“Y entonces Hollywood se levantó como un pene erecto gigantesco eyaculando dinero, drogas, mujeres y fiestas infinitas, y yo lo escalé hasta la cima y succioné todo lo que pude hasta ahogarme y morir despierto”. Tom Kapinos. -God Hates Us All.
Las hilarantes y a la vez deprimentes situaciones que vivirá Hank Moody como un escritor mediocremente famoso en Hollywood, serían producto de la imaginación de un genio televisivo: Tom Kapinos, y la producción de la cadena Showtime; Hank Moody es en la vida real David Duchovny: sí, dejó The X-Files y de buscar extraterrestres cuando se dio cuenta de que era un complot del gobierno y se convirtió en un escritor metasarcástico, con un corazón roto y amante del Rock N’ Roll, las mujeres y las grandes fiestas.
La serie de TV fue lanzada el 13 de Agosto de 2007, alcanzando 8 temporadas y culminando el 21 de Junio de 2014 (actualmente se encuentran todas sus temporadas en Netflix). Podría decir que la serie es (como un relato de Bukowski o Leigh), la mejor porquería televisada jamás hecha a propósito. Kapinos pretendió exponer toda parafilia que el estilo de vida californiano lleva consigo no sólo a manera de documental (como lo hiciera Leigh en su libro El Subterráneo de Terciopelo en los años 60) sino desde el punto de vista de un escritor que literalmente se ve envuelto y fermentado dentro del ambiente.
Antes que nada, la novela escrita por Kapinos y Duchovny sí existe. Este es un fenómeno interesante: ficción dentro de la ficción, pues aunque fue escrita entre ambos, salió a la venta como God Hates Us All en 2008 con la fotografía de Duchovny como si de hecho Hank Moody existiera. El título es tomado del álbum de la banda Slayer del mismo nombre lanzado en 2001, y para aquellos que gustan del estilo literario de autores como Charles Bukowski, William Burroughs, Michael Leigh, José Agustín o David Foster Wallace, es bastante recomendable.
A manera de respuesta retórica la serie hace homenaje a la historia del Rock por sí misma, desde el título que fue tomado del álbum de Red Hot Chili Peppers del mismo nombre (Californication, 1999) y la novela ficticia-real que, como mencionamos antes, toma su nombre de un álbum de Slayer. Así, a lo largo de las aventuras melodramáticas de humor negro por las que pasa Hank Moody los episodios llevarán nombres de temas o álbumes o cualquier referencia sobre la historia del Rock y el Metal dependiendo de su trama: A Crazy Little Thing Called Love es un tema de Queen.
Así tenemos un episodio llamado In Utero, álbum de Nirvana lanzado en 1993 en la temporada 1, Wish You Were Here (del álbum homónimo de Pink Floyd lanzado en 1975; …And Justice for All, álbum de Metallica lanzado en 1988 y Love Song, tema de The Cure incluido en el álbum Disintegration (1989) y demás. Y es que, lo aceptemos o no, como dijera Jim Morrison mientras vomitaba en un avión y luego repetiría Marilyn Manson en un álbum profético:
“El Rock está muerto ¿Por qué? Porque surge como un mar supuestamente tormentoso, un tsunami contra el sistema pero la industria del mismo lo convierte en parte de esa porquería.”
La porquería más bella y mejor hecha del mundo, la única que vale la pena beber y fumar; si de todos modos vamos a vivir, sea donde sea que estés, siendo fornicados por un Dios que vive en una mansión en Hollywood RD, sí, el mismo que fornicó la novela de Hank Moody y de tantos más desde antes del hallazgo de la Dalia Negra.
“La mayoría de los hombres van directo de la vagina a la tumba, sin siquiera sentir el whisky en su garganta y el absurdo de la vida …” Charles Bukowski. -Pulp & Hollywood.
Hablamos de aquel que obligado por su propio arte sacrifica aquello que es supuestamente importante, y al mismo tiempo lo que cualquier persona común querría, es obvio que Moody está demente… ¿Algún artista no lo está? El supuesto “sueño californiano” no significa nada para este escritor; sensible y navegando en el barco de su talento, llevado por el viento del dinero y el hedonismo, Moody tiene un ancla: su familia, separado o no, hace malabares con una botella de Jack Daniel’s, una máquina de escribir, una cajetilla de Marlboro rojos y su papel de padre.
La inspiración no tardaría en llegar y su siguiente libro sería todo un éxito y pese a su pésimo manager Charlie Runkle (interpretado por Evan Handler) Moody se codearía con un productor de álbumes de Metal, un productor de cine, miles de groupies, un rapero de poca monta, Lars Von Trier y hasta con el mismo Marilyn Manson. Fuckin’ & Punchin’ nunca llegaría a la pantalla grande.
Desde la perspectiva irónica de Hank Moody vemos la decadencia de lo que es el arte como producto comercial en Hollywood, retratada sin piedad. En el oro que los pioneros sacaron a escupitajos, en el oro que se observa por las calles llenas de estrellas con nombres de falsos ídolos y que los productores de cine hicieron brillar, en ese lugar que alguna vez bajo la sombra del famoso letrero de Hollywood que todos conocemos y que alguna vez fue llamado “El Valle de la Muerte”, andando en su destartalado convertible junto a la mansión de un Dios lleno de cocaína y groupies, ahí, Hank Moody encuentra de una manera dramáticamente hilarante la porquería más bella y mejor hecha del mundo:
“Sólo se busca a Dios en tres lugares: en la iglesia, en las piernas de una mujer y en el fondo de una botella, y les aseguro que no lo encontrarán en la iglesia…” Garth Ennis. -Preacher: Book 1.