Shiny Happy People: una docuserie sobre el sometimiento religioso

David Moreno reseña "Shiny Happy People", docuserie que aborda a una familia que se rige bajo el cristianismo extremo para ahondar en una organización fundamentalista norteamericana cuya historia está llena de abusos, demandas e interés político. Está disponible en Prime Video.

Shiny Happy People está disponible en Prime Video.

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. Romanos 13:1.

Romanos 13:1 es uno de los versos bíblicos que ha recibido las más diversas interpretaciones. Recuerdo que cuando era parte de una iglesia evangélica y se hablaba de este pasaje, los pastores o los líderes de enseñanza solían decir que se trataba de un llamado a respetar la autoridad y a no rebelarse nunca contra ella porque al hacerlo, uno se rebelaba contra Dios. “¿Y si la autoridad es mala o corrupta, también viene de Dios?”, pregunté alguna vez a un pastor juvenil que paradójicamente tenía el apodo de una deidad maya; éste esbozó una respuesta contradictoria, pero terminó diciendo que a pesar de eso había que respetar a todas las figuras que tuvieran posiciones de autoridad, evidentemente él incluido como líder de los entonces jóvenes de la iglesia.

Recordé la anécdota mientras miraba Shiny Happy People. Se trata de una docuserie que toma la historia de una familia que se rige bajo los preceptos del cristianismo -llevados al extremo- para ahondar en una organización fundamentalista cuya historia está llena de abusos, demandas e intentos por penetrar a las más altas esferas políticas y jurídicas de los Estados Unidos e imponer su propia visión de lo que debe ser el mundo. Un mundo en el que las figuras de autoridad deben ser obedecidas a ciegas, sin cuestionamiento alguno porque así lo dictan las “sagradas” escrituras.

La historia está situada en Arkansas, uno de los estados que forman parte de la región de los Estados Unidos conocida como el “Cinturón Bíblico”; es decir, esa parte de la Unión Americana en la que el cristianismo evangélico tiene preponderancia y en la que la Biblia juega un papel muy importante en la vida no solamente individual sino comunitaria. Ahí en el norte de Arkansas viven Jim Bob Duggar y su esposa Michelle. Ambos forman un matrimonio que practica al extremo las enseñanzas bíblicas. Tienen una familia numerosa porque creen en esa idea que sostiene que uno de los deberes de los cristianos es poblar la tierra (Génesis 9:7), por lo que cualquier método para evitar un embarazo es un intento de Satanás para evitar que los humanos hagan la voluntad de Dios.

Jim Bob y Michelle están en la crianza de su hijo número 17 cuando la cadena TLC (propiedad de Discovery Networks) graba una serie de especiales sobre su muy particular forma de ver e interpretar la vida. Lo anterior da pie a un reality show que terminaría convirtiéndose en el más importante de la cadena. La serie comenzó a transmitirse el 29 de septiembre de 2008 y logró en su momento concentrar a 2.3 millones de espectadores transformándose en el programa más visto del canal.

17 and Counting reflejaba la vida cotidiana de una familia fundamentalista que vivía el sueño cristiano. Sus 17 hijos (terminarían siendo 19) conformaban una comunidad en la que el padre era la máxima autoridad, en la que su palabra no estaba nunca a discusión. Una comunidad que Jim Bob explotaría para su propio beneficio convirtiéndose en una celebridad y en un referente del fundamentalismo cristiano más extremo, el cual en los Estados Unidos se disfraza con supuestos valores que enaltecen a una nación presuntamente fundada sobre los cimientos bíblicos.

Las creencias de Jim Bob están sustentadas en las que predica una secta fundamentalista de origen bautista que se denomina Instituto de Principios Básicos Para la Vida (IBLP, por sus siglas en Inglés) el cual en ese momento lideraba un pastor llamado Bill Gothard. El IBLP era en apariencia una vertiente más de las múltiples que tiene el evangelismo en los Estados Unidos, pero en realidad se trata de un culto extremista en el que la palabra de los líderes es aceptada como una verdad absoluta e indiscutible. A diferencia de otros predicadores -como Billy Graham- que estaban más enfocados en mezclarse de manera abierta en todas las áreas de la cultura popular norteamericana para influir en ellas, Gothard predicaba una teoría más aislacionista pero no por ello menos enfocada en la influencia pública.

Para él los cristianos debían vivir prácticamente separados del mundo exterior y a través de tal separación intervenir en la vida política del país y conseguir que ésta cambie de acuerdo a su propia visión del mundo. Luego entonces, Gothard tenía como último objetivo el conseguir que los preceptos de la Biblia sean los que determinen la vida de toda una nación, una teocracia disfrazada de democracia. Para ello se valía de programas implementados desde el IBPL poniendo especial énfasis en lo que llamaron la “Joshua Generation”, una organización de jóvenes educados en sus casas con el objetivo de llevar los valores conservadores cristianos a las organizaciones públicas como las legislaturas estatales, los ayuntamientos o las Cámaras de Representantes y Senadores y, principalmente, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, institución en la que suelen ponerse a discusión asuntos de carácter legal que siempre tienen un trasfondo moral y ético.

