Todos somos Luis Mi: de la telenovela al pícaro literario

Luis Miguel es el hijo del típico papá alcohólico mexicano por excelencia. Un día, mientras hacía las labores del hogar absorto en mis pensamientos, me puse a reflexionar en por qué me da muchísima hueva la música de Luis Miguel. Y eso porque a lo lejos escuchaba una canción que le escribió Juan Carlos Calderón: “Culpable o no”, que ahora es aún mucho más popular por la serie de Netflix que se centra en datos biográficos sobre el cantante.

Me di cuenta que detestaba su música porque es música para gente mayor, es música vieja que, a juzgar por lo que se deja entrever en la serie, ni al propio niño le gustaba. Sin embargo, tenía que hacerlo por dos razones muy forzosas: su situación económica y la dureza con la que su padre le “inducía a hacerlo”. Son entonces piezas que obviamente sólo le gustaban a la gente adulta, como sabemos por sus primeras presentaciones que eran en bares de poca monta. El éxito estaba en el ángel que tenía el niño y su increíble voz para ejecutar las canciones que su padre le obligara a cantar.

Era entonces el típico hijo del borracho que cuando está en la bohemia con los amigotes le hacía cantar canciones de adultos. En alguna ocasión me tocó ver esa escena con un amigo cuando íbamos en la secundaria. Cuando el papá andaba de pedo, le decía: “a ver mi hijo anda y toca una de Los Cadetes de Linares”, y mi compañero con un gesto de “con gusto y qué remedio” sacaba su guitarra para tocar la pieza, pues de lo contrario sabía que le esperaba una buena madriza.

Esta condición de “víctima” de la picaresca española, es la que le ha valido la conmiseración colectiva de millones de fans entre amas de casa, godínez, millenials y yo. Pues en la serie de Netflix el “pequeño sol de México” sufre todo tipo de maltrato y abusos de su padre, tal cual si fuera el Lazarillo de Tormes sufriendo a manos del invidente que le acoge. Esta trama es la que ha vuelto a “Luisito Rey” un villano más famoso que el mismo Enrique Peña Nieto, quien durante su desempeño tanto como gobernador del Estado de México como presidente de la república, ha cobrado miles de víctimas. El mismo mandatario ha hecho burla esto, declarando en un video en su historia de Instagram que ahora este personaje real convertido en ficción es el villano favorito del país.

Todo este fenómeno además de acaparar la opinión pública, ha relanzado a un ídolo a medio olvido, que era más objeto de memes por su deteriorada figura y afición por la bebida, que por otra cosa. Ahora no sólo es recordado con más entusiasmo por sus fans “de toda la vida”, sino que la figura de Diego Boneta, se acerca al público millenial que ahora lo tiene en su lista de Spotify.

Leo lo que escribo y me sorprendo; así es, Luis Miguel está en Spotify, Luis Miguel en Netflix. Yo fan de Luis Miguel, no por la música, pues para mí (lo siento mucho) no tiene ningún mérito creativo al ejecutar canciones de otros autores como intérprete. Luego entonces, me declaro fan de la serie, del producto vintage relanzado, del morbo por la historia oscura de México (versión ultra light) y por la empatía que una buena historia de la picaresca de antaño me provoca.

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