Mérida luce muy linda con iluminación artística. Filux es un evento sensacional para los ciudadanos y visitantes que resalta la belleza de las noches y la arquitectura de nuestro centro histórico. La apuesta, sin duda, de Mauricio Vila para trabajar en materia de cultura y turismo es pertinente. Con este evento la ciudad se suma a otras como Oaxaca, San Luis Potosí, Ciudad de México, Guadalajara y Morelia que han incorporado festivales de luz a su programación cultural. Si bien estos festivales pueden identificarse por usar proyecciones sobre edificios, hay que decir que se ubican dentro de una clasificación artística nueva llamada “artes mediales”. Se trata de usar todas las nuevas tecnologías para la creación estética uniéndolas, desde luego, con las artes tradicionales como la música y otras experiencias escénicas.
Mérida ya cuenta con jóvenes creadores que experimentan con esos saberes como lo demuestran los espectáculos de la Catedral y la Casa de Francisco de Montejo realizados, los dos, con talento local. Este Filux -que es la repetición del mismo festival que se efectuó en la Ciudad de México el año pasado, aunado a ciertos proyectos de artistas locales- me recuerda la iniciativa que, en su momento, se planteó hacer el ex alcalde Renán Barrera Concha y que el escaso tiempo de tres años de su gestión no le permitió. Se trata del Festival Internacional de Video Mapping y espectáculos de luz.
Este festival tiene todas las virtudes de los lineamientos de la Agenda 21. Es un concurso. Mérida le ofrece un premio a todos los creadores de mapp y de espectáculos de luz del mundo para iluminar sus edificios del centro histórico. Se seleccionan diez creadores y diseños de luz y se programa un fin de semana para su montaje y presentación en Mérida. Al final se premian tres, primero, segundo y tercer lugares. Los premiados ganan dinero, aumentan su prestigio, donan sus creaciones al ayuntamiento y capacitan a artistas locales para poder mantenerlos y proyectarlos todos los fines de semana, si se desea.
Si este concurso se hiciera cada año, entonces en tres años el Ayuntamiento tendría los derechos reservados de nueve obras lumínicas. Una compra de equipamiento permitirá la sustentabilidad. Espectáculos como el FILUX podrían hacerse cada semana en el centro histórico sin el costo extraordinario que supone. Esto hace que el proyecto sea sustentable, que estabilice su programación y se añada a la riqueza de la ciudad para sus visitantes. Los espectáculos de luces le dan prestigio a las ciudades y añaden belleza y afectos a sus noches llenas de ciudadanos. El modelo que planteaba el ex alcalde Renán Barrera era eficiente, económico, espectacular, sustentable y además, añadía prestigio a la ciudad como ente de planeación cultural. Ojalá que el alcalde Mauricio Vila retome este proyecto en beneficio de todos los meridanos.