Sobre Dylan y “El poeta Halley”, nuevo álbum de Love of Lesbian

Pocas cosas han causado tanto revuelo en el mundo del arte y las letras como el Nobel otorgado a Bob Dylan. A pesar de que desde hace tiempo el nombre del cantautor norteamericano había sonado como uno de los favoritos al premio, al momento de que finalmente la Academia Sueca decidió premiar su contribución a la canción norteamericana surgieron voces que se rasgaron las vestiduras argumentando que lo que Dylan ha hecho no es literatura. Hace unos días me encontré con un estupendo artículo en JotDown en el que Emilio De Gorgot hace una apasionada y muy inteligente defensa del reconocimiento a Dylan como poeta. Centra su tesis en una idea: las letras de las canciones tienen vida propia como poesía, como literatura. De Gorgot señala lo siguiente:

“Si la letra no es estrictamente música, si no la podemos juzgar como música más allá de su aspecto rítmico, ¿bajo qué criterios deberíamos juzgarla? Es un texto que viene con música, pero que tiene un formato verbal, un mensaje que puede ser despojado de sonido e impreso en un papel, para ser leído y analizado según sus virtudes o defectos literarios, con independencia de los elementos musicales que lo acompañaban antes… ¿Qué es lo que impide, pues, que las letras de canciones reciban el mismo tratamiento? Máxime cuando hay obras del canon literario universal que fueron compuestas como canciones, que fueron escritas para ser cantadas, aunque las melodías no nos hayan llegado; nadie les niega la condición de obras literarias de pleno derecho. Da la impresión de que una canción debe haber perdido su música en la memoria de los tiempos para que se la llame literatura. De que un texto teatral es bienvenido en el ámbito literario pero la letra de una canción no, por una especie de prejuicio gremial. Si la escenografía no se considera necesaria a la hora de juzgar —literariamente— un texto de Shakespeare, ¿por qué la música de una canción sí? Casi se percibe resquemor hacia un «intrusismo» que quizá lo es desde el punto de vista industrial y sectorial, pero no necesariamente desde un punto de vista creativo”.

Me parece que la argumentación de De Gorgot es muy sólida.bob-dylan

Las letras de las canciones pueden llegar a ser tratadas como auténticos poemas si existe la intención del autor de que así sea. En nuestro idioma también podemos encontrar a autores que han hecho poemas que son acompañados por música para tener mayor difusión. Pero en los últimos años ha surgido un poeta en el pop en español que me parece que dentro algún tiempo tendrá que ser reconocido no solamente como el cantante principal de una de las bandas de indie pop más originales e interesantes, sino porque en las letras de sus canciones existe una clara intención poética, una lírica que tiene por sí misma un ritmo propio y que al ser contextualizada por la música adquiere dimensiones casi épicas que son muy extrañas de encontrar en el mundo del pop en castellano. Se llama Santi Balmes y es el letrista de Love of Lesbian.

En 2005, Love of Lesbian dejó de grabar en inglés. Lo habían hecho en sus dos primeros discos, ese cambio destapó la capacidad como letrista de Santi. Maniobras de Escapismo fue un disco en el que el Indie Español se encontró con un grupo de canciones cuya letra sorprendió por su extraordinaria calidad. Noches Reversibles (Si pudiera transformar nuestras noches en un ciclo sin final), es quizá el tema en el que ya podía vislumbrarse lo que vendría posteriormente en término de letras de la banda.

Lo interesante es que a partir de entonces Balmes nunca dejó de crecer como escritor de letras. Vino el álbum Cuentos Chinos para Niños del Japón con canciones como Universos Infinitos (Dos espejos frente a frente crearán cien mil caras que observar, Puede que alguno de ellos sea el real lo tendré que investigar.), el increíble 1999 en el que se encontraban joyas como Ahí Donde Solíamos Gritar (Y es que el grito siempre vuelve y con nosotros morirá, frío y breve como un verso, escrito en lengua animal. ¡Y siempre está!), y La Noche Eterna / Los Días No Vividos en el que ya la madurez de Balmes como poeta se apreciaba en temas como Oniria e Insomnia (Oniria encuentra a Insomnia, los dos conectan bien, Quizás en otra vida, fueron un mismo ser).

