Llegó esa época del año en la que aparecen los recuentos sobre lo que se vió, leyó y escuchó en los últimos doce meses. Siempre es divertido hacer una recapitulación de lo que consumimos en materia de cultura popular. En el caso de este espacio, se trata de las series de televisión. Claro, es muy probable que con tanta oferta existente y con el tiempo limitado que la vida moderna ofrece, seguramente muchos programas quedarán fuera de esta lista, pido disculpas de antemano por ello. Vamos a las primeras cinco series…
Nobody Wants This (Netflix)
La comedia romántica es probablemente la forma narrativa de ficción cuya fórmula ha sido repetida hasta alcanzar el hartazgo. A pesar de eso, cada cierto tiempo aparece una joyita que nos hace volver a creer en las posibilidades del subgénero. Es el caso de Nobody Wants This.
La historia de un rabino que se enamora de una “shiksa” (mujer no judía), con todas las connotaciones tanto culturales como religiosas que ello trae consigo, se convirtió en una de las series más vistas y queridas de Netflix en el año. Para ello ayudó el enorme talento de sus actores principales: la siempre maravillosa Kristen Bell y el talentoso Adam Brody.
Ambos logran lo más importante en toda comedia romántica: una gran química y un estupendo timing para construir a dos personajes que van a pisar terrenos desconocidos en un mundo lleno de tradiciones y reglas que difícilmente pueden romperse aún en una ciudad moderna y cosmopolita como lo es Los Ángeles. Completan el reparto los sensacionales Justin Lupe y Timothy Simmons que dan vida a la hermana y hermano de ella y él, con actuaciones que tal vez merecerían un “spin off” enfocado en sus propias historias.
Nobody Wants This es una moderna revisión del carácter inesperado y fortuito de una relación sentimental y los dilemas que causa entre dos personas a las que el azar ha decidido reunir, invitando a los involucrados a caminar sobre un alambre que pende de un abismo creado por prejuicios aún muy arraigados en sociedades que navegan bajo la pretenciosa bandera de eso que llaman modernidad.
Respira (Netflix)
Hace ya varios años ER elevó al drama médico a niveles nunca antes vistos. La grandiosa serie norteamericana nos llevó -con una gran dosis de realismo- a la sala de urgencia de un hospital. Vivimos de cerca los relatos de pacientes, doctores, doctoras, enfermeros, enfermeras que resuelven situaciones en los que la vida humana está colgando de muy finos y delgados hilos. Desde ER yo no veía un drama médico que planteara con gran realismo esos conflictos y nos hiciera comprender lo complicada que es la práctica de la medicina y lo que genera en las personas que se dedican a ella. Y eso lo he encontrado de nueva cuenta en Respira.
Respira está situada en un hospital público en Valencia, un nosocomio bajo el que se cierne la amenaza de la privatización y con ello el dejar de dar servicios médicos a personas que no pueden pagar instituciones que ante todo tienen fines de lucro. La discusión entre la sanidad pública y la privada está siempre presente en todos los capítulos de la serie y eso la lleva a un nivel de actualidad sumamente importante.
A lo anterior hay que añadir los propios dramas del personal de la institución que toman partido por el servicio público y el privado mientras tienen que lidiar con sus propios problemas profesionales y personales. El nivel de realismo alcanzado en las ficticias salas de urgencia, en los quirófanos del hospital es verdaderamente notable. Es notorio que todo se ha hecho intentando alcanzar un nivel que permita al espectador trasladarse a esas salas en las que la muerte siempre está al acecho.
Blanca Suárez, Aitana Sánchez-Gijón, Manu Ríos, Borja Luna y la espectacular Nawja Nimri, entre otros, conforman un reparto espectacular que lleva de nueva cuenta al Drama Médico a través de un viaje de dolor, amor, condiciones complicadas de trabajo y una profesión de la cual en algún momento dependemos todos.
Sunny (Apple TV +)
Una de las discusiones más intensas e interesantes del 2024 fue la relacionada con la Inteligencia Artificial. En foros, programas noticiosos, revistas y redes sociales los alcances que el desarrollo de máquinas capaces de tener un raciocinio propio ha sido señalado sin que aún se tenga el conocimiento de cuáles serán los pasos que dará la IA ya no en los próximos años, sino en los siguientes meses.
Estas reflexiones no son nuevas para la Ciencia Ficción. Prácticamente desde su nacimiento este subgénero de la fantasía ha venido especulando sobre la posibilidad de que el ser humano conviva con máquinas capaces de pensar por sí mismas, de poseer libre albedrío y sobre las consecuencias que para la humanidad este desarrollo traería consigo. Sin embargo, conforme la tecnología avanza y las especulaciones se van tornando en certezas, lo que pueda presentarse tanto en la literatura como en la ficción audiovisual puede adquirir tintes de un realismo que hasta hace algún tiempo parecía imposible.
Y eso es lo que sucede con Sunny.
Sunny cuenta la historia de Suzie. Una mujer que en un futuro no muy lejano se muda a Japón con la idea de escapar de sus propios fantasmas y vivir una vida en solitario. Eso hasta que conoce a Masa Sakamoto de quien se enamora y con quien procrea a un hijo. Esposo e hijo van a desaparecer en un misterioso accidente aéreo. Suzie queda en compañía de Sunny, un robot femenino que ha sido diseñada por su marido personalmente para ella y cuya presencia destapará una serie de secretos relativos al trabajo y a la vida personal de Masa que Suzie desconocía al mismo tiempo que con su aparición surge la posibilidad de que tanto Masa como su hijo puedan estar vivos.
