Bedrich Smetana, Franz Liszt y Franz Schubert, compositores del romanticismo decimonónico, nacidos en el Este europeo y la zona Eslava, una de las regiones más fecundas de la música, son los protagonistas del segundo programa de la temporada 41 de la Orquesta Sinfónica de Yucatán. Luis Manuel Sánchez, uno de los talentos mexicanos de la actualidad, será el director huésped del programa de este fin de semana, que incluirá tres obras infaltables del repertorio sinfónico: El Moldava de Smetana (1824-1884), Los Preludios de Liszt (1811-1886) y la Sinfonía No. 5 de Schubert (1797 – 1828).
Los días viernes 2 y domingo 4 de febrero a las 20 y 12 horas, respectivamente, la orquesta yucateca interpretará este atractivo repertorio en el Palacio de la Música, que forma parte de la temporada enero-junio 2024, diseñada en ocasión del 20 aniversario de actividades artísticas. El director invitado ganó en 2019 el primer lugar del Concurso de Dirección Bilbao Musiká de España, año en que fue nominado al Grammy Latino por su labor como director de la Banda Sinfónica de la Facultad de Música de la UNAM. Es actual titular artístico de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes.
Además de las orquestas del país como la Filarmónica de la UNAM, la de Cámara de Bellas Artes, Sinfónica del Estado de México y Filarmónica de la Ciudad de México, también ha sido invitado a dirigir Northern Arizona University Wind Symphony y Dartmouth College Wind Ensemble en EU, la Banda Sinfónica de Las Palmas de Gran Canaria y Banda Sinfónica Municipal de Bilbao en España.
A propósito del Bicentenario de nacimiento del compositor checo Bedrich Smetana, nacido el 2 de marzo de 1824, la OSY interpretará El Moldava, nombre del principal río de su país y la más famosa de sus composiciones, tanto que el autor es llamado el “padre de la música checa”. Así, la OSY evocará en casi 15 minutos el afluente de 430 kilómetros que baña el territorio checo, “El Moldava”, obra que forma parte del ciclo de seis poemas sinfónicos creados entre 1874 y 1879 con el título de “Mi patria”, que exalta las virtudes, paisajes, historias y leyendas del lugar de nacimiento, la región de Bohemia.
El Moldava describe musicalmente el flujo del río checo, desde su nacimiento en las montañas, su camino entre los bosques y su paso por una aldea donde se celebra una boda típica, sin faltar el paisaje de luna y las siluetas de los castillos viejos, hasta desembocar en el Elba. Con esta composición, Smetana desplegó un dominio y conocimiento de la escritura orquestal y quiso venerar la naturaleza checa como parte inseparable y hermosa de la vida de su patria. Durante años, los tonos de El Moldava dieron la bienvenida a los pasajeros que llegaban a Praga a bordo de los aviones de las aerolíneas checas. Incluso, radiodifusoras de ese país utilizan la obra como música de identificación.
La siguiente pieza, Los Preludios de Liszt, constituye un poema sinfónico inspirado en los versos de Alfonse-Marie de Lamartine (1790-1869), uno de los más destacados poetas del Romanticismo francés, en cuyas obras, sin grandes innovaciones formales, desarrolló como tema los más intensos sentimientos personales en un registro lírico. Liszt siguió la secuencia de estados de ánimo: en el inicio, acordes y arpegios pizzicato con las cuerdas y el arpa para sugerir la llamada del poeta a su musa con la lira; luego el canto amoroso, tranquilo y pastoral, sin faltar una brillante coda, un final de estruendo musical, de antología. De este modo, el compositor creó un poema musical paralelo.
De los 13 poemas sinfónicos de Liszt, el más famosos son Los Preludios, estrenada hace 170 años, es decir, el 23 de febrero de 1854 en Weimar, cuya fanfarria, la marcha final, fue posteriormente utilizada en la Segunda Guerra Mundial. La OSY cerrará de manera brillante su presentación con la Sinfonía No. 5 de Schubert, la cual está escrita para una dotación orquestal más reducida, sin clarinetes, trompetas, trombones y timbales, lo que no le resta calidad, al contrario, está señalada como una de las obras más populares del catálogo del compositor.
A pesar de su aparente sencillez, la obra de Schubert refleja su propio pensamiento sinfónico con marcada influencia de Haydn, Mozart y Beethoven, proceso creativo que habría de culminar años más tarde con su majestuosa Novena Sinfonía en Do, terminada en 1828, siete meses antes de su muerte. La obra del autor austriaco fue estrenada el mismo año de su composición, 1816, en el Schottenhof de Viena, en concierto privado. Sin embargo, el estreno público de la sinfonía tardó mucho, en 1873 en el Crystal Palace de Londres, o sea 45 años después de la muerte del músico austriaco.
Los boletos para los conciertos de este viernes y domingo (300 pesos) están disponibles en la recepción del Palacio de la música o mediante la página web www.sinfonicadeyucatan.com.mx