La portada de El poeta Halley
La portada de El poeta Halley

Pero es hasta este 2016 cuando llega un disco con el cual Santi Balmes alcanza el que, hasta ahora, es su punto más alto como letrista. El Poeta Halley es un álbum extraordinario en términos musicales, pero lo es también como un poemario el cual tiene una narrativa propia. Un disco conceptual que cuenta la historia de un poeta galáctico que va transitando por diversos estados de ánimo, por las diversas facetas de un escritor, por la vida misma en la búsqueda de comunicar ideas, sueños, pensamientos, anhelos y deseos que son personales y a la vez universales. Un disco que parte de la figura de alguien que escribe poesía a la que dibuja con música.

¡Quiero volver al azul!

El que sentía piloteando aeroplanos de tinta y papel y de aeropuerto un diario en blanco.

¿Dónde estás planeador?

Quiero el perfume del ahora y el aroma de un a flor de piel.

Yo pensaba aún volaba y era inercia.

Que alguien me salve, a veces despierto y Soy Yo

Es parte de letra de Planeador, la canción con la que abre el disco y que es un llamado a la inspiración, a ese poeta que sirve como alter ego del cantante, al personaje en el que se enfunda para poder escribir canciones. Es también el inicio del viaje. Un disco que –en palabras de la banda– “Se recomienda escuchar con el espíritu sereno y la predisposición de iniciar un viaje sin prisas”. Puntual recomendación. Porque lo que sigue es un cúmulo de canciones que necesitan ser leídas y no solamente escuchadas para poder disfrutar plenamente de la experiencia, del tránsito por diversas emociones y etapas de la aventura literaria de Halley y de los lesbianos. Balmes escribe con gran entusiasmo utilizando metáforas para hablar sobre el amor, la libertad, el arte y la necesidad de dejar ir a las palabras para que otros se apropien de ellas, las hagan suyas y las moldeen de acuerdo a sus propias necesidades, deseos y experiencias.

santi-balmes
Santi Balmes

Van algunos fragmentos que creo que ejemplifican bien lo anterior:

Negaré ante el mundo lo siguiente:

que sí de algo voy sobrado es de falta de autoestima y que por eso te lo canto sin tener que usar “te quiero” a través de una metáfora,

esa ánfora que uso para resguardar mis miedos a que un días las comprendas,

situación inaceptable.

Fragmento de Cuando No Me Ves, una canción en la que el poeta se muestra temeroso de que su amada descubra sus verdaderas intenciones hacía con ella.

La vida es más fácil si andas despacio ¿no ves que nadie llega al fin?

Que fuera epitafio del hombre más sabio un “yo solo pasé por aquí”

Parte de una de las mejores canciones de todo el álbum: Los Males Pasajeros, una invitación a vivir con libertad a pesar del sinfín de adversidades que el camino pueda presentar consigo.

Tu muéstrame alguien que lleve bien ser libre y en cada decisión no cometa un crimen.

El ave se acordó: “¡Nadie es de Nadie!”,

También se convenció: “Debe haber otro mago allí”.

Y el mago treinta y dos, en el nuevo cine, de su alma hizo salir un ave de alas grises.

El público aplaudió, temblaba el teatro y el pájaro inmortal…olvidó al otro mago.

Es En Busca del Mago, una canción sobre la codependencia, sobre el miedo a la libertad y sobre los costos que ésta trae consigo.

Me llamo Halley Star, no des ni un paso atrás, es tu intermitente identidad.

Me llamo Halley Star, no des ni un paso atrás.

Los años de eclipse al fin se van, se van, se van.

Se van de aquí, se van de ti.

Su nombre es Halley Star, tú planeador mental.

Pasó aquella estrella y tú te has vuelto a emocionar.

Hay sanación, hay solución.

El Ciclo Lunar de Halley Star, la penúltima canción del disco. El personaje protagonista del álbum regresa del viaje y se muestra como el poeta salvador, como ese alter ego necesario para llegar al destino emocional que nos ha llevado por dualidades en canciones como El Yin y El Yen, que nos ha hecho navegar por el universo de la mente en Psiconautas o nos ha llevado a remansos sonoros en Canción de Bruma.

