Ten Years After a 1000 watts

CRÓNICAS MELÓMANAS DE PERRO NEGRO RECORDS II

Eran las 12 del día cuando Lola me llamó por teléfono. Me dijo que se aburría en su casa y quería salir a dar una vuelta por ahí. En cambio, yo tenía el plan de ir a comprar el disco Hot Rats, de Frank Zappa. Era un disco sin las Madres de la Invención pero con otros músicos, como el Capitán Beefheart y Jean Luc-Ponty. Había escuchado ya una rola del disco en el programa “Vibraciones”, de Radio Capital, y había quedado alucinado. Le dije a Lola mi pretensión, y quedamos en vernos. Ella aprovecharía mi plan de salir al Mercado de Discos que estaba sobre Aquiles Serdán (continuación de San Juan de Letrán), esquina con Donceles, para dar la vuelta por ahí como ella quería.  

Al llegar a la tienda, una de las empleadas se acercó a nosotros y nos preguntó qué disco buscábamos. Yo le pedí, entonces, el disco de Zappa: “Frank Zappa”, le remarqué. La empleada se fue por el disco y, mientras tanto, Lola y yo nos quedamos a ver los discos que había en el exhibidor de Richmond, de la marca London. Al frente estaban los discos de música clásica, pero atrás estaba lo mejor: discos de John Mayall, Savoy Brown y Ten Years After. Lo mejor de todo es que todos ellos costaban muy baratos, de igual precio que los de música clásica.

La empleada que nos atendía regresó hasta donde estábamos Lola y yo, y me dio el disco que supuso yo buscaba. Era un disco de Frank Pourcel, no de Frank Zappa. Lola soltó la carcajada y yo me puse furioso, no por la risa de Lola sino por la equivocación de la muchacha. Entonces le aclaré el nombre del músico y le precisé el título del disco: ¡Hot Rats!, para ver si con los dos datos encontraba lo que yo quería. De inmediato, la empleada nuevamente se fue a buscar el disco solicitado, y nosotros seguimos en el escrutinio de los discos Richmond.

Lola y yo nos volvimos entonces a los discos del anaquel de Richmond. Ahí revisamos las portadas, los créditos, los músicos participantes, absolutamente todo. Y todo esto para dar tiempo a que la empleada regresara con una buena noticia. Al rato, volvió aquella mujer, pero ahora con un disco titulado Rat Pack, de Frank Sinatra, con Dean Martin y Sammy Davis Jr. Claro, Lola se atacó de la risa, en tanto que a mí me dio un ataque de rabia.

Con la decepción de no conseguir aquel disco de Zappa, y para no continuar soportando la risa loca de Lola, le pedí a la empleada que me cobrara uno de los discos Richmond: Watt, de Ten Years After. Salimos del Mercado de Discos y nos fuimos a casa de Lola a escuchar la reciente adquisición, pero a 1000 watts de potencia. Fue la única manera de apaciguar mi desilusión, y también de cubrir con el volumen de la música el de las carcajadas de Lola.  

*Este texto apareció originalmente como parte de los relatos musicales de Perro Negro Records, un proyecto que continúa en curso. Si te gustan los discos, te recomendamos visites la tienda físicamente o en línea.

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