Los posibles candidatos para encabezar la Sedeculta.*
En estos días la rumorología yucateca -que no chisme- está a todo lo que da. Según Cass R. Sunstein, quien fuera asesor en materia de información y comunicación de Barack Obama, en su libro “Rumorología” (Debate, 2010), la principal diferencia entre estos es que el rumor surge entre individuos con intereses y contextos similares como una forma de especulación sobre temas determinados y reales, mientras que sus primos cercanos, el chisme y la difamación, por lo general parten de una base ficticia y de manera malintencionada.
En lo que las comunidades artísticas prosiguen con sus respectivos y sanos ejercicios ciudadanos, ahora me propongo comentar acerca de los posibles candidatos que suenan para encabezar tanto la Sedeculta como la Dirección de Cultura, a nivel estatal y municipal, respectivamente. Si bien hay varios nombres que se barajean, abordaré los que a mi juicio son los más probables:
Irving Berlín Villafaña es poeta, antropólogo y doctor en Ciencias de la Información con posgrado en comunicación política por Universidad Internacional de Andalucía, España. Ganador del Premio Nacional de Poesía Mérida (2011) y el Rosario Castellanos de la UADY (2010). Fue Director de Cultura del Ayuntamiento de Mérida del 2012 al 2016, cuando se achacó su salida a un desafortunado comentario emitido en redes sociales.
Existe un consenso de que este cambio fue uno de los graves errores del entonces alcalde Mauricio Vila, pues cortó de tajo el buen trabajo que venía haciendo en la institución por motivos políticos y no tanto por la presión popular, ya que Berlín fue el autor intelectual de programas como el Mérida Fest, La Noche Blanca, los Fondos Municipales, la firma de la Carta de los Derechos Culturales y la adscripción de la ciudad a la Agenda 21, documento de referencia internacional para las políticas culturales con lineamientos para el desarrollo sostenible, la interculturalidad y la diversidad.
Otros de sus logros fueron la creación del Centro Municipal de Danza, el Diplomado en gestión y marketing cultural, y una serie de foros y talleres encabezados por Lucina Jiménez para la profesionalización de los artistas. Sin embargo, no toda su gestión fue exitosa, pues también tuvo iniciativas que fracasaron, como el Fondo de Apoyo a la Producción Editorial, que desapareció los libros impresos en aras de su difusión digital y cuyos resultados, al igual que la fallida Plataforma 01 en la cual se invirtió medio millón pesos, fueron casi nulos.
Con todo, lo más rescatable de su gestión fue tener un plan de trabajo y procesos definidos, así como la integración del sincretismo cultural dentro de sus actividades al incluir la gastronomía, la arquitectura y la moda como representaciones identitarias. Su salida intempestiva nos dejó una administración gris durante los dos años en los que estuvo su sucesor, Felipe Ahumada. Pero entonces, ¿cuáles son las otras alternativas para dirigir la cultura en nuestro estado…?