El rock progresivo en México: Electronic Prog

Parte IX. Carlos Beltrán y Alejandro Villalón Renaud.

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El subgénero del progresivo electrónico nació inmediatamente después de la experimentación moderna y postmoderna, de la música minimalista y la vanguardista, para ser exactos, a fines de los años 60. En este movimiento interno del rock progresivo, habrá que destacar que algunas bandas aprovecharon al máximo las nuevas tecnologías de la época y la consecuente nueva posibilidad de componer música. Las obras de Stockhausen, Subotnick, John Cage (música concreta, experimentación electroacústica) o de La Monte Young, Steve Reich y Terry Riley (música minimalista y música micro tonal) expresan una visión de reconstrucción en la música de aquel momento.

Las grandiosas piezas como A Rainbow in Curved Air (1967) y Silver Apples of the Moon (1967) permitieron una inflexión musical en formas abiertas y nuevas maneras de explorar los aspectos físicos de los sonidos. Las texturas estáticas, los collages y los sonidos de larga duración, así como el poder de la tecnología en obras ambiciosas, tuvieron un gran impacto en la música electrónica popular.

Karl Heinz Stockhausen

Después de los usos artesanales, aunque innovadores en su momento, de las cintas magnéticas, la retroalimentación, los micrófonos, la síntesis instrumental, los sonidos atmosféricos y las interacciones psicodélico-acústicas, todo ello fue superado con el lanzamiento del sintetizador analógico. Una gran mejora ocurrió en 1964 con la aparición del primer sintetizador modular (Moog). Esta invención trajo la satisfacción esperada de muchos músicos, principalmente después del lanzamiento del popular Switched-On Bach, de Walter Carlos, y la obra Portable Masterpiece, de Mother Mallard.

Al comienzo, los ensayos en electrónica y las tecnologías pioneras no fueron nunca abandonados. Por ejemplo, Tone Float (1969), de Organisation; Zwei Osterei (1969) y Klopzeichen (1970), de Kluster, e Irrlicht (1972), de Klaus Schulze son piezas que intentaron domesticar la eléctrica y el uso del armonio refinado, los órganos y las máquinas de eco. Durante la década de los años 70, los grupos y músicos europeos como Brian Eno, Kraftwerk y Tangerine Dream se hicieron de un nombre en la industria musical gracias al abundante uso de sintetizadores analógicos y combinaciones electrónicas originales.

Kraftwerk, por ejemplo, alcanzó un gran éxito en la música gracias al rock pop electrónico. Sus obras Trans Europe Express (1977) y The Man Machine (1978) son dos clásicos comerciales. La escena electrónica alemana lanzada por Tangerine Dream, con su obra Alpha Centauri (1971), y por Cluster, con sus producciones Cluster I (1971) y Cluster II (1972), generó una importante resonancia en todas partes, en particular, en la escena electrónica subterránea de Berlín, con Klaus Schulze y su disco Timewind (1974), Michael Hoenig y su obra Departure from Northern Wasteland (1978) o Ashra con su New Age of Earth (1976).

De finales de los años 70 hasta el lanzamiento de los álbumes de los 80, como Ambient 1: Music for Airports, de Brian Eno; Cluster & Eno, de éstos mismos, y Deluxe, de Harmonia, surgió el famoso movimiento ambiental, caracterizado musicalmente por sus magníficas texturas atmosféricas. Durante los años 80, Maurizio Bianchi buscaría el sonido industrial absoluto. Su experiencia musical visionaria se basa en bucles cíclicos, ruidos de abrasivos y paisajes de piano vertiginosos. Dos ejemplos de ello: Symphony for a Genocide, de 1981, y recientemente A.M.B Iehn Tale, de 2005.

