Como ya es tradición en esta columna ha llegado el momento de hacer el recuento de las mejores series del año. La lista la conformarán los 10 dramas que, me parece, marcaron al 2018 como uno de los mejores que hemos tenido los televidentes de todo el planeta. Estamos sin duda en una época dorada de la ficción televisiva aunque a pesar de la enorme calidad que cotidianamente desfila ante nuestros ojos, el fantasma de la saturación comienza a sobrevolar a los consumidores de series de televisión por lo que quizá la pregunta con la que deberemos iniciar el 2019 sea la siguiente: ¿con tanto contenido de calidad, hasta donde seremos capaces de mantenernos pegados a la pantalla, qué tanto de nuestro tiempo de vida estaremos dispuestos a invertir en mirar la televisión?.
Pero mientras llega el momento de plantearse una respuesta a tal pregunta, vayamos al listado. He tenido que dejar fuera algunos programas que sin duda pudieron haber aterrizado en los 10 primeros lugares pero que no puedo dejar de mencionar por su enorme calidad o porque se atrevieron a contar historias desde otras perspectivas. Es el caso de Jessica Jones, Malinche, Un Extraño Enemigo, Jack Ryan, The Man on The High Castle, Stranger Things, Perdóname Señor y la fabulosa Waco. Todas con los atributos necesarios para aparecer en cualquier listado que reconozca a lo mejor del 2018. Vamos con las últimas 5 de 10 que, desde mi parecer, pueden considerarse entre las mejores del año…
The Looming Tower (Hulu)
Nuestro tiempo se divide en el antes y el después del 11 de septiembre de 2001. El ataque a las Torres Gemelas trajo consigo una serie de cambios en la geopolítica mundial que siguen siendo determinantes en devenir histórico de la humanidad. Mucho se ha hablado de las consecuencias pero poco se ahondado en las causas, en todo aquello que llevó a un grupo de radicales islámicos a perpetrar el ataque más mortífero que han sufrido los Estados Unidos en toda su historia. The Looming Tower se constituye en una revisión del actuar de las agencias de inteligencia y seguridad norteamericanas en los años previos al ataque. Una serie que cuestiona el accionar de la CIA y el FBI y que desnuda la falta de coordinación entre ambas instancias para detener a la inminente amenaza que representaba Al Qaeda.
Jeff Daniels demuestra que ha encontrado en la televisión al nicho ideal para relanzar su carrera como actor dramático. Interpreta a Jhon O’Neill el jefe de la oficina del FBI en Nueva York quien fue el primero en crear una rama destinada a investigar y a seguir los pasos de Al Qaeda. Le acompaña un extraordinario Tahar Ramin quien interpreta a Ali Soufan, el agente de origen libanés en cuyo libro está sustentada toda la serie, y quien se convirtió en una pieza clave para descubrir el accionar del grupo yihadista. Provista de una narrativa ágil, visualmente demoledora, The Looming Tower es al final un poderoso instrumento de denuncia sobre el comportamiento de los órganos de seguridad de los Estados Unidos y sobre aquello que dejaron de hacer para dar paso a la brutal tragedia neoyorkina.
Westworld (HBO)
Las almas de metal de Westworld continuaron con su travesía para adquirir la identidad y la libertad que sus creadores nunca pensaron que desearían. La serie nuevamente nos lleva a generar interrogantes sobre la responsabilidad del creador sobre su creación, más aún cuando la segunda no solamente se limita a ser un objeto para ser contemplado sino que va desarrollando una conciencia propia, una personalidad única y un deseo por entender la razón por la cual alguien decidió ponerla en el mundo. Claro, hablamos de ciencia ficción en su mejor versión. Westworld es al final un micro cosmos filosófico sobre la tecnología en el futuro y lo que puede suceder si alguien tiene la inteligencia y los recursos económicos para jugar a ser Dios con ella.
Thandie Newton y Evan Rachel Wood inscriben sus nombres en el panteón que recoge a las mejores actuaciones del año. Ambas logran crear personajes con medios distintos para llegar al mismo fin: la emancipación e incluso el dominio sobre quienes consideraron que eran seres inferiores y manipulables. La serie sigue manejando a las diversas líneas temporales como un instrumento más de su espectacular y sorprendente narrativa.
