La metateatralidad en “La noche que jamás existió” de Humberto Robles

No dejes de leer esta reflexión escénica firmada por Nelson Cepeda Borba, director de "La noche que jamás existió" de Humberto Robles, que actualmente forma parte de la Temporada Olimpo 2022. ¡Últimas fechas, 22 y 23 de septiembre! Tickets disponibles en tusboletos.mx

Me gusta pensar en la metateatralidad en el teatro isabelino, a partir de lo que Soledad Lagos menciona en su artículo: “La metateatralidad como estética del despojo”. En dicho artículo, descubro a Tobin Nellhaus (historiador y teórico del teatro), quien propone: la metateatralidad puede ser entendida como una metodología para el trabajo de creación escénica, ya que, por una parte, produce una creación, mientras que también, por otra, dota y provee de significado:

“La preocupación de la producción [de las obras metateatrales] generan algo nuevo, una variedad de significados, emociones y sensaciones en una audiencia; se refieren a los efectos que no se puede considerar en el acto de habla y en la performance porque no se realizan a menos que logren algún efecto sobre esa audiencia”.

Podríamos decir, luego de esta breve introducción, que Shakespeare analiza al ser humano en su contexto y lo sitúa como el gran actor dentro de su propia obra, la vida misma. Cada ser humano cumple un rol o un papel en el gran teatro de la vida. Siendo así, puedo percibir que los textos dramatúrgicos y fragmentos de más de 60 obras recopiladas de William Shakespeare y citados en la obra dramática (“La noche que jamás existió” del dramaturgo mexicano Humberto Robles, galardonado con el Premio Nacional de Dramaturgia “Emilio Carballido” 2014), reflejan, ante todo, que lo que están a punto de presenciar los espectadores, puede sucederle a cualquiera de ellos, si es que no les ha sucedido ya. Por ejemplo:

Elizabeth I Conozco el Amor que me profesa el muy leal pueblo de Inglaterra… Pero no sé nada de ese Amor que es el amanecer y el ocaso de todas las historias… No del Amor que hay entre dos personas… Aquél por el que las doncellas suspiran y por el que los gentiles hombres arriesgan su vida… Ese que cantan juglares y trovadores… Decidme con vuestras palabras de poeta y representad con vuestro arte de actor, ¿qué es eso que todos persiguen? ¿Qué es aquello que todos desesperadamente anhelan? ¿Qué es eso que hombres y mujeres ansían? ¿Qué es lo que no distingue y cual peste azota a nobles y plebeyos, dioses y vestales, sátrapas y emperatrices?

William Shakespeare: El Amor es… ¡Es él mismo… inexplicable… indescifrable! El Amor… ¡el Amor no tiene manera de ser descrito o explicado… no son suficientes las palabras, majestad, no alcanzan para desvelar esa emoción…! Solamente puede ser vivido… sentido.

La noche que jamás existió/Humberto Robles: El Amor es… ¡Es él mismo… inexplicable… indescifrable!

Los fragmentos citados, sin duda son tan universales que dependiendo del contexto donde sean representados, tomarán mayor o menor relevancia. Al menos para mí, que estoy pensando y escribiendo en este momento, sin dejar de pensar en mi ciudad (Mérida) y estado (Yucatán). Algunas de las características antes mencionadas, no son más que un juego de simulación y complejidades del ser humano, que William Shakespeare y Humberto Robles, a mi parecer, conocen muy bien.

Al adentrarme en el mundo de la metateatralidad en las obras de William Shakespeare y la particular forma de percibirlas por Humberto Robles, puedo concluir que ambos desarrollan personajes que nos muestran tal y como somos en realidad, nos quitan la venda de los ojos… asimismo puedo precisar que la vida misma es un teatro, partiendo de que, para cada situación tenemos una forma de actuar o comportarnos.

Interpretamos diversos papeles a lo largo del día y de nuestra existencia, en un mundo como escenario, dónde la realidad supera a la ficción. Para prueba de ello, qué mejor ejemplo que nuestros políticos mexicanos o creer en un Dios salvador y que en su nombre seamos capaces de quemar a un hombre vivo o juzgar al otro por amar libremente, aunque las leyes muchas veces opinen lo contrario.

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