“No puede cambiarse todo aquello a lo que te enfrentas, pero nada puede ser cambiado hasta que te enfrentas a ello”. James Baldwin
Mi historia personal con James Baldwin (1924-1987) comenzó hace 4 años, cuando este autor afroamericano llamó mi atención lo suficiente como para sumergirme en librerías “de viejo” para conseguir sus novelas, la mayoría fuera de catálogo para el público hispano. Por ello, me dio un enorme gusto enterarme de que el autor, hoy en día olvidado por el gran público, había cobrado protagonismo de nuevo gracias a “I am not your negro” (2016), documental de Raoul Peck que fue nominado en dicha categoría en los recientes premios Oscar.
El filme está basado en un manuscrito inacabado titulado “Recuerda esta casa” (Remember this house, 1979), un ensayo en el cual Baldwin bucea en sus recuerdos para relatar episodios históricos que vivió de cerca y que habrían de marcarlo para siempre: la lucha por los derechos civiles en los sesenta y su amistad con activistas sociales de la causa negra como Martin Luther King, Malcolm X y Medgar Evers, todos más jóvenes que él, todos muertos antes que él, según nos cuenta el escritor: “la historia de los negros en América es la historia de América, y no es una historia bonita”.
Baldwin participó en un debate con Malcolm X. Aquí te dejamos un fragmento que resume el pensamiento del autor:
Antes que nada, habría que dejar en claro que este no es otro documental convencional sobre la historia de la lucha afroamericana en EUA. De hecho, es el reverso de otro documental provocador (e igual de valioso) que vio la luz el último año: Enmienda XVIII (Ava DuVernay, 2016). Y es su reverso, mas no su contrario, debido a que mientras que ésta explora el presente de la esclavitud carcelaria e institucionalizada de la gente de color, “Yo no soy tu negro” se remonta al pasado para tratar de entender el origen del racismo, la intolerancia y la discriminación norteamericana, haciendo un alegato inteligentísimo y apasionado, de un humanismo y calidad moral que, incluso hoy, conmueve y convence.
Uno de los aciertos del texto original y del documental, es que está narrado en primera persona (en pantalla por Samuel L. Jackson), por lo que la historia no se cuenta con el clásico tono didáctico o de divulgación, sino como un testimonio personal, franco y desgarrador de los tiempos que le tocaron vivir a Baldwin.
De hecho, no hay ni una sola palabra en el filme que no sea de Baldwin, tal y como figura en los créditos donde aparece como guionista. Cada palabra suya retumba como un martillo golpeando el cincel de nuestra sensibilidad.
Mediante videos de sus discursos y entrevistas en programas de televisión, al fin atestiguamos el lado intelectual y sociohistórico detrás de las protestas, encarnado en las contundentes palabras de un hombre que por su condición de negro y homosexual, emigró a Europa tan sólo para regresar ante la necesidad de defender a los suyos, aportando genio y elocuencia, mismos que no se deben dejar pasar:
“Yo no soy un negro, soy un hombre. Si tú piensas que soy un negro es que necesitas creerlo así, y tendrás que averiguar por qué”.