Gran inconformidad causó en redes sociales el desayuno por el Día del Escritor en Yucatán, el cual se conmemora cada 20 de diciembre con un desayuno tradicional al que asiste la comunidad de escritoras y escritores del estado, ahora denominado “Encuentro con la palabra”, siendo este organizado por la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán (SEDECULTA), que en esta ocasión se realizó en el salón de usos múltiples de la Universidad de las Artes, en lugar de un sitio idóneo para celebrar a los orfebres de la palabra como se acostumbra cada año en algún salón u hotel de la localidad.
Y es que el malestar no fue gratuito: a través de varias fuentes que prefirieron el anonimato por temor a represalias, trascendió que el viernes por la mañana, mientras un pianista tocaba en vivo piezas de Debussy, se sirvieron cuatro micro tacos de cochinita fría por persona, todo en tortillas taqueras (algunas ya ensuavizadas o rotas), acompañados de un vaso de horchata, cual kermés de vecindad, por lo que el evento fue calificado de “festejo placero”, pues más que desayuno, pareció un ayuno dada la cantidad insuficiente de comida y la baja calidad del servicio.
A cambio, los asistentes tuvieron que tragarse una extensa ceremonia que incluyó arengas políticas, laudos autocelebratorios e intervenciones fuera de lugar por parte de las autoridades de Sedeculta, como el flamante nuevo jefe de literatura, Román Cortázar, quien fue presentado en sociedad leyendo su extenso currículum, tal vez compensando que se trata de un ilustre desconocido para la mayoría de la comunidad literaria yucateca.
Por si fuera poco y para ahorrar gastos juntando todo en una sola ceremonia, también se otorgó la medalla “Oswaldo Baqueiro López” al periodismo cultural, entregado a Paloma Bello Paredes por su amplia trayectoria en estas lides. Causó extrañeza que el gobernador Joaquín Díaz Mena no asistiera a entregar la medalla personalmente, siendo un reconocimiento brindado por el Gobierno del Estado de Yucatán. En contraste, la noche del jueves el titular del ejecutivo asistió a la posada dedicada a la prensa, cuyo festejo sí se realizó con bombo y platillo en un local privado, con una cena digna e incluso regalos para los reporteros, dispensando un reconocimiento a su labor, un reconocimiento que al parecer los escritores yucatecos no merecen.
Como consecuencia de lo anterior, una vez terminado el desayuno por el Día del Escritor, las críticas y las comentarios en sorna no se hicieron esperar en las redes sociales. Por ejemplo, el reconocido investigador y compositor Luis Pérez Sabido, dedicó unos jocosos versos a la desangelada ceremonia, los cuales reproducimos a continuación:
Otros comentarios no fueron tan comedidos. El poeta Rubén Adrián Naíl Marín, miembro de la Red Literaria del Sureste, colectivo con más de 20 años de trayectoria y el cual fue deliberadamente omitido de la celebración, publicó su descontento y arremetió contra la Sedeculta y el gobernador Joaquín Díaz Mena. Lo anterior considerando que no es la primera vez que el “cadenero transexenal”, Joaquín Tamayo Aranda, encargado de las invitaciones, olímpicamente ignoró a los miembros de dicho colectivo, siendo que hasta la fecha se ignoran sus labores en dicha dependencia (si bien ha cobrado en la nómina del Gobierno del Estado de Yucatán desde tiempos de Ivonne Ortega, colocándose hábilmente en las administraciones del PRI, PAN y actualmente MORENA).
Las invitaciones fueron otro tema polémico en las charlas de sobremesa. Por primera ocasión se enviaron de manera personalizada y con la leyenda “intransferible”, como si se tratara de una fiesta de XV años. Un desatino absurdo si se toma en cuenta que el desayuno se realizó en un edificio público -y con recursos públicos- y no en un evento privado y exclusivo.
Otros autores de renombre así lo manifestaron, en especial porque a la celebración acudieron personas que no son escritores ni cuentan con obra publicada. Y sin embargo, fueron incluidos de acuerdo a los intereses políticos de Tamayo Aranda, con total subjetividad y discrecionalidad.
Incluso otro autor, quien pidió omitir su nombre, comentó que recibió la pomposa invitación, pero sin incluir a su pareja, la cual también se dedica a las letras. En protesta, declinó la invitación, hasta que vía telefónica alguien de la Sedeculta le dijo que sí estaba contemplada su acompañante. Sólo puede concluir que una mala organización y la falta de criterio fue la zarina de este primer gran evento de la administración de la Secretaría de la Cultura y las Artes.
Asimismo, un narrador yucateco subrayó que la inclusión de videos testimoniales de algunos escritores locales ponderando la literatura en lengua maya, si bien loables y acertados, quedaban fuera de contexto al proyectarse durante la entrega de la medalla, restando protagonismo a su recipiendaria. “Tal parece que el dichoso Renacimiento Maya nos lo quieren meter hasta con calzador, pero una cosa es el discurso institucional y otra la realidad. Habrá que vigilar las acciones de la Sedeculta y su titular Patricia Martín Briceño, pues este malogrado evento podría ser un indicador de lo que se avecina en el sexenio, uno donde la ideología de la 4T prima por encima de la calidad artística”, sentenció.
Finalmente, una escritora de larga trayectoria y experiencia que también asistió al evento, declaró:
“El desayuno por el Día del Escritor es una bonita tradición iniciada por la maestra Elvia Rodríguez Cirerol, una efeméride que se conmemora desde 1981. En más de cuarenta años es la primera vez que se rompe el protocolo, en donde usualmente cada año un escritor o escritora local es elegido para brindar el discurso inaugural, pero este año las autoridades monopolizaron el micrófono con excesivo protagonismo de los nuevos funcionarios, quitándole voz a nosotros los ciudadanos que sí nos dedicamos al oficio de la palabra escrita.
Por ejemplo, Román Cortázar, jefe de literatura, se extendió hablando de lo que es la literatura según él, y cómo debe ser el oficio de la misma, ignorando que se encontraba ante casi 100 autores yucatecos, muchos de ellos con mayor conocimiento del tema. Pero la escena fue contundente: en el fondo se apreciaba una mampara traslúcida y se podía ver que los meseros bostezaban al borde de un soponcio. Creo ese fue el sentir de muchos de los presentes ese día”.
Addendum:
Poco después de la publicación de este remitido, la propia medallista homenajeada, Doña Paloma Bello Paredes, manifestó su descontento con el devenir de la ceremonia haciendo el siguiente comentario en el muro de Soma Revista Cultural: