Selección de versos de Manuel Tejada
1
Alguien escucha:
es el recuerdo de un venado.
2
Vuelves, Humberto, cuarenta años después
a esta tierra que no es otra
que la del polvo ensimismado en tu sudor;
aquí las grietas de tu piel
indoloras reclaman
brisa de infancia y de sombra; aquí,
como un golpe desde adentro
emergen recuerdos
al tacto con el hambre.
En las entrañas de la tierra,
entre la piedra que cultivó el agua
habita una verdad.
3
Hay tanto de sedición en mantener fija la mirada.
4
Estas son las brechas de tus ancestros.
(Señalo hacia Opichén).
Por aquí tu padre, Humberto,
te enseñó a escuchar el polvo,
a mirar el silencio, a descifrar
el aroma que las hojas de los árboles
guardan celosas.
Con el hambre sobre el gatillo de tu infancia
todo era cuestión de apaciguar la espera.
Pero creció la incertidumbre.
Y más abajo, corazón adentro,
la rabia.
5
Hay tardes, cuando hablas
que una piedra crece en la ansiedad
del aburrimiento.
En las grutas de tu ser
ronda la real preocupación
sobre la exacta fuerza de tus brazos.
¿Qué pasará cuando no pueda cargar
los cincuenta kilos de mi anhelo?, me preguntas.
¿De qué vivirá este agujero absurdo
más abajo del corazón?
6
Nada. Solo el silencio.