Se trata de chicos y chicas que reciben una educación en casa para evitar ser “contaminados” por la escuela tradicional, no solamente en términos meramente educativos sino también sociales, pues para el IBLP es importante no exponerlos a otras formas de pensamiento y comportamiento y a elementos “mundanos” como la música y el cine. La educación recibida en sus casas por los jóvenes de esa “generación” está sustentada en los preceptos bíblicos enseñados de manera literal. Es una educación que desdeña todo el conocimiento científico para producir adultos fanatizados y que tienen la intención de gobernar al país desde su extremismo cristiano. Es también una educación en la que se enseña que los hombres son la cabeza de la casa, que son la máxima figura de autoridad y que las mujeres deben estar sometidas a sus órdenes y deseos (Efesios 5: 22 – 24).

El programa de los Duggar termina por servirle a Gothard como un extraordinario instrumento de propaganda para sus fines. Una familia siempre feliz, en la cual el modelo funciona porque se respetan los preceptos de la Biblia y el que la voz cantante es la de Jim Bob. Michelle, la esposa, acepta sin objetar el hecho de pasar embarazada gran parte de su vida adulta. Ni ella, ni mucho menos Jim Bob, reparan en lo que esto puede ocasionarle a su salud y a su cuerpo. “Es voluntad divina” repiten constantemente en conferencias y seminarios organizados por el IBLP y por supuesto en un programa de televisión en el que las sonrisas y la felicidad por el estilo de vida elegido por el patriarca de los Duggar son la constante.

Pero conforme la docuserie avanza, va quedando al descubierto que todo aquello era una simulación que le permitiría a Jim Bob ganar mucho dinero. Jill, una de sus hijas, es la primera en levantar la voz en cuanto a dos situaciones: los abusos sexuales que ella y otra de sus hermanas sufrieron por parte de su hermano Josh y el abuso financiero que infringió su padre en contra de su familia al ser el único beneficiario de los ingresos que generaba el reality show del cual todos eran protagonistas.

En el primero de los asuntos, el terrible comportamiento de Josh Duggar sería del dominio público. Las hermanas –obligadas por el padre– incluso dan una entrevista en cadena nacional en la que hablan de lo que sufrieron por parte de su hermano en la cual de alguna manera justifican el comportamiento del chico y hablan de la transformación que según éste había experimentado a partir de un “reencuentro con Dios” y su matrimonio. Con el paso de los años Josh terminará arrestado por posesión de pornografía infantil.

Lo significativo es que estas conductas también se repetirán con el líder del IBLP Bill Gothard. A partir de una serie de duros testimonios de ex integrantes de la institución religiosa, salen a luz los abusos que Gothard cometía en contra de jóvenes mujeres que estaban sometidas a él por su posición de autoridad dentro de la organización. Lo que se va haciendo visible mientras la historia transcurre, es que gran parte de la ideología del IBLP está sustentada en el abuso como práctica común. Se fomenta el castigo físico a niñas y niños (se les golpea con una vara de madera en caso de infringir alguna norma de conducta con base en versos bíblicos como Proverbios 22:15) con el objetivo de eliminar la necedad del carácter infantil y someterlo a sus padres.

En realidad, se trata de una “muestra de amor” de los padres a los hijos pues al disciplinarlos de esa manera se hacen corresponsables de su “condena”. También se entrenan a jóvenes en campamentos paramilitares en los que son sometidos a condiciones extremas con el objetivo de que aprendan más sobre la disciplina y las figuras de autoridad. Las narraciones hechas por quienes pudieron salir del control del ILBP son abrumadoras y son una muestra de control mental y emocional que tienen este tipo de grupos sobre quienes caen en sus redes.

Se trata de un daño que se constituye en una carga que tarda mucho tiempo y mucho sufrimiento para poder ser soltada. Lo peor es que a pesar de todas las denuncias, de todo lo que se conoció que sucedía tras las bambalinas del show de los Duggar, el IBLP aún continúa desarrollando sus programas no solamente en los Estados Unidos sino en varios países del mundo.

Shiny Happy People explica en buena medida los cimientos sobre los que se sostiene un movimiento radical que pretende cambiar la historia de los Estados Unidos (y del mundo entero) a partir de una interpretación (una más) de la Biblia. El trumpismo y muchas de las personas siguen al ex presidente y empresario norteamericano pueden explicarse a partir de personas como los Duggar o Bill Gothard. Gente fanatizada que cree poseer una verdad absoluta e indiscutible y que utiliza ese supuesto conocimiento para manipular a quienes se encuentran por debajo de ellos en una red de sometimiento. Personas que con capaces de desviar la mirada de actos que van en contra de sus supuestos valores, si con ello pueden avanzar en su cruzada por imponer una sola forma de ver al mundo, de entenderlo, de vivirlo.

Grupos que le han declarado la guerra a la diversidad y a los derechos con preceptos y prejuicios plasmados un libro escrito hace más de 2000 años y que ha sido rebasado por el tiempo y por un planeta que posee otras maneras de fomentar una mejor convivencia entre quienes le poblamos. Shiny Happy People es una poderosa, imperdible e interesante docuserie que seguramente nos escandalizará y moverá no solamente a quienes en algún momento pertenecimos a una congregación religiosa, sino también a aquellos que aún están inmersos en este tipo de movimientos y que pugnan –quizá sin darse cuenta de ello– por vivir en esa “sociedad ideal” de los Duggar y del IBLP.

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