La Casa de Papel (Atresmedia- Netflix)
Uno de los fenómenos del año y quizá de la década. La Casa de Papel empezó como un pequeño drama que se fue haciendo más grande por ese moderno boca a boca que son las redes sociales hasta convertirse en un huracán mediático del que casi nadie pudo salir ileso. Pero estamos ante una serie que ha logrado ser popular por su gran calidad narrativa, la cual no descubre el hilo negro pero que demuestra que los viejos recursos del lenguaje audiovisual para generar tensión dramática siguen estando vigentes cuando son utilizados con pericia y con mucho conocimiento de los mismos.
Los giros de la trama y los cliffhangers abundan a lo largo de guiones escritos con mucha destreza. Pero lo más importante es que los creadores, escritores y actores de La Casa de Papel lograron que el espectador desarrolle una empatía muy particular por los personajes. Bien lo decía El Profesor –el genial Álvaro Morte– cuando inicia el programa: “Vamos a hacer que toda la opinión pública de España desee que tengamos éxito en el atraco”, se quedó corto pues al final todo el mundo terminó deseando que los atracadores salieran, cantando Bella Ciao, triunfantes del intrincado y muy bien planeado asalto que perpetraron en un brillante y antisistémico thriller policíaco.
The Handmaid’s Tale (Hulu)
2018 fue un año muy importante en las luchas feministas del mundo. También ha sido un año en el que la ultra derecha que buscar revertir los logros del feminismo en occidente está resurgiendo peligrosa y exitosamente. Por ello The Handmaid’s Tale es una serie pertinente pues nos advierte sobre las consecuencias que podría traer consigo que los extremistas de la derecha llegaran al poder en sociedades que aparentemente son de avanzada. La segunda temporada del programa que tiene como base el libro de Margaret Atwood, ahonda en el terror desatado en lo que anteriormente fueron los Estados Unidos y que en la ficción se han convertido en el estado cristiano radical conocido como Gilead.
La segunda temporada llevó al extremo la violencia cometida por los gobernantes teocráticos de Gilead en contra de las mujeres, hizo una comparación con las libertades con las que los personajes se encuentran en otros países y nos hundió en la desesperanza de June –Elisabeth Moss, maravillosa y con un rango actoral cada vez más exquisito– por encontrarse atrapada por captores que piensan que están al servicio de un dios bondadoso, benévolo y satisfecho por el orden de las cosas que han implantado. La religión es cuestionada al máximo en cada uno de los capítulos pero también se hace énfasis en la importancia que los derechos humanos tienen en la sociedad y en lo que sucedería si estos son suprimidos por un régimen teocrático y totalitario. Brutal y violenta es también sumamente humana y solidaria, una genialidad.
La Catedral del Mar (Atresmedia – Netflix)
La Catedral del Mar es una historia sobre la fe de un hombre, pero también lo es sobre esa transición de los pequeños estados feudales propios de la Edad Media a las ciudades y al nacimiento de conceptos que hoy son realmente importantes como el país o la ciudadanía. La historia de Arnau Estanyol, es también la de miles de hombres y mujeres que con sus luchas personales se enfrentaron a instituciones que se creían infalibles – como la Inquisición – y lograron abrir, a veces perdiendo la vida, el camino a otras que con el tiempo respetasen al individuo sin importar su cuna, religión o posición social.
Contar la monumental historia de La Catedral del Mar requiere también de una producción de primer nivel, capaz de recrear a la naciente ciudad de Barcelona que comenzaba a convertirse en un punto de referencia en Europa por el aire de libertad que en ella intentaba respirarse. Todo encaja en una historia de amor, de lucha, de entrega y de permanecer fieles los principios sobre los que el personaje principal construye su vida entera que para él es un sinónimo de la Catedral que van levantado los pobladores de la ciudad que mira al mediterráneo.
La serie tiene como base a la obra literaria homónima escrita por Idelfonso Falcones y es no solamente una muestra de la complejidad que ha alcanzado la ficción televisiva en los últimos años, sino que eleva aún más la barra demostrando que la edad de oro que vivimos en la pantalla chica no solamente es producto de la televisión anglosajona, sino que también en España y en otras partes del mundo se han alcanzado niveles de producción y de narrativa que antes se creían exclusivos del poderoso Hollywood. Una serie que engloba como ninguna otra en el año todo lo anterior.