Inscrita en la Memoria del Mundo de la UNESCO y, por tanto, herencia espiritual y patrimonio cultural de la humanidad, la Novena Sinfonía “Coral” en re menor Opus 125 de Ludwig van Beethoven será interpretada este fin de semana por la Orquesta Sinfónica de Yucatán. Gran expectación ha suscitado en el estado el anuncio de esta obra cumbre de la historia de la música, cuya interpretación los días 21 y 23 de junio en el Palacio de la Música es para conmemorar el bicentenario de su estreno ocurrido en Viena el 7 de mayo de 1824.
El director artístico, José Areán, dirigirá desde el podio los cuatro movimientos de esta monumental creación beethoveniana con la participación del coro del Taller de Ópera a cargo de María Eugenia Guerrero, así como de la mezzosoprano Eva María Santana, la soprano Cecilia Eguiarte, el tenor Oscar de la Torre y el barítono Carsten Wittmoser. La Novena Sinfonía ha trascendido en la historia de la música, ya que es la primera del género en incluir voces solistas y coro, los cuales interpretan en el último movimiento el himno “Oda a la Alegría”, cuyo texto fue adaptado de “An die Freude” escrito por el poeta Friedrich Schiller en 1785 y revisado y adaptado en 1803 por Beethoven.
Esta partitura es considerada el himno de la humanidad, un canto a la fraternidad y la alegría, de ahí que es de las composiciones más interpretadas, aplaudidas y queridas por las orquestas de todo el mundo. En el cuarto movimiento, un clamor hace vibrar al coro, cuando el barítono inicia el canto de la famosa Oda a la alegría de Schiller, previa a la intervención del cuarteto solista. La sencilla canción del comienzo va creciendo en valores e intensidad hasta convertirse en un himno grandioso, de indecible empuje.
“Amigos, abandonad esos acordes/ y entonemos cánticos/ más alegres y lisonjeros. ¡Alegría! ¡El más bello fulgor divino, hija del Eliseo! Ebrios de tu fuego penetramos, ¿oh celestial!, en tu santuario. Tu mágico poder une de nuevo a los que el mundo cruel separó. Todos los hombres serán hermanos allí donde se abate su vuelo suave” son las primeras estrofas de Oda a la Alegría). Según testimonios de la época, en el estreno el público recibió al compositor con el mayor respeto y simpatía, escuchó sus creaciones con la más absorta atención y prorrumpió en jubilosos aplausos, a menudo durante las secciones, y repetidamente al final de las mismas.
Tras la presentación por vez primera en el Teatro de la Corte de Viena el 7 de mayo de 1824, el entusiasmo desbordó en la concurrencia y Beethoven, que estaba completamente sordo, tuvo que ser girado hacia el público para que pudiera ver los aplausos y ovaciones que recibió. Fue un estreno histórico que conmovió a todos los presentes. Al final, los asistentes aclamaron de pie al compositor cinco veces; hubo pañuelos en el aire, sombreros y manos levantadas, de modo que Beethoven pudo cuando menos ver las ovaciones.
“Lo que fue la última aparición pública de Beethoven, fue también el nacimiento de una leyenda: el hombre que cambió la historia de la música había quedado sordo, y estando sordo —esto sí que fue un acto de genialidad—, escribió la Novena Sinfonía que constituyó, sin ninguna reserva, una auténtica revolución musical”, anotó la musicóloga Andrea Imaginario. Por ello no fue casual que al sepelio y entierro de Beethoven ocurrido el 26 de marzo de 1827 en Viena hayan acudido alrededor de 20 mil personas a rendirle homenaje. ¡Fue un evento de gran magnitud que demostró el impacto y la importancia de Beethoven en la historia de la música!
La magna creación es un referente en la música clásica y ha inspirado a numerosos compositores, poetas y artistas a lo largo de los años. Grandes autores como Schubert, Berlioz, Brahms, Wagner, Bruckner y Mahler han reconocido la importancia y la influencia de esta obra maestra en sus propias creaciones. La Novena Sinfonía de Beethoven ha trascendido fronteras y ha sido interpretada en todo el mundo, emocionando a audiencias de todas las edades y culturas. Su mensaje de esperanza, unidad y celebración de la vida sigue resonando en la actualidad, convirtiéndola en una de las obras más emblemáticas de la música clásica.
La Unión Europea adoptó en 1985 la versión de Herbert von Karajan como el Himno de Europa y en el 2001 el manuscrito original de la sinfonía que resguarda la Biblioteca Estatal de Berlín, se inscribió en el Registro de la Memoria del Mundo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Por todo lo anterior, la interpretación de la Novena Sinfonía marcará el corolario – con letras doradas- de esta primera temporada de conciertos 2024 de la OSY, diseñada en ocasión del 20 aniversario de actividades artísticas de la orquesta yucateca.