A principios de la década de 1980 y después de seguir el camino del clásico “kosmische” de Klaus Schulze, la escuela de electrónica Bay Area / Los Angeles creó la llamada música espacial “Alchemical / Scred”. Esta música ofrece una combinación dinámica entre la música antigua y tradicional de Occidente y los paisajes sonoros sintetizados. Los artistas más representativos de este movimiento son Michael Stream, con su obra Lyra Sound Constellation (1983); Robert Rich, con su disco Numena (1987), y Steve Roach, con su Dreamtime Return (1988). En esta misma década, Ian Boddy creó Spirits (1984) y Phoenix (1986), así como Mark Shreeve grabó Assassin (1983) y Legion (1984), que representaron la respuesta británica a la desafiante escuela de Berlín.

Brian Eno.

Los músicos y bandas más jóvenes y contemporáneas en la experimentación electrónica se inspiraron en el sintetizador analógico psicodélico “kosmische” de los años 70 de Klaus Schulze, Conrad Schnitzler y Tangerine Dream. En el amplio espectro de sintetizadores, artistas japoneses como Yamazaki Maso (también llamado Takushi Yamazaki o Space Machine) contribuyó en el proyecto de Kawabata, llamado Andromelos, y quien ha sido una figura clave. Muchos artistas electrónicos actuales han tomado una dirección musical original, sorteando las ondas ambientales post-krautrock, el minimalismo ambiental esférico abstracto y el trancey.

Carlos Beltrán.

Respecto de la escena nacional, no existen tantos músicos o bandas que hayan navegado en el progresivo electrónico. De los pocos que han incursionado en este subgénero, destacan dos: Carlos Beltrán y Alejandro Villalón. Y quien ha sido el primero en destacar en el subgénero es Carlos Beltrán, ya que su obra fue publicada en 1987. En cambio, el álbum destacado de Alejandro Villalón es muy reciente, de 2013.

Carlos Beltrán Martínez de Castro es tecladista mexicano y nació en 1956. Recibió una formación clásica en la infancia, aunque más tarde se interesó por el progresivo sinfónico y el soft rock. En 1987 fue lanzado su único álbum oficial hasta la fecha, titulado Jericó. En este disco combinó su piano clásico con sintetizadores y secuencias cósmicas, el cual pasó desapercibido en gran parte de México, sin que se le haya dado ningún seguimiento. En la grabación tocó todos los instrumentos, básicamente teclados y percusión, cuyo sonido remite a Klaus Schulze. El álbum fue aclamado por la crítica, primero en Japón y luego en Europa.

Siempre insatisfecho con la escena del rock en México, optó por retirarse. Sin embargo, antes de abandonar el ambiente musical, distribuyó la cinta casera Familia Carbajal, que es más difícil de encontrar que su álbum oficial. Otras producciones caseras fueron Misterios y Presencias, la primera perdida y la segunda próximamente a ser transferida en formato digital.

Edades oscuras, primer track de Jericó, de Carlos Beltrán, 1987. 

En 1997, Jericó fue reeditado en un CD, que lo ha salvado del olvido. Esta grabación puede ser considerada como una luz brillante del progresivo electrónico de los 80, una obra muy atractiva para quienes gustan de los toques clásicos y sinfónicos de la música cósmica, como la de Vangelis o Sangiuliano. 

Alejandro Villalón Renaud, de Querétaro, es un artista en la escena musical desde hace mucho tiempo, aunque también ha complementado su trabajo con actividades culturales, como la fotografía, el periodismo y la promoción cultural. Alejandro puede ser considerado un especialista en creación digital. Como músico, experimenta con sonidos digitales y dispositivos de computadora que funcionan como fondo para su trabajo visual (videos y fotos).

Alejandro Villalón Renaud.

Después de algunos años, logró componer una serie de piezas musicales que iban de la mano con videoclips y secuencias fotográficas que había creado anteriormente. Como resultado, en 2013, con el apoyo del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, fue editado su primer álbum, Simbiosis, publicado bajo el sello mexicano de rock progresivo Azafrán Media, y distribuido mundialmente por Musea Records. Esta obra ha recibido buenas críticas en la escena progresiva mexicana e internacional, debido a sus fabulosas atmósferas, matices sugerentes y reminiscencias de iconos electrónicos como Klaus Schulze y Edgar Froese.

Transmutaciones, último track de Simbiosis, de Alejandro Villalón, 2013

 

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