El documental “Get Back”, de Peter Jackson, está disponible en la plataforma Disney Plus.
Trato inútilmente de iniciar esta crónica con objetividad, pero la emoción no me lo permite. He visto dos veces Get Back, el documental de casi 8 horas que, en tres partes -muy al estilo del director Peter Jackson-, preparó con mucha dedicación y cuidado durante casi cuatro años. “Let it be”, aquel documental que inicialmente nos presentó Michael Lindsay-Hogg en 1970, nos dejaba un amargo sabor de boca por lo doloroso que parecía la última colaboración de los Beatles como grupo.
Sin embargo, Jackson y su equipo revisaron, seleccionaron, editaron, remasterizaron las 60 horas de material existente para mostrar el lado de la historia que todos a los que nos gusta la música en general, y los Beatles en particular, queríamos saber que existió. Esa magia de cuatro grandes creadores que buscaban evolucionar como siempre lo habían hecho. Esa camaradería que siempre mostraron en lo público y lo privado antes que los intereses personales y económicos salpicaran su amistad y complicidad. Esa alegría de crear, de trabajar como grupo, de acompañarse.
Por supuesto que a lo largo de más de 20 días de trabajo ininterrumpido se dieron desavenencias, discusiones, desencuentros, pero siempre permeó el espíritu creador y participativo de los cuatro; sobre todo, con la inclusión del quinto elemento que vino a reforzar el vínculo creativo y amistoso del grupo, el gran músico Billy Preston.
Cada uno de los Beatles se mostró cual era: John el genio de las ocurrencias, el hombre enamorado perdidamente de Yoko que no se le separó ni un minuto, el creativo con la respuesta perfecta en la música y en la letra. Paul como el perfeccionista, el orquestador, el de la gran idea, incluso como el padrastro tierno y juguetón. George con su enorme talento en la ejecución de su guitarra, del piano, cada vez mejor compositor, sabedor de lo que, a partir de ese momento, buscaba para sí mismo como artista, también muestra su lado menos tolerante. Ringo, como siempre, un baterista preciso, que sabía perfectamente lo que se necesitaba hacer, tranquilo, simpático y con un gusto especial por la cámara, ya a esas alturas había filmado varias películas que le daban esa soltura.
El colofón por todos esperado fue esos 42 minutos del “Concierto en la azotea” que es uno de los momentos más icónicos de la música. No fueron los primeros en hacerlo, es cierto, pero nadie los ha podido superar. Todos los detalles, desde la sorpresa de los peatones hasta la intervención policiaca, nos muestran a un grupo que comulga con la interpretación en vivo, ante un público que no pueden ver, pero que sienten. De ahí fueron tomados cuatro tracks para su último álbum publicado, “Let it be”, pero ninguna toma de estudio pudo superar la energía, precisión y magia de lo que tocaron en vivo ese 30 de enero de 1969.
Get Back nos devuelve la emoción, la ilusión y la alegría de ser testigos por la pantalla de los últimos días del grupo mas grande de todos los tiempos en plena explosión creativa. Es imposible que regresen en persona, pero es inevitable que vuelvan en espíritu, en esencia, y que nos dejen una gran sonrisa y los ojos llenos de lágrimas.