Rashida Jones construye a uno de los mejores personajes de la televisión del año. Es una mujer con muchos frentes emocionales abiertos y que irá descubriendo junto a Sunny diversas formas para enfrentarlos. La relación que creará con la robot irá tomando varios matices hasta convertirse en un apoyo emocional muy importante. Por su parte, Sunny irá aprendiendo conforme va adentrándose en la vida cotidiana de Suzie, irá desarrollando una personalidad propia e irá comprendiendo cual es la razón por la cual ha sido creada y cual será su papel en el mundo al que ha llegado. Se construirá una relación simbiótica en la que humana y robot crearán un lazo único e indestructible, generando así una intensa y profunda reflexión sobre las posibilidades que ofrece la Inteligencia Artificial y la relación que puede crearse a partir de un diseño inteligente propio y adaptado a una persona en específico. Brillante, divertida y emotiva, Sunny es una serie que no generará ningún tipo de indiferencia en el espectador e inevitablemente le llevará a pensar en lo que el futuro inmediatos traerá consigo.
House of The Dragon (HBO – Max)
2024 marcó el regreso a Westeros, a esa tierra ficticia que conocimos hace ya varios años y que nos ha regalado algunos de los mejores momentos de la historia de la televisión. Y esa tradición de hacernos sufrir, tomar partido por alguno de los bandos enfrentados en la lucha por codiciado Trono de Hierro, por matar a personajes que se convirtieron en entrañables y por hacernos adentrarnos con la historia de una forma única.
El regreso fue de la mano de la segunda temporada de House of The Dragon, la famosa precuela de Juego de Tronos que cuenta la historia de la guerra fratricida entre facciones de la casa que tuvo el control de los Dragones: la casa Targaryen. Ya la primera temporada había puesto las primeras fichas sobre el tablero en el cual dos bandos iban a enfrentarse, dos facciones que están decididas a destrozarse casi sin remordimiento alguno pues al final cualquier indicio de desasosiego causado por la batalla, se pierde por el hambre despiadada de poder que tienen casi por naturaleza los habitantes de las principales casas que conforman a los Siete Reinos.
La segunda entrega de House of The Dragon ahondó en los preparativos para la guerra entre Verdes y Negros y nos mostró las primeras y costosas escaramuzas entre las facciones lideradas por nuestra Reina Rhaenyra Targaryen y, en primera instancia, por Alicent Hightower y su padre Otto. La primeras consecuencias de lo que provocará esa guerra fueron presentadas brillantemente en una temporada que destacó por la calidad de sus actuaciones, sus mordaces y certeros diálogos y grandiosos efectos especiales que nos permitieron ver a los dragones mostrando parte de su enorme poderío, llevándonos a pensar como es posible que en algún momento esos seres que provocaron el esplendor de los Targaryen llegasen a desaparecer hasta que fueran rescatados por Daenerys 200 años después de los hechos presentados en House of the Dragon.
De nuevo recibimos un recital de grandes actuaciones por parte de actrices y actores como Emma D’arcy, Matt Smith, Olivia Cooke y una monumental Eve Best. Al final de la temporada los fanáticos y seguidores de la serie quedamos con la sensación de que fueron pocos los 8 episodios que conformaron a la temporada. Lamentablemente tendremos que hacer todo lo posible por llegar con vida al 2026 que será cuando se estrene la tercera parte de HOD. Es un propósito que seguramente más de uno ya se ha hecho.
The Penguin (HBO – Max)
The Penguin no solamente significó lo mejor que en años ha presentado DC en materia de ficción audiovisual, sino que fue un regreso a las mejores historias de gángsters. Porque ante todo eso fue la brillante serie de HBO: un profundo e intenso estudio sobre personajes con tintes de psicopatía que viven bajo las reglas dictados en los más profundos abismos del crimen organizado. Claro, la serie está ambientada en el universo de la más reciente entrega de Batman, pero la presencia del Hombre Murciélago pasa completamente desapercibida ante una historia llena de personajes complejos, amorales, con una enorme necesidad de poseer el poder dentro de las diferentes organizaciones criminales de Ciudad Gótica para así intentar espantar a fantasmas que les acosan, persiguen y atormentan particularmente en el terreno de lo emocional, de lo mental.
No hay concesiones en The Penguin. Su historia es una violenta en más de un sentido. Está presente la violencia natural de las organizaciones criminales, pero también lo está la violencia en el ámbito de lo familiar y la que sufren personas que quizá su destino hubiese sido diferente si no tuvieran la mala de suerte de cruzarse en algún momento con un demente dispuesto a lo que sea con tal de ser el o la líder del crimen en Ciudad Gótica.
A lo anterior hay que añadir el recital interpretativo que fue ofrecido por Colin Farrell y Cristin Millioti. Farell sufre una brutal transformación física – ayudada por un brillante maquillaje protésico – en la cual el actor cambia por completo su forma de moverse, de hablar, de comportarse ante la cámara. Farrell se adentra espectacularmente en Oz Cobb, un personaje lleno de matices, de complejidades. Farrell es capaz de crecer con el personaje para convertirse en el gángster mas poderoso y temido de la ciudad. Millioti ha sido para muchos la gran revelación del año, sobre todo por el riesgo que significaba para ella interpretar a un personaje como Sofía Falcone sumamente lejano a todo lo que le habíamos visto antes. Pero ha hecho un personaje de época la interpretar a una mujer vejada física y psicológicamente cuya sed de venganza la convierte en una brutal y despiadada asesina sin resquicio alguno de remordimiento. Un personaje de época perfectamente construido por el talento de una actriz con una gigantesca proyección.
The Penguin resultó en una auténtica joya. Una obra maestra de la televisión que demuestra que el nivel que han alcanzado algunas series solo puede definirse de una forma: puro arte.
Continuará…