Gracias al siempre mal infundado pánico moral, el cómic estadunidense se convirtió en un escaparate donde las historias sosas de superhéroes se volvieron la norma, creando esa idea de que los cómics son un producto netamente infantil y que únicamente consisten en aventuras de hombres enmascarados enfundados en mallones. Si bien es cierto que no todas esas historias son malas, hay que tener cuidado para poder conocer como debe ser una historia superheroica: la mayoría de las veces consisten en una fantasía adolescente de poder y/o venganza, soportada por el lastre de años de historias previas que conforman una continuidad difícil de acceder.
Sin embargo, así como el resto del cómic tiene productos para todos los gustos, los superhéroes también han sabido plasmarse en historias que apelan a una mayor cantidad de públicos posibles, haciendo a un lado los prejuicios que se le pueden achacar al grueso de sus historias (misoginia, homofobia, xenofobia y los que se les ocurran) y funcionar como una metáfora de la realidad. También hay obras que permiten conocer otro tipo de artes gracias a sus influencias. A continuación, podrán conocer 10 títulos que involucran de alguna manera el concepto de superhéroe, ya sea deconstruyéndolo para poder ingresarlo a la posmodernidad o simplemente contando una buena historia sin los problemas arriba mencionados.
Runaways Vol. 1 de Brian K. Vaughan y Adrian Alphona.
En todo este listado, este es el cómic que más se acerca a la idea popular que se tiene sobre un cómic de superhéroes, asemejándose mucho incluso a las populares películas que inundan las salas de cine. Sin embargo, no por eso resulta ser más de lo mismo. El escritor logró contar una historia clásica de superhéroes adecuada al siglo XXI, donde no sólo se celebran los valores típicos del género, ya que está escrita de una manera tan ágil que hace pensar que escribir dicho subgénero es algo sencillo.
Añadan la inclusión de personajes homosexuales, asexuales, moralmente relativos, uso de drogas y un toque de feminismo (representado en parte por la gran cantidad de personajes femeninos importantes que aparecen), así como una actitud adolescente real (el cómic se llama así porque los personajes principales, adolescentes todos, escapan de sus casas, rebelándose contra sus padres) y tenemos el último gran cómic de superhéroes publicado por una de las dos grandes editoriales gringas y el mejor concepto superheroico de los últimos 20 años.
Aunque Runaways pertenece el universo editorial de Marvel, es posible entender toda la historia sin necesidad de conocer dicho universo, lo que lo vuelve perfecto para ser un punto de entrada hacia el superheroísmo, sin necesidad de caer siempre en los mismos tópicos y sin personajes acartonados ni unidimensionales.
The Ultimates Vol. 1 de Mark Millar y Bryan Hitch.
Si ustedes son de los que se alejaron de los superhéroes debido a la ñoñez inherente de los personajes clásicos, no pierdan más el tiempo y busquen esta historia donde parece que Quentin Tarantino escribiera Los Vengadores. Millar tuvo carta blanca para relanzar a los héroes más poderosos de la Tierra, sin tapujos y sin censura, entregando una visión hiperrealista de la violencia que personas con superpoderes ocasionarían.
Tomando como base las historias clásicas de los héroes de Marvel, el escritor lleva a los extremos las personalidades de cada uno de los personajes: El Capitán América como anacronismo viviente, Iron man como el megalomaníaco que en realidad es, Hulk como el Mr. Hyde malvado que siempre debió de ser y el resto de los héroes ya conocidos teniendo vicios y sexualidades (no tan) implícitas.
El juego que se hace con la psique de cada personaje es un logro dentro del cómic comercial que ya quisiéramos ver en las adaptaciones al cine y que nos habla sobre la necesidad de tener historias más agresivas dentro del mundillo de los superhéroes. Todo lo anterior es retratado por un dibujo tanto detallado como cinemático que nunca deja que perdamos el enfoque de la acción. Sin duda alguna, es una de las obras que le permitieron salir al cómic de superhéroes de la crisis que sufrió a finales de los años 90.
Zot! de Scott Mcloud.
Aunque el autor es más conocido por haber realizado una de las mejores obras teóricas sobre el cómic -Understanding Comics-, no se debe olvidar este título, que en su momento fue de los primeros norteamericanos en aceptar su influencia oriental. El autor nunca niega que se robó ideas clásicas del manga para su narrativa gráfica, creando una historia visual ágil sin caer en los clichés del cómic japonés.
Por otro lado, las historias involucran temas tan profundos como novedosos en los años 80: uso de drogas, despertar sexual y decepciones, todo dentro de una atmósfera fantástica de ciencia ficción propia de los años 50, lo que le otorga un toque de aparente candor que no es más que el confite que oculta el amargo sabor que algunas de sus historias dejan. Siempre es interesante conocer el trabajo práctico de los teóricos del cómic. Para nuestra fortuna, Mcloud supo llevar la teoría al papel de una manera fresca y propositiva.
Enigma de Peter Milligan y Duncan Fegredo.
Este es un cómic que utiliza la figura del superhéroe para hablar sobre las fantasías que se fabrican aquellos que no pueden aceptar su realidad. Es una obra compleja donde todos los personajes son simbólicos, representando distintas etapas o fases de la psique de alguien con alguna disforia, donde lo de menos son los superpoderes, pues hacia el final de la historia se nos revela que el único poder verdadero es aceptarnos tal cual somos.
