 fue de 4.5 millones), provocando el cierre de la máxima institución museística del arte en el sureste del país. Al tanto de esta situación, en llamada telefónica con Rafael Pérez y Pérez, director del MACAY, este comentó lo siguiente:

“En el 2019 recibimos 9 millones 872 mil pesos por parte de la Sedeculta, pero en el 2020 este recorte fue del 59%, lo cual equivale 4 millones 54mil pesos. De aplicarse el recorte propuesto por el gobernador, en el 2021 no tendríamos ningún apoyo económico por parte del gobierno del estado. El recorte del 2020 nos afectó significativamente, ya que el personal se redujo en un 56.4%, por lo cual tuvimos que liquidar a 21 personas de nuestra plantilla, de la cual permanecen 17, cuyas plazas desaparecerían, puesto que nuestra nómina viene de la partida proporcionada por el Gobierno del Estado.

Sin este apoyo, el museo en definitiva no podría sobrevivir a otro golpe, puesto que la aportación de la Fundación Fernando García Ponce es de un 25% de los gastos, lo cual este año nos sirvió para finiquitar dichas plazas. Adicionalmente, la mayoría de los gastos de montaje son patrocinados en especie por un valor equivalente a 7 millones, por lo que sin la ayuda de la SEDECULTA los gastos de operación serían insostenibles. En pocas palabras, sin el apoyo del Gobierno del Estado encabezado por Mauricio Vila el cierre del MACAY es seguro”.

Rafael Pérez y Pérez, director del Museo Macay.

Al preguntarle sobre si estas medidas son únicamente a causa de la pandemia o de las decisiones tomadas a nivel federal, en contraste con la administración estatal el director del MACAY agregó:

“Entendemos que tenemos que ajustarnos y que debe haber un presupuesto austero, como el del 2019 y 2020, pero una partida nula para el 2021 sería decapitar a la cultura en Yucatán. Si la Sedeculta recibe un recorte del 20%, ¿por qué la reducción a las instituciones dependientes de ella está por arriba de ese monto? Con este 51% restante básicamente nos quitarían el 100% del presupuesto total. Es incongruente el presupuesto que proponen con respecto al recorte que nos están propinando. Para subsistir, el museo necesita 5 millones, eso significa que ya estamos operando con un déficit presupuestario; es decir, que no tenemos dinero ni para el pago de los aguinaldos de los trabajadores. De hecho, sin la buena voluntad del gobernador, no tendríamos ni siquiera la cantidad necesaria para finiquitar al personal.

Perder al MACAY significaría la aniquilación de Yucatán como entidad cultural, si a ello le sumamos el recorte en otras áreas y recintos, además del impacto que tendría en otras instituciones y secretarías del ámbito. De llevarse a cabo el cierre del MACAY, afectaría no sólo a la cultura, sino al turismo, y por supuesto, a los creadores de todo el sureste y del resto del país que tenían sus exposiciones programadas para el próximo año. No obstante, tengo la esperanza de que el poder legislativo tenga la sensibilidad que el gobernador no ha podido tener para entender este momento histórico, y que el congreso tenga la facultad de hacer observaciones al presupuesto propuesto por el Gobierno del Estado. Si el congreso y el gobernador no reevalúan esta propuesta el saldo sería negativo y el cierre sería inminente”.

El gobernador Vila propone recortar 20% al presupuesto para la cultura de Yucatán.

No cabe duda que cerrar un museo como el MACAY, que es el único del sureste vinculado al arte contemporáneo sería catastrófico, porque como bien sabemos, la función educativa y turística que los recintos culturales ejercen impacta de manera positiva y económica a la sociedad en general. Cerrar un museo, un teatro o cualquier reciento cultural es mutilar el gran atractivo que el arte y las expresiones artísticas han dado a nuestro estado.

La cancelación de un espacio icónico que se ha logrado posicionar a lo largo de 27 años sería un atentado para la sociedad yucateca, y, de alguna manera, para todo el ámbito peninsular. En ningún sexenio anterior se había castigado tanto a la cultura como se está castigando en los dos años que llevan Mauricio Vila y el PAN al frente de Yucatán. Y esta no es una opinión con tintes partidistas, sino mi visión personal no sólo como periodista, sino como creador y promotor cultural.

La gravedad de lo aquí expuesto es preocupante, por lo que como ciudadanos es el momento de pronunciarnos a este respecto –como algunos valientes ya han hecho-, so pena de que el arte y la cultura en Yucatán caigan en la ignominia gracias a las decisiones de sus gobernantes, aquellos que consideran a la cultura como un bien inmaterial accesorio y no prioritario. Finalmente, si algo nos ha demostrado esta pandemia, es que no podríamos sobrevivir al encierro sin el arte, sin la música, sin el cine, sin la literatura y sin tantas expresiones hechas por nuestros artistas, los cuales, al igual que nosotros, también tienen familias que mantener, seres cuyas mentes y espíritus no se alimentan del Subway del día…

 

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3 Comments

  1. says: Felipe de J. Cervera

    Crisis por todas partes. Unas, consecuencia de otras, guardan su latencia esperando que el reloj les marcara la hora -ya escrita- para manifestarse. Los resultados indeseables, son una trampa inesperada hasta por los mismos que controlan los contextos sociales, económicos, administrativos. Su manejo subjetivo de las instituciones, pese a controles y procedimientos diseñados esmeradamente para evitar errores, no refrendan falta de visión sino la obviedad de orientarse a metas ajenas al bien común. Puede explicarse los mecanismos de esta situación grave para la cultura, en la vida de Yucatán. Pero, a favor de la simplificación, habrá que deslindar roles: la crisis de los partidos políticos no tiene que significar crisis para la sociedad. Aun yendo de la mano, no son lo mismo. De los primeros, su pérdida de credibilidad hace visible su derrumbe. Convertidos en autoridad, en la manipulación -que no ejercicio- del poder, se ha mantenido la norma caciquil, solo cambiándose el nombre, como la muestra suprema de actualización. Aquello seguirá por siempre igual, se sabe. El maestro Avilés comenta, con respaldo de razón, que el sector civil ha sido edificante de logros y avances en la vida cultural. De ello se desprende que, si la sociedad no descansa en su búsqueda de mejores condiciones de vida, este es un tiempo de actuar ya en primer plano. Desde un origen civil, el poder debe representar vocación social, distinto de la institucionalidad que se disfraza de sociedad.
    Más sectores, además del cultural, caerán en el pantano, en mayor medida o quizá menor, lo que fuere que esto signifique. Para el caso, es lo mismo: estancamiento, retroceso, pérdida. Basta de que el proyecto político de los partidos establecidos sea la dosis para una sociedad que amerita precisión en las decisiones y efectividad en sus proyectos.

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