“Roadies”: cuando la música importa

 

Creo que el público no tiene idea de lo que hacen los Roadies. Benditos sean todos ellos. Yo sólo toco las canciones, ellos hacen que el show suceda. Tom Petty

 Para algunos de nosotros la música es más que sólo canciones: la música es la vida. Saphire, una de las groupies a las que Cameron Crowe homenajeó en Almost Famous, tenía una monumental línea para definir su relación con la música: “Ellas ni siquiera saben lo que es ser una fan ¿sabes?, amar sinceramente una pequeña pieza de música, o alguna banda, amarlas tanto hasta que duela”.  A Saphire la música le importaba; claro que su personaje estaba inscrito en una época en la que el rock no era solamente música: era todo un estilo de vida, era la música en la que la juventud encontraba todas sus respuestas, en la que volcaba todos sus anhelos: los años setenta.

En aquel gran filme Cameron Crowe relataba muchas de sus vivencias como un adolescente que de un día a otro se convirtió en uno de los periodistas musicales más respetados en el mundo. Y lo era porque tanto para Crowe como a los personajes de esa película, la música no era un simple acompañamiento o un divertimento más: la música importaba porque los definía, porque era parte fundamental de su esencia.

En estos días en los que la música se consigue con apretar un botón, en los que la radio predice su propia muerte al centrarse en unos cuantos géneros o artistas, en los que la música de plástico genera zombies que se mueven a través de beats extraídos de un USB, cabe preguntarse si la música sigue importando, si aún existen esas bandas y canciones con las que se genera una relación especial, aquellas que terminan moldeando a nuestra vida a través de lo que generan en el pentagrama.roadies

No tengo duda que Cameron Crowe lleva años preguntándose lo mismo. Sobre todo porque a lo largo de toda su filmografía ha acompañado muchas de las secuencias de sus filmes con grandes canciones, algunas de bandas espectacularmente famosas y otras de artistas llenos de talento pero que nunca han dado el paso al éxito comercial. ¿En dónde se encuentra en este momento la industria musical?, ¿A las nuevas generaciones les importa la música?, ¿Son capaces de entender que lo que hoy se produce dentro del rock tiene raíces históricas muy fuertes, muy profundas y que son inamovibles?

Cameron Crowe busca las respuestas en Roadies, una de las series de televisión más hermosas y entrañables que se han producido en los últimos años.  En ella, se narra la vida de un grupo de técnicos, agentes, choferes, manejadores y productores que viajan en la gira de un grupo ficticio que ha sido y que continúa siendo referente generacional de muchos fanáticos de la música: The Staton–House Band. A lo largo de 10 episodios Crowe nos  adentra en ese pequeño núcleo formado por quienes se han curtido en la carretera acompañando a la banda, montando el show, proveyéndoles de los insumos necesarios para que puedan desarrollar su arte. El grupo de personajes resulta en un núcleo familiar disfuncional, real, diverso, al que unifica una sola premisa: el amor por la música. La banda funciona solamente como un pretexto para contar la historia de estos hombres y mujeres que viven en el camino, que hacen de los autobuses de la gira su hogar y que cambian de ciudad en ciudad con el objetivo de que la música que adoran sea conocida y disfrutada por el público.

Roadies se convierte en un vehículo para que Cameron Crowe nos cuente la historia del Rock, realice fuertes críticas a quienes conforman hoy la industria musical (uno de los mejores capítulos de la temporada presenta a un “influyente bloguero” que odia a la banda, pero que no tiene idea de lo que es realmente la música) y haga una predicción de hacia dónde se dirige la industria. Contará esta historia a través de personajes perfectamente definidos, amigables y con los que el espectador va a generar una empatía inmediata. Esa narrativa emotiva y emocionante que distingue a la filmografía de Crowe está presente en cada uno de los capítulos de la serie, esa habilidad para hacer que el público se enamore de sus personajes también (si todos amamos a Penny Lane o a Lloyd Dobber, aquí vamos a amar a Kelly Ann, Sheli o Reg Whitehead), todo mientras se conocen los entretelones de una gira, los rituales de aquellos que hacen del camino una forma de vida.

Peter Cambor as Milo, Colson Baker as Wes, Finesse Mitchell as Harvey, Rafe Spall as Reg, Imogen Poots as Kelly Ann, Luke Wilson as Bill Hanson, Carla Gugino as Shelli Anderson and Keisha Castle-Hughes as Donna in Roadies. Photo: Courtesy of SHOWTIME
Peter Cambor as Milo, Colson Baker as Wes, Finesse Mitchell as Harvey, Rafe Spall as Reg, Imogen Poots as Kelly Ann, Luke Wilson as Bill Hanson, Carla Gugino as Shelli Anderson and Keisha Castle-Hughes as Donna in Roadies. Photo: Courtesy of SHOWTIME

Los mejores momentos de la serie se encuentran cuando el veterano road manager cuenta cómo viajó con Lynyrd Skynyrd o cuando el despistado contador al que la disquera ha enviado a incorporarse al tour menciona el nombre de una ciudad maldita y lo que tienen que hacer los roadies para evitar que esa maldición se extienda a la gira.  El programa además tiene apariciones especiales de leyendas como Lindsey Buckingham, Eddie Veder o Jackson Browne, así como de talentos emergentes como Gary Clark Jr., Lucius o The Head and The Heart.

Uno de los distintivos del programa es que durante cada episodio se elige una “Song of The Day”, una canción presentada casi siempre como el segundo nudo de la trama y que, a partir de su presentación, va a contextualizar a todo el episodio. Este recurso narrativo resulta primordial para que no se olvide que se está ante una serie que nos está contando al rock, al de antes, al de ahora, al de siempre. Cada capítulo está lleno de momentos que van de lo íntimo a lo épico, momentos que nos llevan por un estupendo viaje musical que nos recuerda que la música importa porque al contar su historia también se cuenta la nuestra. Porque las canciones que nos han elegido son aquellas en las que podemos reflejarnos, en las que nos encontramos y en las que sin duda alguna podemos confiar.

Roadies nos recuerda eso, por lo que resulta en una gran experiencia. Una que van a disfrutar mucho los verdaderos fanáticos de la música, aquellos que hacen de una canción algo más que un mero divertimiento. Pero también será un viaje para todos los que buscan una televisión inteligente, con una narrativa universal y que es capaz de tocar fibras que se encuentran escondidas en lo más profundo de nuestras entrañas.  Sin duda de lo mejor de este 2016.

A continuación las diez “canciones del día” en Roadies, que forman un extraordinario playlist:

I Wish I Was Sober – Frightened Rabbit

Ain’t Nothing Going on But The Rent – Gwen Guthrie

Can’t Sleep – Gary Clark Jr

They Are All In Love – The Who

Maggot Brain – Funkadelic

Longest Days – John Mellencamp

Ghost – Halsey

Simple Man – Machine Gun Kelly, Peter Cambor & Roadies Cast

Yoy Don’t Get Me High Anymore – Phantogram

The Load Out – Jackson Browne

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