División Palermo, una comedia para reírse de la corrección política

En su columna sobre medios, David Moreno reseña "División Palermo", un programa de comedia argentina que hace hincapié en la pretendida corrección política que vivimos en la actualidad, poniendo el dedo en la llaga a través del humor... La serie está disponible en Netflix.

La serie “División Palermo” está disponible en Netflix.

Todos los días escuchamos discursos que hacen llamados a la inclusión. Los esgrimen activistas, políticos, organizaciones sociales y prácticamente cualquier “luchador” o “luchadora” que desde Twitter nos receta moralinos mensajes predicando que necesitamos ser una sociedad más incluyente. Nadie duda de esa necesidad, pero sí de muchos quienes han tomado la inclusión como una estrategia de marketing político o social, como una bandera que al fin y al cabo termina por representar intereses particulares y no de grupos que históricamente han sido discriminados por las más diversas causas.

La inclusión también vende y vende bien. Las empresas y los gobiernos lo saben, por ello se han inventado distintivos “socialmente responsables” con los que pretenden enviar una imagen impoluta e incluyente a la sociedad. Funciona en ocasiones, aunque en otras –quizá la mayoría– lo único que estas etiquetas provocan es el escarnio en privado de un público que difícilmente se traga el cuento de apertura que desde los grupos de poder se intenta enviar. Eso sí, es complicado manifestarse en contra de ese tipo de discursos porque inmediatamente al manifestante se le puede tachar de intolerante, discriminador y otros adjetivos similares. Por lo tanto, quizá el último reducto para señalar la hipocresía de varios discursos inclusivos sea la comedia, el humor.

División Palermo es una comedia que se mofa de esos discursos moralizantes y falsamente inclusivos. Va de lo siguiente: la Policía de Buenos Aires tiene una mala imagen ante la ciudadanía. Para intentar limpiarla recurre a un truco que se ha tornado en algo bastante conocido: forzar la inclusión. Formará para ello un grupo llamado “División Palermo”, una guardia urbana cuyos integrantes provienen de diversas minorías. Un grupo formado sin criterio alguno y con el único objetivo de intentar proyectar una imagen más amable de las fuerzas de seguridad. Conoceremos a Felipe Rozenfeld, un chico que ha roto con su novia, que ha sido despedido de la empresa familiar controlada por su padre y al que le roban la liquidación de la misma en la banca de un parque. Es entonces cuando llega a la comisaría para interponer una denuncia, pero por una sucesión de malos entendidos es enviado a la oficina de reclutamiento de la Guardia Urbana.

No tiene discapacidad alguna (aunque un momento muy hilarante de la serie es cuando los medios lo señalan como un chico con espectro autista), pero por su apellido judío (“¿eso cuenta como una discapacidad?”, se pregunta el reclutador al entrevistarlo) es tomado como parte de una minoría por lo que es integrado al proyecto. El grupo lo conforman un anciano, una mujer trans, un comediante boliviano, un gordo, un ciego, un enano y una chica en silla de ruedas, todos bajo el mando de Daniel, un tipo voluntarioso con un brazo ortopédico. El grupo será lanzado a la calle generando una serie de situaciones completamente hilarantes, generadas por sus propias particularidades y por el contacto con una sociedad que está un poco harta del uso que se les da a sus impuestos. Pero como suele suceder en toda comedia policial, la División Palermo se encontrará de manera fortuita con un caso que pondrá en riesgo a sus integrantes y que podría matarlos o convertirlos en héroes.

División Palermo Temporada 1.(L to R) Facundo Bogarin, Daniel Hendler, Santiago Korovsky, Pilar Gamboa, Hernan Cuevas, Renato Condori in División Palermo Temporada 1.Cr. Tomás Francisco Cuesta/Netflix © 2023

Santiago Korovsky (protagonista y creador de la serie) ha generado un producto que regresa a la comedia a uno de sus más importantes paradigmas: la exploración de temas y situaciones que en otro contexto podrían mal interpretarse, aunque al ser presentadas en una ficción y tener una intención jocosa, Korovsky nos recuerda en División Palermo que lo cómico tiene que ser ese reducto en el cual podemos reírnos de ellas. En su espectacular ensayo “Los límites del humor”, Emilio de Gorgot reflexionaba sobre lo anterior, escribe:

La comedia debe ser un santuario donde se permita más flexibilidad que en otros ámbitos. Hablo por supuesto de flexibilidad moral y social, no de crear una excepción legal sobre el acoso, la amenaza, la calumnia, etc. Porque, obviamente, esas cosas ya no son comedia. Pero sí creo que es inherente a la comedia el que se digan cosas que quizá no queremos escuchar. Por supuesto, podríamos vivir en un mundo donde toda la comedia fuese blanca e inofensiva, pero eso sería como vivir en un mundo donde toda la música fuese apta para sonar en un ascensor. ¿Quién demonios querría vivir en un mundo así?”.

Korovsky entiende perfectamente lo anterior y a través de los 8 episodios de la serie hace ese ejercicio de flexibilidad moral y social provocando que el espectador se ría de sucesos por los que atreviesan los ciegos, las mujeres transexuales, las personas con sobrepeso o quienes se desplazan en sillas de ruedas. Entiende que la inclusión también implica el generar situaciones cómicas a partir de lo que atraviesan todos los días las personas que forman parte de un grupo minoritario, incluidas esas expresiones de pretendida empatía o el uso político que se le da a su situación.

División Palermo es una serie que demuestra que la verdadera inclusión implica que uno pueda reírse en la ficción de y con las minorías. Que la comedia no puede ni debe eximir a ningún grupo de su campo de acción temática, que es permisible reirse de cualquier condición, religión o colectivo siempre y cuando no se caiga en el ataque, la calumnia o el acoso. Lo anterior no implica que algún espectador pueda sentirse ofendido u ofendida por el humor presentado en el programa, pero la libertad de expresión también ampara el derecho a ofender y a sentirse ofendido, aunque me parecería un tanto irrisorio que alguna persona pueda tener esa sensación ante un producto que por las razones expuestas anteriormente termina por ser mucho más inclusivo que muchos de los que se esfuerzan por parecer políticamente correctos y que terminan por sentirse falsos y forzados.

Termino citando nuevamente a De Gorgot: “Si los buenos cómicos no pudiesen tratar los temas controvertidos como solamente ellos saben, estos temas quedarían exclusivamente en mano de tertulianos, periodistas y usuarios de Twitter. Líbrenos Dios de esa aterradora posibilidad”. Afortunadamente desde el sur del continente, División Palermo contribuye a librarnos de ese terrorífico y a veces nada hipotético escenario.

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