Love of lesbian
Love of lesbian

El disco cierra con El Poeta Halley, una canción que se divide en dos partes. En la primera el personaje se desnuda emocionalmente y escribe con pasión sobre sí mismo, escribe sobre el miedo a enfrentarse al papel en blanco, a que la inspiración nunca llegue y cuando finalmente aparece se refiere a ella como esa musa que saca a relucir una dualidad en la personalidad del autor: aquella que le permite ser quien es y, al mismo tiempo, alguien más.

Pronunciaré “ESPERANZA”: La gritaré por dentro si es lo que hace falta.

La escribiré mil veces, me alejaré de espaldas, quizás de repetirla algo me quede.

No puedo permitir tu negación. Mi leal traidora inspiración, de intermitente aparición, como un ángel hallado en un ascensor.

¡Qué bien funcionas como recuerdo!

La segunda parte tiene una característica peculiar: está leída por Joan Manuel Serrat. Ello le da un significado interesante, porque si alguien ha hecho canción la poesía ese es el enorme cantautor catalán. Su irrupción es un reconocimiento de Love of Lesbian a quien hizo camino al andar, a quien consideran como un maestro en el arte de la escritura y en el de la canción. Serrat lee con profundidad un homenaje a las palabras escrito por Balmes. Es el autor que deja a un lado al Poeta Halley y se desnuda:

Acojo en mi hogar palabras que he encontrado abandonadas en mi palabrera.

Examino cada jaula y allí, ladrando vocales y consonantes, encuentro sucios verbos que lloran después de ser abandonados por un sujeto que un día fue su amo y de tan creído que era prescindió del predicado.

Esta misma semana han encontrado a un par de adjetivos trastornados, a tres adverbios muertos de frio y a otros tantos de la raza pronombre que sueñan en sus jaulas con ser la sombra de un niño.

Señalo entonces a las palabras que llevan más días abandonadas y me las llevo a casa. Las vacuno de la rabia y las peino a mi manera, como si fueran hijas únicas, porque en verdad todas son únicas.

Acto seguido, y antes de integrarlas en un parvulario de relatos o canciones, les doy un beso de tinta y les digo que si quieres ganarte el respeto nunca hay que olvidarse los acentos en el patio.

A veces les pongo a mis palabras diéresis de colores imitando diademas y yo sólo observo como juegan en el patio de un poema.

Casi siempre te abandonan demasiado pronto y las escuchas en bocas ajenas, y te alegras, y te enojas contigo mismo como con todo lo que amamos con cierto egoísmo

Y uno se queda en casa, inerte y algo vacío, acariciando aquel vocablo mudo llamado silencio, siempre fiel, siempre contigo.

Pero todo es ley de vida.

Como un día me dijo el Poeta Halley: si las palabras se atraen que se unan entre ellas…Y a brillar que son dos sílabas.

Lo anterior me parece una muestra del valor literario que puede llegar a alcanzar la letra de una canción. Love of Lesbian ha hecho quizá el que sea el mejor disco pop de la década y ello se debe en gran medida a que Santi Balmes se ha decantado por escribir poesía y luego –junto a Julián Saldarriaga– brindarle de acompañamiento musical a esos poemas.

Joaquín Sabina escribía en El País sobre el Nobel a Dylan: “…creo que manda un mensaje evidente a aquellos que se han dedicado a reducir durante décadas el oficio de la canción popular a las cosas tontas de ‘chico conoce a chica’ o las historias banales del sábado por la noche. Desde ayer, nuestro mundo ha quedado elevado a la categoría de alta cultura, y eso está bien”. Estoy convencido que Love of Lesbian, y Santi Balmes en particular, también contribuyen a elevar a esa categoría a la canción popular con un pop que tiene que estar forzosamente acompañado de la palabra autor. Pop de autor, poesía pura que conecta a través de la música con las entrañas que a veces se empeñan en permanecer escondidas a la vuelta del corazón.

Pueden escuchar el disco completo aquí:

 

 

 

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