Una obra así sólo podría narrarse a través de arte surrealista, que Fegredo entrega con un virtuosismo ya pocas veces visto en el cómic estadounidense. La belleza del trazo sólo es equiparada por la profundidad del texto, el cual es capaz de influir en nuestros estados de ánimo y que nunca se lee dos veces de la misma manera, de ahí su título, un verdadero enigma.
The Sandman de Neil Gaiman.
Estrictamente hablando, este cómic no pertenece al género superheroico; sin embargo, su narrativa sí procede de dicha tradición, ya que su primer arco está narrado muy en el estilo de los cómics clásicos de superhéroes y porque el segundo incluye personajes clásicos de DC, aunque alejándose del estilo típico para convertirse en una fantasía oscura de una calidad pocas veces vista en el cómic estadounidense.
Gaiman hace gala de una erudición amplísima para crear sus historias, mientras que la magia permite que desarrolle una historia magníficamente contada, donde los sueños son el personaje principal. Mitología, historia, arte en general y fantasía se combinan para tejer uno de los grandes títulos que el cómic universal nos ha dado, uno que tiene historias para distintos públicos y que es la prueba fehaciente de que la libertad creativa permite entregar obras fastuosas.
Planetary de Warren Ellis y John Cassaday.
Este cómic es toda una celebración de la cultura freaky del siglo XX, enmarcada dentro de una historia que deconstruye uno de los íconos de la cultura superheroica de los Estados Unidos. No menciona explícitamente cuál, porque descubrirlo es parte del placer que su lectura provoca. A través de sus páginas se realizan ensayos sobre los personajes pulp, el western, la ciencia ficción clásica, el cine negro y el cine de terror de la Universal.
Lo mejor es que el autor no olvida la cultura pop de otras latitudes, incluyendo números dedicados al kaiju japonés, el cine chino de artes marciales y las también chinas matanzas heroicas, convirtiendo al título en un catálogo de cosas por descubrir. Pocas veces una carta de amor a las aficiones funciona de una manera tan apabullante, sobre todo cuando tiene un dibujo tan realista como el de John Cassaday.
Saga of the Swamp Thing de Alan Moore.
Al igual que The Sandman, este cómic procede de una tradición superheroica muy marcada, pero el trabajo de Alan Moore terminó alejándolo de ella al punto que hoy en día es considerada una de las obras cumbres del cómic de terror.
En una misma historia, Moore nos habla sobre humanidad, maldad, historia del cómic gringo y llega a abordar todos los tópicos del terror occidental, entregando una corrida que nunca ha podido ser igualada no sólo en calidad, sino en cuanto a temáticas, demostrando por qué Moore es considera do el mejor escritor de cómics de la historia.
Supermán de Joni B.
¿Qué pasaría si en lugar de representar los falsos ideales estadunidenses Supermán hubiese caído en algún lugar de Latinoamérica? Joni B nos dice que sería un irresponsable, bebedor y desobligado, justo como el macho latino promedio.
El autor no sólo deconstruye uno de los mitos modernos; al mismo tiempo nos habla sobre la realidad social de los países latinoamericanos, donde el tener poderes nunca traerá responsabilidad alguna. También aprovecha para exponer sus filias comunistas creando un Supermán proletario desencantado con la vida. Sin duda alguna, una de las mejores obras del cómic latinoamericano actual, creado por un joven que poco tiene que pedirle a la vida.
Alias de Brian Michael Bendis y Michael Gaydos.
Este cómic subvierte la idea del superheroísmo para entregar una historia de tipo negro, donde el abuso es la constante. La posibilidad que tuvo el autor de narra una historia con un tema tan delicado se volvió posible cuando la editorial Marvel decidió lanzar un subsello enfocado en cómics para público maduro (que desapareció cuando fue adquirida por Disney).
Alias es una historia seminal por el hecho de tener a un personaje femenino interesante en el rol principal, a partir de quien se teje una historia de hartazgo y abandono, además de alianzas de dudosa calidad moral. Un cómic de superhéroes para el siglo XXI. Este cómic sirvió como base para la serie Jessica Jones, así que, si la han visto, sabrán por donde va el tono de la historia.
The Umbrella Academy de Gerard Way y Gabriel Bá.
La idea de un cómic escrito por un fugaz ídolo musical no sería tan interesante de no ser porque el músico en cuestión resultó tener talento para la escritura, entregando una historia surrealista y posmoderna que bien refleja el sentir de la generación millennial y lo explica para las generaciones mayores.
Este cómic es también una fusión perfecta de guion y dibujo, donde cada uno describe su parte de la historia. El diseño de personajes refleja también la labor de cada uno de los autores, convirtiéndose en un dechado de imaginación que pocas veces se ve en el cómic actual. Cierto, los personajes principales tal vez no encajen en la definición tradicional de superhéroes, pero es debido a eso que se vuelven interesantes para el público casual, conformando un cómic que rompe con los estereotipos del superheroísmo ramplón.
P.D. No incluí en este listado a “Watchmen” porque para poder entender en su totalidad esta obra es necesario conocer y amar a los superhéroes. Fuera de ese círculo es una obra que no causa mayor asombro.