“Es la lógica y lo que vemos lo que crea nuestras acciones, o nuestras acciones son lo que crean la lógica y lo que vemos…” Haruki Murakami (en After Dark)
Los años 50. La Guerra de Corea, el Rock N’ Roll, el Cool Jazz; la liberación sexual, la Generación Beat, las faldas de crinolina; los niños sin tecnología bañándose con mangueras en el verano; las librerías, el respeto a la poesía… El siglo XXI. La internet, el terrorismo y la búsqueda absurda del petróleo; el segregacionismo sexual (machismo/hembrismo); la Generación AfterPop; los niños sobreprotegidos por sus padres y la información que los medios les vomitan encima; la falta de lectura…
Es el año 2007 y el periodista John Maloof adquiere el rollo fotográfico de un artista completamente desconocido que operó en los años 50 en Nueva York y Chicago, el tesoro costó 38.000 dólares. Lo que Maloof buscaba eran fotografías que usaría para un libro que contaría la historia de Nueva York durante aquella revolucionaria década e ilustrarlo con fotografías reales al que llamaría Portage Park.
Al revelar el rollo fotográfico, Maloof no sólo encuentra un basto testimonio visual de la vida cotidiana en Nueva York y Chicago en los años 50, sino una verdadera obra de arte con una simple aunque profunda estética. La imagen de estas dos ciudades vista por un ojo magnífico y artísticamente adelantado a su época, el ojo de una mujer de nombre Vivian Maier.
Vivian Maier (1926-2009) trabajó como niñera en ambas ciudades entre 1951 y 1959. En sus ratos libres su pasión era tomar fotografías. Según quienes llegaron a conocer su obra, ella nunca quiso mostrar sus imágenes pues no se consideraba a sí misma una artista y mucho menos con el talento suficiente para exponerlas. Así, en 1959, soltera, decide tomar el dinero que había ahorrado para viajar por Europa, África y Asia. Vivian regresa a Nueva York en 1960 para trabajar como niñera mientras derramaba con la cámara su talento por las calles de estas dos ciudades.
Gracias a una ardua investigación, digna de un detective de novela de Thomas Harris, Maloof logra encontrar el paradero de Vivian Maier en 2010, lamentablemente Vivian fallece un par de meses antes de este increíble encuentro. El periodista decide entonces lanzar un libro con todas las fotografías recuperadas: The Vivian Maier Collection, con la obvia intención de exponer la obra de tan grandiosa y hasta poco antes, anónima artista.
Junto con el escritor e ilustrador Henry Joseph Darger, autor de The Story of the Vivian Girls in what is known as the Realms of the Unreal, of the Glandeco-Angelinian War Storm caused by the Child Slave Rebellion (tal vez la obra más grande de todos los tiempos), Vivian Maier puede considerarse la más grande exponente del arte marginal de la historia de Estados Unidos.
Un dato curioso de ambos artistas es que dentro de la obra gigantesca de Darger los personajes principales se llamen The Vivian Girls y que ambos hayan creado su obra en el anonimato durante los mismos años. La obvia reflexión de esta historia es que tendemos a pensar que los artistas están ahí porque son artistas, y seamos honestos, muchos no lo son, no crean ni transforman realidades, no retratan ni exponen mundos, y muchos artistas como Maier, Darger, tú, están en este preciso momento usando su magia, lanzando hechizos en el anonimato, en el campo de lo marginal.