Sobre el descuido de los teatros yucatecos

Llevan años sin el mantenimiento adecuado.

Los primeros compases de la Obertura Carnaval se dejan escuchar, y justo cuando el público se solaza, una lámpara cae desde una altura de 8 metros entre dos trombonistas quienes, sorprendidos, no se imaginan qué tan cerca estuvieron de una concusión cerebral o una herida mortal. Tal accidente ocurrió el domingo 8 de marzo durante el concierto de la Orquesta Sinfónica de Yucatán en el Teatro José Peón Contreras, teniendo como invitado al director español Josep Vicent, quien seguramente se fue sin una buena impresión de las condiciones en las que el máximo recinto cultural del estado se encuentra.

Lo mismo que los asistentes y todos los que más tarde pudimos ver el video que se viralizó en redes sociales. Y no se equivocan, pues no sólo la tramoya y las instalaciones del Peón Contreras dejan mucho que desear, ya que tanto el Teatro Mérida como el Daniel Ayala se encuentran en el semi abandono a nivel técnico y estructural, sin cumplir con las normas mínimas de protección civil. Basta con darse un paseo tras bambalinas y hablar con el personal para constatar las muchas carencias que estos recintos tienen.

https://www.facebook.com/rompemid/videos/341025173506552/

La última remodelación del Peón Contreras data del 2015, y del Teatro Mérida (hoy llamado Armando Manzanero) del 2017. La del Daniel Ayala, aunque usted no lo crea, se remonta a 11 años. Sin embargo, estos recintos y sus escenarios, siguen utilizándose consuetudinariamente para eventos gratuitos de la Sedeculta, e incluso, se rentan para actividades de las academias privadas de la localidad. Resulta vergonzoso que situaciones como la que menciono tengan que ocurrir para dimensionar lo que está pasando en edificios que forman parte activa de nuestro patrimonio cultural.

No tiene ni un mes cuando también en un concierto de la OSY, se desató un aguacero que perturbó la galería del Peón Contreras, puesto que el agua se comenzó a colar, provocando un goteo que se escuchaba incluso en la luneta, desde la cual pudimos mirar hacia arriba tan sólo para percatarnos de que las paredes se encontraban empapadas por la filtración. No quiero ni imaginar qué pasaría si los cables que sostienen el gran candil central, que suele bambolearse oscilatoriamente, llegaran a aflojarse…

Ayer en el Palacio de la Música se presentaron las actividades a realizarse rumbo a la 41 Muestra Nacional de Teatro de la que Yucatán será sede en noviembre. Entre las muchas acciones a tomar, las propuestas y el protagonismo de no pocos artistas, me llamó la atención que no se mencionara el urgente diagnóstico que los teatros necesitan antes de que compañías y funcionarios de todo México nos visiten.

Mucho del mantenimiento y equipamiento de años anteriores se hizo gracias a un programa federal denominado PAICE, pero en el caso del municipio de Mérida, al no ser prioritario, para poder recibirlo necesitaría forzosamente que Mauricio Vila, titular del Gobierno del Estado, destinara una aportación presupuestal a manera de coinversor. La seguridad y la imagen de Yucatán ante el resto del país podría quedar por los suelos ante la indiferencia de las autoridades. Me preocupa, ¿a usted no?

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2 Comments

  1. says: Felipe

    La seguridad suele verse como algo innecesario, hasta que sobreviene un incidente que puede ser contra las instalaciones, contra las personas o contra ambos. Entonces, los lamentos y los “hubieras” son la tónica en torno al tema. Debería ser exigible, como algo no negociable, verificar que todos los sistemas de prevención (otra palabra de la que se huye) funcionen cabalmente y que los resultados sean del dominio público. Por ejemplo, sistemas contraincendio, funcionamiento de salidas de emergencia, escalones y piso antiderrapantes pero sobre todo, el conocimiento/control de protocolos de seguridad, en el caso necesario, por todo el personal.
    Prevenir es lo que merece la pena. Obviamente, como todo tiene un costo, que nunca será superior a la integridad de la salud o de la vida humana.

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