Okja es una cinta de Bong Joon Ho, un realizador que forma parte de la oleada de cineastas originarios de Corea del Sur (como Park Chan-Wook) que han tomado por asalto el mundo occidental desde comienzos del siglo XXI. Sin embargo, al contrario de sus anteriores cintas, su más reciente producción no fue estrenada en las salas de cine, ya que es una producción exclusiva de Netflix.
Lo anterior, provocó una polémica suscitada el mes pasado en Cannes, ya que el filme al ser nominado como mejor película en el prestigioso festival, obligó a sus organizadores a cambiar las reglas del certamen, ya que a partir del próximo año ninguna película podrá competir sin haber sido estrenada o tener fecha de exhibición en las carteleras comerciales. Esto, como una medida de protección para distribuidores y empresarios, pues según el presidente del jurado, el director Pedro Almodóvar, atenta contra la industria cinematográfica.
La película, como era de esperarse, no ganó, lo cual dio lugar a críticas maledicentes en torno al jurado y sus criterios extrafílmicos y políticos. Sin meternos en debates en torno al giro que ha dado el cine gracias a las plataformas digitales, ahora que al fin se ha estrenado en Netflix Latinoamérica quisiera comentarla brevemente: la trama nos habla de un futuro cercano en el cual una empresa de alimentos transgénicos falsea la creación de un supercerdo naturista, cuyas crías son entregadas a granjeros de todo el mundo para su cuidado orgánico durante una década.
En pocas palabras, el discurso del filme es un alegato en favor de la protección de los derechos animales, en tono fantástico con tintes de ciencia ficción y una fotografía de colores vivos y efectos especiales. Las actuaciones, a mi juicio, fueron un tanto desperdiciadas: Tilda Swinton comienza a ser encasillada en roles extravagantes, en este caso, interpretando a las gemelas dueñas del emporio alimenticio. A pesar de este doble papel que pudo darle lucimiento a su actuación se le nota acartonada y poco convicente. Si acaso se notan las diferencias únicamente en cuestiones de look y estética.
Giancarlo Esposito (el icónico Gustavo Frink en la serie Breaking Bad) es la actuación menos aprovechada. Sus intervenciones se limitan a un par de momentos durante la película, mínimos e intrascendentes. Jake Gyllenhaal en el papel del experto en vida animal hace un buen trabajo, aunque por momentos sobreactuado. El niño consentido del cine indie, Paul Dano, actúa como Paul Dano: autocontenido e inexpresivo como en la mayoría de sus papeles de índole pasivo-agresiva. La que sin duda se lleva las palmas es An Seo Hyun como Mija, la niña que ha cuidado a Okja y que la sigue en incluso hasta otro continente. Su encarnación constituye el equilibrio perfecto entre la gravedad del tema -sin llegar a ser cine de denuncia- y una tragicomedia donde los sentimientos están a flor de piel.
Okja es una película entretenida, no exenta de ternura y reflexión social, pero al tiempo ligera, superficial y lejana de otras obras de Bong Joon Ho, que comienza a dar muestras de ese tufillo hollywoodense que todo lo edulcora y entrega procesado a las masas que ya se intuía en su película anterior, Snowpiercer (El expreso del miedo, 2013). No obstante, Netflix o no, la película no merecía ganar la Palma de Oro en Cannes, lo cual no significa que no valga la pena verla. Al contrario, es un producto digno -aunque menor- dentro la producción del sudcoreano. Muchos después de verla tal vez dejen de comer carne. Otros, reflexionarán al respecto. Pero más allá del mensaje del filme que sin duda toca una fibra sensible para todos los simpatizantes del veganismo o vegetarianismo, no debemos soslayar que es un producto cinematográfico bueno, a secas. Pero nada más.
Filmografía recomendada: Madre, Memorias de un asesinato y El huésped.
Aquí te dejamos el trailer de “Okja”: